Jean Luc Ayoun
AA. MIGUEL
2 de Octubre del 2005
Bienvenida a ustedes queridas almas
de Luz e hijo de Luz. Yo soy Miguel, Príncipe y Regente de las milicias
celestiales. Vengo aquí a traerles mi protección, mi sagrado manto azul de
protección que les permitirá de dar cara, a lo que lamentablemente viene sobre
esta Tierra y que es una gran purificación de este espacio de vida que llaman
la Tierra. Sin embargo un gran número de almas no son ya dignas de pisar su
suelo que está en vía de sacralización. En efecto dentro de los algunos años que restan antes del pasaje
y el advenimiento del nuevo flujo fotónico de Luz, tenemos que entender que
muchas almas deben ser regeneradas en otra parte a fin de poder, un día renacer
en una nueva dimensión completamente limpia de todas sus faltas.
Así, en cada época que se acaba y
por una duración por el momento indeterminada, van a deber afrontar, como
colectividad humana, a un cierto número de elementos, a un cierto número de
eventos, a un cierto número de purificaciones y de regeneraciones. Conviene en
esto alinearse con vuestra Fuente última, de entender que son hijos de Luz,
Fuente de Luz y no desviarse de esta actitud de conexión y de crianza. En
efecto los elementos van muy próximamente sobre el suelo de este planeta a
entrar en efervescencia, en manifestación violenta con el fin de traer a la
conciencia de las almas que permanecerán en este planeta, los errores que se
han hecho aquí desde hace mucho tiempo sobre el suelo de este planeta y que han
desencadenado un regreso de estas fuerzas.
Porque estén seguros de que todo lo que emiten hacia el exterior les
regresa amplificado. Y esto que los hombres a nivel colectivo han emitido hacia
el exterior (esta polución, esta distorsión de las Leyes Divinas) va a entrañar
un regreso de golpe, un regreso sobre ella misma de lo que ha emitido hacia el
exterior.
Los diferentes elementos se
conjugan de aquí en adelante para
purificar, regenerar ciertos sitios. Las almas sacrificadas, las almas
sacrificiales que aceptan hacer este viaje de grupo para permitir a aquellos
restantes tomar conciencia, son bienvenidos en los planos los más altos durante
su partida. Tenemos que entender que ahora ya no es tiempo de detener el brazo
de la justicia Divina, del justo retorno de las cosas a su equilibrio. Es
necesario ahora, para aquellos que tienen suficiente lucidez, de estar en un
estado de alineación con su ser interior, de estar centrados y de permanecer
centrados cualesquiera que sean los eventos que puedan ver, oír, sentir y
experimentar.
Estos eventos son una vez más
necesarios ante los errores y los engaños de esta humanidad en peligro que ha
desviado voluntariamente las leyes Divinas, impulsados por esto y en esto por
ciertas almas distorsionadas que han sabido derivar en su beneficio las riquezas
de este planeta. Es necesario, queridas almas que son hijos de Luz, hijos de la
Fuente, de permanecer centrados en permanencia y de no dejarse habitar por la
duda o la fealdad de lo que les será mostrado por esto que ustedes llaman
“medios de comunicación”.
En ningún caso deben dudar de la
realidad de los mundos multidimensionales que les son prometidos. En ningún
caso deben dudar de la intervención de la Santa Trinidad, en cada minuto de
vuestra vida. Y sobre todo en el momento oportuno, estarán total y enteramente
protegidos a condición de que permanezcan centrados sobre vuestra Unidad
Divina, sobre vuestra Unidad de Fuente e independientemente de los elementos que
están a la obra. Deben comprender
queridas almas que no es ya tiempo de tergiversar, de esperar, de dejar para
mañana lo que es urgente de hacer hoy es decir recobrar totalmente vuestra
Divinidad, vuestra Esencia, vuestra Fuente de lo que son. Hay en este elemento
que vengo a darles la urgencia última de conectarse a fin de ser verdaderamente
ustedes mismos, a fin de estar totalmente de acuerdo con lo que son. Es
necesario también, en estos momentos que vienen, de mantener calma, serenidad. Lo
repito: todas las ayudas les serán dadas. Solo el miedo será capaz de hacerlos
desviarse, de dudar, o incluso tropezar y la vida no obstante continuará ya que
la vida es siempre la más fuerte, ya que la vida es Una.
La vida es Unidad. La vida es
Divinidad y nada puede impedir el potencial de expansión infinita de la vida.
Es necesario no obstante participar en esta vida, de continuar para vivir una
vida auténtica, simple y humilde, cualquiera que sea vuestra posición,
cualesquiera que sean vuestras actividades, continúenlas a partir del momento
donde ellas se sitúan en la justicia y en la aplicación de la Leyes Divinas de
fraternidad, de humildad y de sinceridad.
Traducción: Odilia Rivera