ADVERTENCIA

Nada de lo que leas, sin importar dónde está escrito,

nada de lo que escuches, sin importar quien lo dijo,

nada debes aceptar sin previo discernimiento y tú mismo debes decidir su veracidad.

Consúltale a tu corazón que él nunca se equivoca.

Discernimiento: Criterio o capacidad de distinguir los elementos que están implicados en una cuestión, como se relacionan entre sí como se afectan los unos con los otros y como cada uno de ellos incide en el conjunto.

sábado, 5 de noviembre de 2005

5 de Noviembre 2005 MARIA Autres Dimensions

Jean Luc Ayoun
MARÍA
5 noviembre 2005

Yo soy María, Reina de los Cielos y de la Tierra. Bienvenida a vosotros queridos niños. Yo estoy aquí obviamente para daros todo mi amor y mi bendición de Madre eterna. En estos momento que viven en la Tierra, vienen momentos extremadamente problemáticos que conciernen ante todo a la conciencia humana y su falta de humanidad y su falta de amor, y su falta de resurgimiento.  Por eso, lo que pasa con los elementos un poco por todas partes en este planeta, ilustra perfectamente lo que pasa en la conciencia humana. En esta humanidad, que mi corazón ama tanto, hay muy pocos retornos de amor, muy pocas transformaciones.
Indudablemente, hay seres que emprenden el camino de la liberación y el camino de retorno al amor y de retorno a la Unidad. Pero no obstante, muchos entre vosotros no están todavía al corriente del mensaje de mi Hijo, de mi Divino Hijo. Ellos no han emprendido este camino del corazón, sin embargo tan necesario, sin embargo tan indispensable para la realización de la fraternidad del amor en este planeta.
Muchas religiones van al encuentro de esta ley de amor. Muchas religiones van hacia un sacrificio que no es un sacrificio sagrado sin el sacrificio de la vida, cosa que nunca ha sido pedida en ninguna de las religiones. En vuestro mundo y en vuestra humanidad hay tanto desorden, tanto derrape, y tanta falta de lucidez que evidentemente, la conciencia humana está traumatizada y los seres humanos que viven esto, ilustran perfectamente los caminos de división, los caminos de  vagabundeo y de separación, que no es ir en el sentido de la Unidad y de la fraternidad. En estos seres hay una parte de sombra mucho más grande que la parte de Luz. Y sin embargo, cualesquiera que sean los acontecimientos que vengan y que vendrán, en un plazo relativamente próximo, se os pide no juzgar sino aportar vuestro amor lo más puro y lo más desinteresado a esos seres que, evidentemente, están en camino de perdición.
El impacto de estos acontecimientos ocurriendo en las conciencias humanas, evidentemente es agrandado, amplificado por los esquemas que habéis introducido en los funcionamientos de vuestra sociedad con las imágenes, las palabras, los conceptos erróneos que son vehiculado por vuestros modelos tanto en el plano económico como en el plano gubernamental y en el plano de humanidad simplemente. Hoy, hay en las conciencias humanas, muchas cosas desviadas, muchas cosas errantes que no van en el sentido de Unidad. Estas conciencias humanas, creedlo queridos niños, no son más que los portadores de los errores de la humanidad. No son totalmente responsables de lo que hacen, como mi Divino Hijo ha dicho: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”.
Igualmente, vosotros debéis afirmar que los perdonáis y demandáis por ellos el perdón de Dios sobre sus actos insensatos que les privan de vida y que privan de vida a otros seres humanos sin distinción. En esto no hay ninguna traza de Luz, incluso si en el fondo de estas almas brilla la Luz. Ha sido sofocada por los velos de la negrura de la humanidad que son en sí mismos, decorados para daros la imagen de lo que habéis permitido, por vuestras laxitudes, por vuestras faltas de compromiso, de manifestar en este planeta. Queridos amigos y queridos niños, en vosotros hay una parcela de esta responsabilidad total de la humanidad. Y mi corazón de madre sangra de nuevo ante tantas  desviaciones y cosas que dan la espalda a la Luz auténtica, que sin embargo está aquí desde la eternidad y que se refuerza activamente en torno a vosotros por vibraciones aceleradas, por modificaciones de la influencia de radiación solar sobre este planeta con la modificación de la inclinación del ángulo en relación a los polos físicos del planeta.
Hay realmente una incidencia más fuerte de Luz que nace ahora. Y sin embargo, esta Luz no basta para transformar esa parte de sombra presente en esta humanidad, ya que esa parte de sombra ha logrado cristalizarse en las almas Divinas que han ocultado completamente su humanidad, su Divinidad y su Luz. Pero no lo juzguéis, no juzguemos nada. Contentémonos por ser los espectadores de estos yerros que no hacen sino manifestar ante nuestros ojos y nuestros corazones y nuestros oídos, eso que hemos sido incapaces, todos nosotros, miembros de esta fraternidad humana, por insuficiencia de Luz, de transformar completamente  e iluminar completamente.
Los elementos naturales también son intrusiones (vosotros las llamáis razas bacterianas) las que se manifiestan en estos momentos, no son más que el reflejo de la falta de Luz, que también alcanza ahora a las esferas animales, a los vegetales y también las esferas de descomposición de la Tierra y a vuestra animalidad. No obstante, para esto, conviene mantener queridos niños, el corazón abierto, la consciencia abierta e ir hacia más lucidez en cada respiración, en cada minuto que pasáis en esta Tierra no desviar jamás la Luz, reforzar en vosotros vuestra humanidad, vuestra paternidad y vuestro sentido del vínculo a vuestra Divinidad.
Más al contrario, estos elementos y estos acontecimientos que ocurren en esta humanidad, deben abrir, aclarar todavía más vuestra radiación interior para beneficiar lo más posible el exterior. En cada acto de vuestra vida cotidiana, en cada respiración, conviene estar ligado a vuestra Divinidad  y dejar salir de vuestro ser la totalidad de vuestra Luz para irradiar y transcender de belleza pero, por el momento, no está tan bien iluminado en vosotros como en el exterior de vosotros. Conviene ser humilde en esto, porque a partir del momento en que dejéis lugar a la más mínima parcela de vanidad personal, de voluntad personal, la sombra encontrará una brecha para meterse.  Por eso, conviene estar ligado a vuestra Fuente, desarrollar más y más vuestro control de vosotros mismos (y no del exterior), vuestro dominio interior para transformaros en una lámpara que brilla en las tinieblas para iluminar a aquellos que se os acerquen.
Queridos niños, existe la voluntad de bien, estad seguros de ello como yo estoy segura, de vuestros amores maternales y de vuestras filiaciones Divinas, de vuestra filiación a mi Divino Hijo. En vosotros está esa Luz que solo demanda expandirse, encarar las sombras que pueden quedar, a causa de vuestras encarnaciones sucesivas y de vuestras vidas sucesivas pero también y sobre todo, a causa de lo que os rodea que busca oprimiros, comprimiros e impediros llegar al pleno potencial de alma al que vosotros estáis destinados en encarnación.
Por eso, conviene que os preparéis en el aligeramiento unido al fenómeno de elevación, o ascensión que corresponde a ese proceso tan esperado ahora, que debe desarrollarse en un futuro próximo y que para nosotros en nuestras dimensiones, parece estar aquí ya. Y en ese sentido, debéis guardar vuestra casa limpia, vuestro interior porque nadie sabe el día, ni conoce la hora, pero mi Divino Hijo está en vuestra puerta. Y ese instante fatídico o maravilloso según el sentido en que se tome, es algo muy cercano. Esta iluminación total, esta revelación total en la Luz de mi Hijo, es algo que está a vuestra puerta, que llama con insistencia.
Los sobresaltos y convulsiones de las conciencias humanas que rechazan ver esta Luz son las señales, son los signos esperados del fin de un tiempo y de los tiempos del fin, no de la vida, sino al contrario, fin de la no vida y llegada de la verdadera vida en fraternidad, en humanidad, en Divinidad. Os conviene por eso, estar lúcidos acerca de vuestros objetivos, sobre vuestras prioridades de vida, sobre las cosas simples que hacen la verdadera vida y no las cosas superfluas que atascan vuestras vidas y que crean ataduras que crean ilusiones suplementarias que os llevan hacia más densidad, hacia menos ligereza y Luz.
Os conviene también despertar vuestros canales, ligaros a vuestra Fuente Madre, a vuestra Fuente Padre, a aquellos o aquellas que vosotros llamáis vuestros Maestros espirituales, no en tanto que seres que van a venir a imponeros su voluntad sino a aportaros la iluminación suplementaria para guiar vuestros pasos en esta vida para aumentar vuestro potencial de Luz, vuestro potencial de amor. Por eso, yo estoy ya al corriente de que un ser que forma parte de la jerarquía de los Melkisedech, muy anterior a mi Divino Hijo, asegura la protección de este lugar y de vuestras personas (ndr: M.O. Aivanhov). En este sentido, él es un maestro auténtico que, por su encarnación reciente, es capaz de aportaros iluminaciones muy precisas y puntuales sobre el desarrollo de vuestras vidas que yo misma no puedo hacer desde lo alto de las dimensiones en las que vivo, porque mi corazón de Madre no tiene más que una voluntad, la de aumentar vuestra lámpara interior, aumentar vuestra Divinidad y vuestra humanidad a nivel del corazón. En este sentido, yo solo puedo revelar los caminos de almas. Yo solo puedo revelar las Luces inherentes a la Luz, lo que hace que yo tenga evidentemente un rol protector, de despertadora, de desvelamiento de la Luz que sois y quizá un poco menos en los hechos y gestos de vuestra vida cotidiana.
Lo que me importa más de hecho, es abrir totalmente vuestro corazón para que se transforme en una fuente viviente de amor, para que sea una lámpara que ilumina el mundo y sobre todo, vuestro camino y el camino de vuestros semejantes. En efecto, en vuestro corazón está la Divinidad total. Muy pocos seres humanos hoy, y hasta el presente, desde hace 2000 años, han logrado imitar el camino de mi Hijo y hacer las cosas tal como él las hizo. Éstas eran tan poco importantes que han dejado trazas importantes en la superficie de esta planeta en la religión original que fue creada y que después ha sido muy descarriada y transformada, como de costumbre para concederle un poder temporal y no un poder espiritual, que a nuestros ojos es lo más grave. Reemplazar un poder espiritual por un poder temporal es un acto de negrura, un acto contrario a la voluntad de Dios.
Sin embargo, en estos tiempos de conciencia problematizada de la humanidad, los portadores de Luz se transforman en antorchas y llamas que están incluso despejando, transformando, consumiendo las cosas que deben serlo. Y os pido así haceros los portadores de esta Luz, las antorchas y las llamas de mi Divino Hijo, irradiar esta energía de amor, que solo pide salir, expresarse, transformarse en una fuente que surge, que irradia todo lo que tocáis, todo a lo que os acercáis. En vosotros, almas humanas está la capacidad, a través de la voluntad de bien que reside en vosotros, de transformar, de iluminar todo lo que tocáis, desde los alimentos a todo lo que miráis. A causa del poder de vuestra alma, a causa de la potencia de vuestra Luz, sois ya, capaces de aminorar la escala de los actos de barbarie, de violencia que se manifiestan por todas partes en este planeta, a menudo en nombre de un Dios vengador que no existe en estos Espíritus furiosos que han olvidado su propia Divinidad interior y que piensan servir a una Divinidad exterior que nada tiene que ver con la Luz, que nada tiene que ver con la vida, sino que tiene mucho más que ver con las fuerzas que van en sentido contrario a la expresión de la vida y la elevación, igual que la conciencia. Estas fuerzas os empujan hacia un fenómeno de densidad, hacia un fenómeno de descenso y de caída en lo más profundo de la involución.
Ahora, hoy, el planeta se encuentra en una fase de sacralización en que se os pide despertar vuestro  pleno potencial Divino. En vosotros no hay ninguna inquietud que tener en relación a lo que afirmáis ser como niños de la Luz y Fuente de la Luz porque hoy, las conciencias problematizadas que se hacen muchas preguntas están mucho más abiertas para aceptar el mensaje de Luz que vosotros dais. No hay que tener vergüenza de ser lo que sois, es decir, niños de la Divinidad y Divinidad vosotros mismos y niños de Luz y Luz vosotros mismos.
Necesitáis osar afirmar la Luz que sois. Es necesario osar dejar escapar de vuestro corazón la totalidad de la humanidad que sois. Humanidad, Divinidad, Luz. Vuestras palabras, vuestras miradas deben irradiar lo que vosotros sois. No debe haber en vosotros ninguna falla, ninguna duda sobre la realidad de lo que sois y sobre la realidad de lo que vivís. Lo que vivís os transforma, os afina y os purifica, os lleva hacia más ligereza para facilitar el fenómeno de elevación y de ascensión. Mirad el camino recorrido.
Mirad un poquito atrás de vosotros en estos meses pasados y lo que os habéis transformado, y en lo que os vais a transformar y os aseguro que podréis ir mucho más deprisa si no estuvierais en la duda de la Luz total y en la afirmación por el contrario, de la Luz total que sois.
Para esto, conviene que dejéis de lado la herramienta mental, dejar simplemente vuestro corazón abrirse totalmente a la voluntad de vuestro Padre y de mi Divino Hijo. Para esto, os va a ser posible irradiar esta Luz permanentemente. Os va a ser posible hablar, mirar con las palabras y la mirada del amor. Os va a ser posible tocar, irradiar el amor.
Y yo quisiera ahora, mis queridos niños, ayudaros a facilitar esta apertura del corazón. Y voy a pediros ahora volveros a centrar en el corazón, volveros hacia el interior, ahí donde se encuentra vuestra Divinidad en el medio de vuestro pecho, en el centro de los tres corazones se encuentra vuestro átomo germen, el Espíritu Divino que sois, este Espíritu Divino que hoy solo pide irradiar, manifestarse, expandirse para llevaros totalmente a los mundos de las esferas espirituales donde no hay sombra, donde no hay más división, donde no hay más juicio. Como Madre, hoy, me es permitido en cada intervención alimentaros todavía más de este amor, de esta humanidad, de esta Divinidad de la que sois los testimonios. Vamos a hacer esto ahora durante algunos instantes de silencio. No habrá en esta intervención, la posibilidad de interrogación porque mi trabajo está más allá de la interrogación.
Yo he venido a aportaros este suplemento de Luz, este suplemento de apertura del corazón para que podáis estar un poco más en la alegría de vuestra Divinidad interior. Para esto, os pido recibir en silencio la vibración de amor de mi Divino Hijo y de mi corazón de Madre.
Y bien, queridos niños, después de este trabajo en vuestro interior, voy ahora a daros mi amor y mi bendición. Voy a saludaros y dejar el lugar a aquél que os enseña ahora, en algunos minutos, a través del que podréis dialogar e intercambiar. Os amo y os doy mi bendición. Os bendigo y os digo hasta pronto. Y voy ahora a dejar el sitio. (ndr : a O.M. Aivanhov).