Jean Luc Ayoun
ORIONIS
8 febrero 2007
Recibid,
queridos niños de la unidad que sois, toda mi gratitud por recibirme en este
espacio para impulsar vuestra alma, impulsar vuestro cuerpo e impulsar vuestro
espíritu hacia más autenticidad, hacia más unidad, hacia más Luz. Me presento:
algunos de vosotros históricamente me han llamado Melquizedec, el Anciano de
los Días. Sobre un plano más etéreo, que es aquél al que he dedicado mis vidas,
independientemente de mis pasajes en esta humanidad terrestre, el nombre
consagrado que yo llevo es el de Orionis. Corresponde a mi origen primero
estelar que corresponde a las Oriónidas. Yo soy el que es llamado regente
planetario porque estoy encargado desde hace ahora, más de cincuenta mil de
vuestros años de la Tierra de superficie, del futuro de vuestra humanidad. Yo
no sustituyo en nada a aquél que es el hijo de Dios que vosotros habéis llamado
el Cristo. Mi papel sería más el de un supervisor y un orientador que ha
permitido la emergencia de esta dimensión en la que habéis vivido desde tanto y
tanto tiempo, esta dimensión tercera.
Mi venida ha estado preparada a través
de este canal desde hace muchos días para poneros frente a la realidad de la
unidad que viene hacia vosotros, que vosotros llamáis ahora en vuestro tiempo
terrestre, la ascensión y que se llamó apocalipsis en otros tiempos. Es
importante comprender, aceptar, aunque no lo comprendéis que los humanos que se
han sucedido en la superficie de esta tierra han tenido que afrontar todos,
superar, transcender una transformación que ocurre de manera cíclica que ha
permitido la extinción visible de lo que vosotros llamáis el reino de los
gigantes, que ha hecho posible el pasaje de tercera a quinta de los seres no
humanoides que participan en la vida de la intra-tierra hoy, que son los
delfinoides. La vida es una, múltiple en sus manifestaciones pero múltiple
también en sus dimensiones.
Hoy hay necesidad de comprender y
aceptar, si no comprendéis, que el fin de un ciclo está activado. Los signos,
las señales, los estigmas son muchísimos. Que aquél que tenga ojos vea, que
aquél que tenga orejas oiga, que aquél que siente sienta, vuestros simples
sentidos humanos os permiten hoy, percibir esta gran transición y estas grandes
transformaciones que ocurren y que ocurrirán en un futuro muy próximo, para la
humanidad total y para este sistema solar en su totalidad. Hay necesidad de
estar alineado, hay necesidad de estar unificado, hay necesidad de estar
reunificado para poder acceder libremente a vuestra dimensión, no original,
sino a vuestra dimensión de Luz que os ha sido ocultada, escondida por, yo
diría, gracias o a causa, según vuestras vidas, a un artificio evolutivo que ha
permitido el nacimiento de esta tercera dimensión en la que vivís ahora desde
hace más de cincuenta mil años.
Otros seres han pasado por aquí y os
acompañan hoy en tanto que pequeños hermanos, en la intra-Tierra o en lo que
llamáis la extra-Tierra pero siempre en la misma dimensión hacia vuestro
futuro. Son muchísimos. En primer lugar están vuestros hermanos y hermanas,
vuestras razas asociadas que están en la intra-Tierra que tienen la
particularidad de vivir en quinta dimensión habiendo hecho un sacrificio de un
cuerpo que pertenece todavía a la tercera dimensión. Tenéis muchos ángeles que
se han llamado en las escrituras los Ángeles del Señor, seres que vienen de una
constelación muy lejana en espacio/tiempo pero muy próxima por los portales
intra-terrestres, llamada Vega de Lira. Tenéis muchas formas de vida
evolucionando desde la quinta hasta la undécima dimensión, que están aquí para
facilitar el proceso ascensional de cada alma en particular, si tal es su
deseo, pero también del total de este planeta y de este sistema solar.
La experiencia dimensional del hombre
ha sido necesaria, como etapa de retorno a la Unidad, como etapa de maduración,
como etapa de madurez. Hoy os corresponde, si no comprendéis, aceptar con un
corazón abierto, la posibilidad de retorno a la unidad porque nunca habéis
cesado de ser niños de la unidad, niños del único y seres de Luz. Solo los
artificios de la precipitación en la encarnación han permitido la existencia de
algunas leyes temporales, perfectamente estudiadas, perfectamente analizadas y
perfectamente comprendidas por algunos movimientos o algunas religiones (en
particular orientales) pero hoy como decía el hijo de Dios en su pasaje en
encarnación, se os pide poner vuestro Espíritu en las manos del Padre, poner
vuestro Espíritu en manos de la Luz, dirigiros hacia vuestra heredad que merecéis,
hacia vuestra Luz interior. Se os pide dejar desvanecerse, dejar morir lo que
ya no tiene lugar de ser, lo que no tendrá lugar de ser en poco tiempo. No se
os pide abandonar totalmente, salvo si vuestra consciencia os lo dice, vuestras
vidas, pero prepararos a la eventualidad de esto en un futuro próximo en
términos de tiempo terrestre. Os corresponde como ser liberado y sobre todo sin
ninguna dependencia afectiva, sin ninguna dependencia social o bajo ningún
contratiempo, no hacer elecciones que serian contrarias a la voluntad de
vuestro ser interior, de ese ser de Luz que jamás habéis dejado de ser.
Por eso he venido a anunciaros un
periodo extremadamente próximo que es ese que podríais llamar una ventana
espacio-temporal, es un término que parece un poco pomposo pero es de esto de
lo que se trata, que corresponde a la activación, de manera un poco más
potente, fuerte, de la dimensión quinta en vuestra tercera dimensión. Porque conviene
comprender que el fenómeno de transición necesita anclarse a través de los
portales intra-terrestres, a través también de los vórtices de energía que
recorren la superficie de este planeta, de encontrar los puntos de anclaje para
permitir la ascensión dimensional del total de aquellos que desearán encontrar
su unidad primera. Por eso no puedo ser el guía de uno de vosotros o de algunos
de vosotros y no puedo más que asistir al conjunto del sistema solar en esta
ascensión, pero muchas son las formas y las Luces que os acompañan en este
camino de transformación. Guardad esto presente en la memoria, aunque no debéis
considerar que esto no es más que un sueño por el momento, como una
eventualidad posible, como alguna cosa que debe existir. Continuad haciendo lo
que os dicte vuestra conciencia, no luchéis contra vuestra conciencia, si
vuestra conciencia os dice que continuéis lo que debéis hacer, hacedlo, si
vuestra conciencia os dice como decía el hijo del hombre, que le sigáis,
seguidle.
Las reglas que habéis creado, que han
permitido la elaboración de esta tercera dimensión con sus sombras, con sus
Luces, es un proceso que llega al final de ruta, no hay ya más ruta para esta
dimensión, no hay más camino para esta humanidad en tercera, el camino se
termina pero para dejar sitio a una nueva ruta mucho más luminosa que os hará
salir de la experiencia de la tercera dimensión para entrar de lleno en la
dimensión de vuestra Divinidad. Es por eso que se os pide, en vuestra alma y
conciencia, guardar en alguna parte un rincón de vuestro espíritu, la
posibilidad de que la Luz esté pronto aquí. Esto viene de camino, estad
seguros, esto no será absolutamente en ningún otro momento que en este periodo
que en el que vivís, durante los pocos años que os acercan al vencimiento.
Este plazo no es un final, es el
comienzo. Este vencimiento no significa un desgarro sino un desvelamiento. Esta
experiencia nueva no será más una experiencia, será el fin de la experiencia
tal como yo lo he querido en un momento preciso de la historia de esta
humanidad pero el hijo del hombre os ha prometido la liberación, os ha dicho
“vosotros estáis en este mundo, pero no sois de este mundo”. Es el gran tiempo
de encontrar ahora vuestra Divinidad, vuestra totalidad, vuestra unidad, la
realidad del niño de Luz que sois. Es tiempo de dejar morir lo que no pertenece
a vuestra realidad de Luz. Os corresponde elegir como entidad libre, en
conocimiento de causa, porque vosotros no seréis pillados desprevenidos.
Incluso el ser que jamás ha deseado ver la Luz tendrá la elección, en el
momento oportuno, de elegir con toda libertad su camino, de continuar en la
ruta de la experiencia, o de ir hacia el camino de la unidad. Por eso, nada de
juicios. La transformación no es una pequeña muerte es una gran muerte y esta
gran muerte no es un juicio, es libertad, es la vía hacia la autenticidad, vía
hacia la felicidad, vía hacia la unidad y os corresponde elegir.
He aquí, que este periodo comienza
durante las fechas del 20 al 27 de febrero. Durante una semana completa, muchas
puertas se van abrir, muchas comunicaciones van a ser posibles pero
evidentemente, las fuerzas de resistencia todavía presentes intentarán limitar,
a escala del planeta, ese impacto de la Luz auténtica en vuestra dimensión.
Esto se traducirá por algunos desarreglos individuales, colectivos, planetarios,
a los que no conviene dar importancia más que la necesaria. Id más allá de la prueba, id más allá la
apariencia para encontrar vuestra Divinidad de la unidad que sois para preparar
el retorno a la unidad, para preparar el retorno a vuestra Divinidad. Solo
debéis ver la Luz, no debéis juzgar lo que ocurrirá en torno a vosotros o en el
planeta. Encontrar la Divinidad y la unidad necesarias requiere la ausencia de
juicio pero a pesar del discernimiento, a pesar de la decisión, a pesar de la
afirmación, quiero decir simplemente no condenar a aquellos que no hacen las
mismas elecciones que vosotros porque esa es su libertad inalienable de alma,
porque esa es su voluntad. Ningún elemento debe perturbar de una manera o de
otra esta ventana espacio-temporal que se abre en vosotros durante esta semana,
en un periodo de retorno temporal a la unidad, un periodo de revelación, de
desvelamiento y de comprensión y en cualquier caso, al mínimo de aceptación de
vuestra Divinidad interior y de vuestra Divinidad unitaria.
Deseaba deciros queridos hermanos,
queridas hermanas de Luz auténtica, las cosas maravillosas, las cosas
transcendentes que vienen hacia vosotros que tienen verdaderamente la
posibilidad de transformar vuestro camino si tal es vuestro deseo, si tal es
vuestra capacidad. Recibid mi bendición clara y aclaratoria. Ahora voy a dejar
el sitio a la que vosotros llamáis María, madre de Dios, para la transmisión de
la energía de los tres corazones. Bien a vosotros queridos hermanos, sed
bendecidos, estad unidos.
Original en francés.
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Traducción: Susana Milán
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