CRISTO
24 mayo 2007
Yo os saludo y yo os bendigo,
queridos hijos, queridos hermanos en Humanidad. Vengo a vosotros para
tranquilizaros, para bendecir vuestra Divinidad, vuestra Unidad y vuestro
camino de Verdad, en este espacio sagrado de vuestra Tierra, en vuestro espacio
sagrado que es ese momento tan esperado en vuestro planeta. Amados hermanos,
amados hijos, os saludo, yo que he llevado esta Tierra hace dos mil años, yo
que he sacrificado mi encarnación para permitir a este planeta ascender hacia
su sacralidad. Vengo a vosotros hoy en este instante bendito, en este instante
que precede un poco, a un periodo importante de este planeta. En efecto, dentro
de unos días vais a vivir y experimentar la totalidad del descenso del
Espíritu, en vuestros cuerpos, en vuestros espíritus, en vuestras almas, para
preparar un fenómeno descrito por muchos médiums, muchos inspirados en este
planeta, hace ahora más de veinte años. Este proceso que muchos han llamado
ascensión es un proceso que se pone en acción este año tan particular.
Os corresponde hoy más que nunca,
encontrar vuestra Unidad, encontrar vuestra Unidad fundamental para permitir a
vuestro ser, en su totalidad, preparar el fenómeno ascensional que viviréis
durante este periodo bendecido y tan querido de la Navidad de este año. En
efecto el Padre, en su gran mansedumbre, va a volver a colocar de su mano, de
su Aliento, de su Espíritu, las posiciones de los planetas alrededor del sol.
Vais a vivir momentos inéditos, vais a vivir momentos de gran poder en el
corazón, momentos de reencuentros, debería decir que van a permitiros
reintegrar vuestra Unidad primera, reintegrar vuestra conexión a la Fuente,
vuestra conexión al Padre y vuestra reconexión, evidentemente a mí mismo.
Queridos niños, una gran difusión, una gran audiencia deberá hacerse para estas
palabras que os anuncio en este día que precede ese día de Pentecostés.
Os corresponde irradiar. Os incumbe,
hoy más que nunca, hacer el esfuerzo de encontrar vuestra Divinidad para
permitir a la totalidad de vuestro ser escapar a los condicionamientos que, lo
son desde hace ahora, miles y miles de años. Os concierne despojaros de todo lo
que es un obstáculo a vuestra Divinidad, de todo lo que es resistencia al
retorno de la Unidad. No veáis en los acontecimientos exteriores, cualquiera
que sea la duración de estos acontecimientos, algo que es duro, en vuestro
interior. Cuantas menos resistencias haya, más fácil será el camino, más fácil
será pasar por el ojo de la aguja si os despojáis de lo que no es vosotros, si
os despojáis de lo que es un obstáculo a vuestra Divinidad. No os corresponde
sufrir más, no os concierne resistiros más a la Divinidad. A través de vuestro
ego, a través de vuestra personalidad, habéis construido a lo largo de vuestras
vidas, ciertos obstáculos a la Divinidad. En alguna parte en vuestra esencia,
queda en un rincón, la promesa de retorno a la Unidad. El día del retorno a la
Unidad se aproxima a grandes pasos ahora, estad seguros.
Me corresponde en este día bendito,
anunciaros el retorno a la Unidad, me concierne en este día bendito,
confortaros en vuestra Divinidad, confortaros en vuestra esencialidad. Es
innegable que el esfuerzo a hacer es no resistir, que el esfuerzo a hacer es
acoger con los brazos abiertos a la Divinidad que viene hacia vosotros,
festejar esto como los reencuentros, como un hijo que reencontrara a su padre
después de haber experimentado ciertas cosas, muy lejos del hogar. La hora de
volver al hogar ha llegado ahora. En estos tiempos reducidos que os quedan
ahora por cumplir se os pide insistentemente recorrer con ligereza el camino en
el interior de vuestro ser, cualquiera que sea la dureza de vuestro exterior.
En efecto, la Tierra en este periodo de sacralización, sustenta a humanos que
rechazan la mayoría, desgraciadamente, esta sacralización. Os concierne
iluminar a vuestros hermanos en humanidad. Os concierne irradiar este amor que
os habita, irradiar la Divinidad que va a ser vuestra en los próximos días,
para que un máximo de vuestros hermanos y hermanas pueda acceder a esta
dimensión nueva que estará aquí, no lo dudéis más, hacia el fin de este año.
Queridos hermanos y hermanas en humanidad, yo soy con vosotros desde toda la
eternidad, yo soy en vuestro corazón, yo soy en vuestras células, yo soy en
vuestro Espíritu porque ese es mi destino y ese es también, el vuestro.
En estos días benditos, os
corresponde despojaros de todo lo que no es vosotros, de vuestra ilusión de
vuestra personalidad, despojaros también de las enfermedades que os sobrecargan,
que os impiden acceder a la luminiscencia total del ser que sois. La enfermedad
ya no tiene recorrido, la enfermedad no existe ya para aquellos que miran al Padre
directo a los ojos. Aquellos que reciben mi presencia en su ser no pueden ya
presentar esta ilusión de la sombra y de la enfermedad. Hoy os conviene
aligerar vuestros sufrimientos aligerando vuestra personalidad. Os corresponde
hoy encontrar el camino de la Unidad y dejar infundir en vosotros la Luz del
espíritu, esa que os permitirá, estad seguros, ser uno a uno llamados al seno
de la Luz y acompañar esa maravillosa nave que es vuestra Tierra, que es
nuestra Tierra, hacia un porvenir glorioso, hacia un futuro radiante donde la
sombra ya no es, donde la división no es, donde todo está en alegría, donde
todo no es más que belleza, donde todo no es sino transparencia e
impermanencia.
Queridos niños, yo os hago la
promesa que en estos tiempos benditos, la hora de la liberación del sufrimiento
ha sonado al fin. Ésta se evidencia a grandes pasos a condición de que vosotros
no hagáis nada por retenerla, a condición de que vosotros abráis totalmente
vuestro corazón y vuestro Espíritu a la totalidad de la Divinidad que sois
vosotros. Conviene por eso, abandonar los juegos estériles de la división, de echar
la mirada de oprobio de unos sobre los otros, de echar la mirada hacia otros
sin amor, que han sido vuestros juegos en la experiencia de vida de tercera
dimensión y que conviene hoy, superarlos totalmente, a la Luz de la Divinidad,
a la Luz de la Unidad. Es muy importante hoy, que vosotros difundáis estas
palabras, mis niños. La Luz se revela en este fin de año. La Luz total ya no
permite que la sombra venga a mancillar vuestros cuerpos, ni venga a mancillar
la Tierra. Un mundo de Luz sin fin se os ha prometido, un mundo de Luz sin
división os es por fin accesible. Os corresponde irradiar esta promesa que os
hago en este día, transmitirlo a todo ser al que os aproximéis, mediante el
silencio, la mirada, la palabra, mediante el contacto o por el pensamiento,
esta energía de la Divinidad que viene, esta energía en la perennidad, esta
energía de la Divinidad que es Luz eterna, Luz creadora, Luz que vosotros
llamáis de quinta dimensión.
Esta quinta dimensión tan esperada
para algunos, tan temida por otros, viene hacia vosotros en un plazo de tiempo
que nadie puede transgredir, que nadie puede eclipsar, que nadie puede
desplazar. Así lo ha decidido el Padre para el bienestar de su humanidad, para
el bienestar de la vida, para el bienestar de la Luz, para el bienestar de la
Divinidad y el acceso de todos estos parámetros a otra dimensión, a una dimensión
elevada donde la sombra, yo lo repito, no tiene espacio. Queridos niños, como
decía durante mi vida, id a anunciar la buena nueva: la sacralización del
planeta, la ascensión dimensional del planeta y de los seres que lo quieren
está de camino en una fecha que no puede ser cambiada, en una fecha que es fija
porque esa es la voluntad del Padre. Os corresponde de ahora en adelante, en
los tiempos que os separan de esta ascensión, despojaros lo repito una vez más,
de todo lo que no sois vosotros: de vuestras sombras, vuestras enfermedades,
vuestras ataduras. Os conviene encontraros a vosotros mismos, frente a vosotros
mismos, frente a la Luz que sois. Vosotros sois Luz desde toda la eternidad y
vais a despertar en vosotros esta Luz que la experiencia de la encarnación ha
alejado de vosotros. Queridos niños, anunciad la palabra y sobre todo irradiad,
irradiad esto en torno a vosotros.
Paz a vosotros, queridos niños, sed
Luz, sed Unidad. Yo os transmito mi paz. Sed los embajadores de mi paz. Sed los
embajadores de mi amor, sed paz, si lo queréis. En lo que concierne a este
proceso que os he anunciado en este día bendito, deseo ir más adelante si
vuestras preguntas se refieren a este proceso.
Pregunta:
¿podría hablarnos de los reagrupamientos, de las reuniones y del periodo de 3
días?
Los periodos de reagrupamiento
vendrán después de este periodo ascensional, después de ese gran cambio. Los
tres días corresponden probablemente a este periodo ascensional de cambio de
lugar planetario. Esto sobreviene. Tendréis las más amplias informaciones, como
se ha dicho en muchas ocasiones, por muchas entidades de Luz sobre este
planeta. Mi madre se dirigirá a vosotros, a cada uno de vosotros personalmente
para deciros: “estad preparados, la hora del Señor está aquí”. Seréis avisados
individualmente, personalmente y colectivamente por mi madre setenta y dos
horas antes del periodo.
Pregunta:
¿qué convendrá hacer durante estos tres días?
Esto será desarrollado en ese
momento. Lo más importante es no proyectaros en esos tres días, no proyectaros
en ese balanceo importante sino preparar este acontecimiento igual que se
prepara un aniversario, una fecha importante, mucho tiempo antes, haciendo de
forma que la fiesta sea perfecta. Para esto conviene hacer la limpieza en el
interior de vosotros, mirar lo que no ha sido resuelto. ¿Cuáles son las
ataduras que animan todavía vuestra alma? Y encontrar los medios, a través de
la certeza de la Luz, a través de la certeza de mi amor y del Padre, de vuestra
Divinidad. A medida que acojáis vuestra Divinidad, y solamente esto, el trabajo
de las últimas resistencias quedará hecho.
Pregunta :
¿seremos ayudados por nuestros hermanos de la intra y extra Tierra ?
Evidentemente. Van a ocurrir muchos
acontecimientos. Os han anunciado la presencia de vuestros hermanos del espacio
y de la intra Tierra. Esta revelación se va a hacer de manera brutal durante el
verano. Muchos de los fenómenos serán vistos, oídos y claramente identificados.
Pregunta:
¿La oración es esencial?
Para aquellos que creen en la
oración, la oración del corazón es esencial. Pero cuando hablo de alineamiento
y de mirar al interior es y un acto de oración, evidentemente. Si tenéis
necesidad de ponerle nombres para mirar hacia el interior, a vuestra Esencia,
hacia la interioridad, entonces emplead las palabras, sean las que sean,
cualquiera que sea la lengua. Lo importante es el proceso de la consciencia que
se vuelve hacia la interioridad, hacia las modificaciones que están a punto de
ascender hacia vuestros seres, hacia esa subida vibratoria de vuestras células,
de vuestros átomos. Sólo esto debe estar en el primer plano de vuestra
evolución.
Pregunta: ¿algunos
han ascendido ya?
El fenómeno ascensional, querida
alma, es un proceso al que nadie de vosotros puede acercarse. Se trata de lo
que se podría llamar, de alguna forma, una “pequeña muerte”, como el proceso
que precede al fenómeno que llamáis “salida fuera del cuerpo” donde todas las
referencias se confunden, donde el exterior no existe más, donde una poderosa
sensación de aspiración se produce y donde alguna cosa sale de algo,
comparable, efectivamente al proceso de ascensión pero acompañado no de miedo
sino de una gran alegría, de un gran estallido de la Luz, de un gran
resplandor. Esto no corresponde a los procesos que vosotros habéis podido
experimentar hasta ahora. Es un proceso muy nuevo, que atañe para la mayoría de
seres humanos encarnados, a un proceso que no han vivido nunca. Yo preciso que
este proceso es perfectamente natural a partir del momento en que vosotros
habéis limpiado vuestro interior. A partir del momento en que no hay más
resistencias, a partir del momento en que está la certeza de vuestra Divinidad,
de vuestra Unidad fundamental, no puede haber miedo. No puede haber más que
apertura, aceptación y ascensión.
Pregunta:
¿podéis ayudarnos a superar estos miedos y estas ataduras?
El trabajo que debe hacerse es un
trabajo personal interior. Evidentemente seréis ayudados por la elevación
vibratoria que está aquí desde ahora. Evidentemente se os ha otorgado el tener
esa mirada interior con muchas facilidades. Esta es una ayuda constante proporcionada
por los hermanos y hermanas de la intra Tierra pero también de la extra Tierra.
Es importante dejar que la vibración os invada. Esta debe hacerse vosotros.
Vosotros debéis haceros esta vibración, esta Unidad porque es la vibración de
la Fuente que penetra en vosotros de ahora en adelante. No hay trabajo en el
sentido intelectual. He dicho que se trataba de dejar caer las resistencias. Se
trataba de crecer en Luz, de crecer en vibraciones, de crecer en irradiaciones.
Todo lo que deis a vuestros hermanos y hermanas os será devuelto centuplicado
tal como yo os había anunciado ya. Irradiad, dad este amor, esta Luz y esta
vibración y vuestro interior se iluminará. Vosotros no tenéis ninguna necesidad
de arrojaros sobre vuestros miedos. No tenéis ninguna necesidad de desmenuzar
intelectualmente cuales son las resistencias que hay en vosotros. Estas
resistencias se revelarán ante vuestro trabajo de Luz. Entonces, irradiad, aportad vuestra
bendición por la palabra, por el silencio, el gesto por la oración, por la
presencia simplemente. Contentaros con emitir esa vibración cada vez más y
vuestro interior se iluminará.
Queridos hermanos y hermanas en
humanidad, voy ahora a dejaros y os pido encarecidamente que paséis mi
vibración a cualquier ser, por todos los medios puestos a vuestra disposición.
Yo os aporto mi bendición. Sed bendecidos. Os amo y estoy con vosotros.
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Traducción: Susana Milan
http://mensajes-del-espiritu.blogspot.com
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