Jean Luc Ayoun
RAM
"Penetrando en el Templo del Corazón"
"Penetrando en el Templo del Corazón"
21 diciembre 2008
Soy RAM. Recibid mi paz. Vengo en este momento, a través de mi
presencia, a ayudaros por medio de la vibración, por medio del silencio y las
palabras, a ir a vuestro ser interior, al espacio donde no hay ninguna tensión,
un espacio donde se encuentra el equilibrio, un espacio donde se encuentra la
paz. Se trata del único espacio, por otra parte, donde podéis encontrar la paz,
el equilibrio y lo que sois. Hace varias semanas que acabo de discurrir, de emitir
esa consciencia particular que es la consciencia del ser que ha llegado al
centro de sí mismo, ahí donde se resuelven todas las tensiones y todas las
oposiciones, ahí dónde se encuentran la solución, la llave, la puerta y la Luz.
Os he dicho que el obstáculo más fuerte al acceso a vuestra interioridad, era
la mente y que, por otra parte, esa misma mente podía ser domesticada para
ayudaros a ir hacia el silencio. En ese silencio y en esta paz ¿qué podéis
encontrar? Vais a encontrar la certeza y la evidencia de lo que sois. Vais a
encontrar la paz que buscáis. Vais a encontrar la seguridad que buscáis. Vais a
encontrar, un sentido a lo que sois y a quienes sois. No hay cuestión que no
tenga respuesta en este espacio, porque cualquier cuestión se resuelve por la
ecuación del amor. Toda cuestión que no tuviera respuesta solo sería una
cuestión que no tiene sentido en vuestra vida. En efecto, el espacio del
corazón es el espacio de la resolución. El espacio del corazón es el espacio
dónde no hay cuestión, ni sobre vuestra vida, ni sobre el sentido de vuestro
destino, no sobre las elecciones duales. Penetrando el templo del corazón,
abriéndolo, entráis en la evidencia y la transparencia. Entrando en evidencia y
en transparencia, os daréis cuenta de que no puede existir, en ese estado
particular (que corresponde a otra dimensión, que habéis despertado en esa
dimensión) no puede haber espacio de preguntas, espacio de miedos, espacio de
proyecciones. Viviréis la totalidad del instante. Esto no os desconectará de
vuestra realidad, sino que os permitirá devolverla en armonía con vuestro
estado interior. Todo lo que os cueste, todo lo que es esfuerzo, no es la Luz.
La Luz es transparencia, la Luz es evidencia, la Luz es verdad. Cuando llega un
problema, sea el que sea, os basta, cuando habéis encontrado el camino de
vuestro corazón, con estar suficientemente en el interior de éste, para que se
modifique. Y si se modifica, vais a concluir que vuestro estado interior es
justo. Y si éste no se modifica vais a concluir que vuestro estado interior no
es justo. No hay, otra verdad que ésta.
A partir del momento en que activáis, no mentalmente, intelectualmente,
sino real y conscientemente ese plano de vuestro ser, vais a penetrar un
espacio dónde se encuentra la alegría, un plano dónde se encuentra la verdad,
un plano dónde se encuentra la Unidad. En la Unidad todo se resuelve, cierto,
no siempre según lo que vuestra mente desearía, no siempre necesariamente en el
sentido de la satisfacción inmediata pero al menos, si actuáis percibiendo esta
transparencia, esta evidencia, esta verdad, esta Unidad y esta Luz, las cosas
se desarrollarán (a pesar de las apariencias en ciertos casos) en el sentido de
una Luz más grande, de una verdad más grande, de una transparencia más grande y
de un amor más grande. Las trampas de la mente y del ego, pueden situarse en la
negación de ese estado interior. Lo más duro es al principio, porque cómo
decía, sabréis instantáneamente que habéis llegado cuando hayáis llegado,
porque será para vosotros un nuevo nacimiento a la Unidad, mientras seguís
viviendo los fenómenos duales asociados a la encarnación. Ese estado de Unidad
crea en torno de vosotros, un campo vibratorio profundamente transmutador, pero
también profundamente molesto. Vivir la Unidad, puede parecer para el que vive
la dualidad, como execrable porque ofende, viola y penetra su dualidad, es
decir lo que constituye su vida en su mente, que pasa su tiempo dividiendo y
separando. La Unidad es un estado de unificación con vosotros mismos. El mundo
no es Unidad. El mundo en el que vivís, es la encarnación más absoluta de la
dualidad, hasta el colmo.
Cualquier fenómeno es dual. No puede haber acción sin reacción. No puede
haber mal sin bien. No puede haber contracción sin expansión. No puede haber
alegría sin pena. No puede haber pena sin alegría. Solo el corazón permite eso,
y no depende de una situación externa, de una situación física o de una
situación psicológica. Mientras que esto continúe, es que estáis atados a
vuestros propios sufrimientos, cualquiera que sea el nivel dónde se sitúe. No
hay otra verdad, aunque pueda en ciertos casos, ser duro de aceptar, de
comprender y sobre todo, de integrar. Pero en el momento en que penetréis en
ese templo interior, hará que aparezca ante vosotros también, como una
evidencia. La intensidad de la radiación recibida sobre cada individuo, en este
momento, en el planeta, corresponde a lo que se ha llamado la hora, o el
momento en que viene a llamar a vuestra puerta, donde el recuerdo de vuestra
divinidad se acuerda de vosotros. ¿Vais a responder o vais a continuar
manteniendo las reglas sociales, reglas de creencias, reglas construidas e
ilusorias? Todo depende una vez más, de vuestras creencias pero todas esas
creencias en la dualidad, la creencia de la necesidad de otro ser para
completaros, la necesidad de un techo y de una cama (que os parecen sin embargo
que son necesidades y satisfacciones fundamentales de la vida) solo son
ilusiones. Lo que digo es la verdad, quizá no es la vuestra. Cada uno tiene su
verdad, pero la verdad es una, en esencia y en su finalidad. Vosotros debéis
penetrar y no podréis penetrar en el espacio del corazón, más que en el momento
en que hayáis abandonado y soltado la presa de todas vuestras creencias
ilusorias sobre el desenvolvimiento de la vida. Habéis sido condicionados por
vosotros mismos, por una parte, por la sociedad, por otra parte y por la
encarnación, por una tercera parte, a aceptar cierto número de limitaciones.
Limitación del acceso a vuestra divinidad. Limitación del acceso a vuestra
soberanía. Limitación de vuestro acceso a la Unidad. Esto termina, si lo
aceptáis, si lo deseáis en lo más profundo del Espíritu que mora en vosotros.
He aquí ahora, esto expresado a través de la vibración de la Luz.
…Efusión de energía…
Para completar esto con unas palabras, estáis en un fin de ciclo, estáis
en un periodo que corresponde a la inversión. Estáis en el año que el arcángel
Jophiel ha llamado “la confrontación”. El año próximo estaréis en el año del
desvelamiento y del despertar de algunos de vosotros, pero no creáis que el
resto de la humanidad vaya a veros como salvadores. Os van a mirar como
enemigos, porque el principio de la vida en dualidad corresponde a la negación
de la Unidad y los que viven en la dualidad y con razón, que tienen necesidad
de continuar ciertas formas de experiencias duales, no pueden aceptar la Unidad
que vosotros representáis. Si decidís ir hacia vuestro corazón, las tensiones
puestas en juego, entre los grupos de individuos, entre los pensamientos
(unitarios y duales) serán ilustrados y acompañados por tergiversaciones de
diversos órdenes, sobre los que no me corresponde extenderme. Acordaros, y lo
he dicho en muchas ocasiones, que todo miedo es una proyección de la mente en
el futuro. La Unidad no conoce el miedo. La Unidad puede venir acompañada de
circunstancias externas dramáticas, en todos los sentidos del término y sin
embargo, la Unidad permanece. Los acontecimientos, sean los que sean en esta
dualidad, tratan muy a menudo, de atraeros a ellos por la seducción, por la
convención, por las leyes, por las creencias y por el miedo.
La Unidad es un estado que se basta a sí misma, que no tiene nada que
ver con lo que pasa en el exterior. En tiempo lineal (lo que yo llamo “tiempo
lineal” es un tiempo fuera del fin de ciclo que vivís) es totalmente posible
establecer fundaciones y construir ciertas cosas a través de reencuentro con su
propia Unidad. Puede ser una religión. Puede ser una filosofía. Puede ser una
escuela. Esto es válido en tiempo lineal, pero no en un fin de ciclo. En fin de
ciclo se os pide únicamente, concentraros y ceñiros a lo que sois y nada más.
El resto no tiene necesidad de vosotros para desarrollarse y para llegar. La
solicitud de vuestro ser interior debe convertirse en el leitmotiv de vuestra
conducta, si de todas formas deseáis la Unidad. En Unidad, acordaros, todo se
disipa, pero el acceso a la Unidad es a la vez, muy simple y puede ser simple
quizá, para algunos de vosotros, en la medida que os acercáis a la esencia
situada en el centro de vuestro ser. Por el contrario, si os parece complicado,
si os parece irrealizable, si os parece fuera de vuestro alcance, entonces,
plantearos la cuestión, quizá no habéis terminado con vuestras elecciones de
dualidad. La Unidad es un estado interior que no puede confundir. No se parece
a nada más. No se parece a una satisfacción de los sentidos, no se parece a una
satisfacción intelectual, no se parece a una satisfacción emocional y, aun
menos, a una satisfacción espiritual. Es ante todo, un estado de ser que se
basta a sí mismo, porque es la totalidad del ser realizado. He aquí ahora, la
respuesta por la vibración y por la Luz.
…Efusión de energía…
Entonces, hermanos y hermanas, vamos si os parece bien, a acoger la
vibración de la Unidad y del silencio en nuestros corazones. Esta será mi
bendición y el amor de mi intervención.
…Efusión de energía…
Canalización Jean-Luc Ayoun
Transcripción : Veronique Loriot