Jean Luc Ayoun
RAM
"La Importancia del Silencio"
"La Importancia del Silencio"
3 diciembre 2008
Soy RAM. Recibid la paz. Recibid mis bendiciones. Vengo a vosotros, con
vosotros en una óptica que es instruiros y conduciros hacia un espacio sagrado.
Ese espacio sagrado es vuestro templo interior. He insistido ampliamente sobre
el lugar y el rol del silencio. El silencio es a la vez, la llave y la puerta
de vuestro templo interior. Hacer silencio permite pues, abrir el acceso a la
interioridad y eso nos lleva a considerar la interioridad muy naturalmente.
Todas las acciones que ejecuta el ser humano en encarnación, solo son
reacciones a estímulos que tienen su origen en lugares diversos de vuestro ser.
Toda acción, incluso la que os parecería más justa, la más auténtica, la más
luminosa, está coloreada, condicionada, filtrada por otra cosa diferente de
vuestro interior y vuestra interioridad. El acceso a la interioridad, gracias a
la llave del silencio, os va a permitir observar las acciones generadas en el
mundo exterior y muy rápidamente, en ese estado de interioridad, vais a tomar consciencia
de que la mayor parte de vuestras acciones no vienen de vuestro interior, sino
que sólo son reacciones a diversas cosas: condicionamientos de vuestra
educación, condicionamientos de vuestra mente que tiene miedo,
condicionamientos asociados a la mirada del otro, condicionamientos ligados a
estrategias defensivas y a veces, ofensivas que se han construido (a vuestras
expensas y a vuestra espalda) en capas muy alejadas de vuestro ser interior, de
vuestro templo interior y de vuestra interioridad.
Hacer silencio, aprender el silencio, vivir el silencio, abre el espacio
interior de vuestro templo interior, llamado la interioridad. La interioridad
no es por tanto inacción, es creación. La mirada del ojo y de la mente está
condicionada por las condiciones mismas de vuestra existencia en encarnación.
La acción (insuflada por la interioridad) se desmarca de las reacciones
(ligadas a los condicionamientos) por la naturaleza misma de esta acción. La
acción que surge de la interioridad (a la que habéis accedido por el silencio)
es una acción necesariamente desprovista de toda dualidad, porque esta acción
toma su origen en la unidad de vuestro templo interior. Haced la experiencia:
dejad emerger a la consciencia, la reacción a un evento de vuestra vida. Observar
eso ya es tomar consciencia, de que lo que dicta vuestra conducta visible en el
mundo, no es, de hecho, sino el efecto de vuestros condicionamientos. En
efecto, el condicionamiento es la condición previa a la existencia de esta
dimensión que recorréis. Dimensión de la dualidad, de la multiplicidad, cuyo
origen está velado, oculto por las estrategias que habéis colocado en su lugar,
para creer que avanzáis en vuestra vida. Solo los seres capaces de acceder a la
interioridad, pueden, en ese estado, generar acciones que son realmente
acciones y no reacciones. El silencio os permite entonces, el acceso a esa
interioridad y volveros a apropiar de la acción justa. La interioridad es un
estado de consciencia. Yo diría incluso, un estado de lucidez más allá de la lucidez
ordinaria.
Todo lo que observáis fuera de vosotros, toda manifestación en esta densidad dimensional, puede crearse y manifestarse, porque se ha hecho posible, como acción externa y exteriorizada y deseada, en un momento dado, por el conjunto de interioridades. Dicho de otra forma, nada de lo que podéis observar, sopesar, experimentar en el exterior de vosotros, no está ausente en el interior de vosotros. Lo que vivís, lo que afrontáis, lo que experimentáis, solo es la resultante de reacciones a vuestras propias reacciones, generadas en los espacios de la mente dividida. Esto es verdad tanto a escala individual como a escala colectiva. La interioridad no puede encontrarse en una visión exteriorizada, o en una actitud exteriorizada. El templo interior, establecido en medio del ser y en el silencio de la eternidad, no se deja penetrar más que a partir del momento en que habéis unido el deseo y la voluntad de superar vuestra condición actual, en el plano mental de vuestras vidas. En interioridad no podéis generar acciones duales, todas las acciones ligadas a vuestra fuente interior solo pueden reflejar, manifestar, la Unidad y la Luz. Toda acción promovida en la división, por vuestra mente (incluso obedeciendo a lo que llamáis “lógica”) será siempre una reacción condicionada en sí misma, por vuestro propio modo de funcionamiento, dentro de la propia división de esta encarnación.
El aprendizaje del silencio es la única forma que permitirá, en tiempos extremadamente cortos de aprendizaje, encontrar la mirada de la lucidez, la mirada de la interioridad, porque la mirada externa se realiza a través del filtro de los ojos, el filtro de la mente, mientras que la mirada interior se hace, a la vista y a través del filtro del corazón y ese filtro no conoce la lógica. Solo conoce el amor, solo conoce la unidad, solo conoce la gracia y la plenitud. No conoce la carencia. Solo el silencio es capaz de despertar vuestra consciencia unificada, vuestra consciencia divina. Vuestra vibración divina y vuestro aliento divino no podrán sino animarse y despertarse ente vuestra actitud de silencio interior. La interioridad es un estado de transparencia. La interioridad es un estado de Unidad. La interioridad es un estado de paz. El exterior es una mirada de guerra porque la exteriorización, en esta dimensión, es un parto doloroso, ilusorio. Pero todos los humanos han exteriorizado tanto, que en su totalidad, han llegado desde hace tiempos muy antiguos, a cristalizar, a densificar esa exteriorización en la que los seres humanos viven hoy. No hay salvación fuera de vosotros. No hay certezas fuera de vosotros. No hay unidad posible fuera de vosotros.
La unidad, la paz, es un ejercicio interior y exclusivamente interior.
La transcendencia, la elevación, la ascensión (palabras tan empleadas hoy) solo
son posibles en total adecuación e identificación con vuestro ser interior.
¿Cómo sabéis que estáis en interioridad? Estáis en interioridad cuando pasáis
de la distancia a la coincidencia, cuando pasáis de la separación a la
unificación, cuando pasáis de la guerra a la paz (con vosotros mismos y con
todos los demás), cuando pasáis de la dualidad a la unidad interior. Cuando
pasáis del ego al corazón, la paz está en vosotros. Ningún afecto, ninguna
perturbación externa, puede llegar a marchitar
(o aminorar, incluso) el
interior y la unidad que sois. La interioridad, el corazón es la única búsqueda
que os puede conducir de manera definitiva, más allá de los juegos de la
ilusión, de la posesión, de esta dimensión. Habéis sido creados libres. Nosotros
todos, hemos sido creados libres. En esta densidad nos creemos encerrados. Una
vez más, a este nivel no se trata más que de una creencia que se ha perennizado,
cristalizado de vida en vida, para adquirir tal certeza que acaba por oponerse
a la evidencia de vuestra divinidad.
Sabéis por otros instructores, que vivís en estos momentos precisos, un
periodo de gracia, un periodo en que la promesa de vuestro juramento, de
vuestra eternidad, iba a despertarse en vosotros para que pudierais, de manera
lúcida y libre, decidir vuestra orientación, vuestro camino, vuestra ruta para
los ciclos que vienen. El riesgo es no estar a la escucha del ser interior, de
ese que sabe y por tanto, no hacer distinción entre lo que quiere el ego y lo
que desea la unidad. No hay diablo fuera de vosotros mismos. No hay sino la
mente que diaboliza, que os inunda de palabras (e incluso de pensamientos) para
alejaros del lugar en que no existe y por tanto, donde vosotros estáis
totalmente. Ese lugar es vuestra divinidad, donde la evidencia es
transparencia, ahí donde todo es resolución, ahí donde todo es solución y donde
todo es Luz, amor, armonía y facilidad. Cuando una cosa es dura, puede llegar a
convertirse en el centro, esto es validado en las ruedas de la encarnación que
ocurren fuera de los periodos de inicio y de fin de ciclo. Hoy, es de otra
forma. Sabéis, percibís, leéis, entendéis, veis manifestaciones externas
opuestas a la emergencia de la Luz.
Todo lo que ha sido creado en negación del principio de Luz y de unidad
en esta Tierra, debe tender a desvanecerse ante la llamada de la Luz. ¿Qué es
la llamada de la Luz? es el momento para el que todo el planeta tiene cita. Esa
hora puede llamarse, sin connotación negativa alguna, la hora del juicio final.
La hora del juicio final es una visión metafórica que ilustra el momento de las
elecciones y de la exteriorización de las elecciones, para poner en marcha los
nuevos ciclos de vida y las nuevas experiencias, más allá de estos mundos
divididos y limitados, en los que algunos de vosotros evolucionáis desde hace
mucho tiempo. Esta hora es ahora. Esta hora es en estas horas que vivís. La Luz
auténtica y eterna viene a llamar a la puerta de vuestro ser interior, para
recordaros lo que sois: seres de Luz que han penetrado la materia, por sus
creencias y su determinación de querer elevar espiritualmente esta materia.
Esto ha sido una promesa, esto ha sido un camino, esto ha sido un momento (una
eternidad, dirán algunos), pero son momentos en que los caminos están acabados.
Son momentos en que es necesario saber comenzar una nueva ruta, hacer elecciones, pero también actuar de acuerdo a esas elecciones. Plantear actos conformes a lo que grita el corazón, más que a lo que seduce la mente. Estáis en ese momento, estáis en la encrucijada de caminos, en la encrucijada de los mundos, en la encrucijada del último momento. No os quedéis con una visión externa del fenómeno. Contentaos con cultivar el silencio interior. Es el bálsamo, es el que puede todo, es la solución, es la vía. El periodo de ahora, es un periodo de gran agitación. Cierto, seréis muy agitados pero los que resistan, serán los que estén arrimados sólidamente a su corazón, a su unidad, los que dejen la acción ligada al estado de transparencia, tomar la delantera sobre la acción de la mente que divide y separa. El silencio, ese estado de consciencia particular, está hoy a vuestras puertas. Solo tiene a vosotros para acogerle, para recogerle, para permitirle crecer y embellecer. Os corresponde y solo vosotros podéis hacerlo, decir “sí” o “no”. Ahora quiero abrir un espacio común de reflexión sobre esta noción.
Pregunta: ¿de qué nos sirve entonces la palabra, vista
la importancia del silencio?
La palabra, la agitación del aire, solo existe en esta dimensión
dividida y separada. Ella palia la falta de comunicación directa, de esencia a
esencia, o de interior a interior, que es la regla común en otros espacios
dimensionales, superiores a esta dimensión. La palabra es aire. La palabra
pertenece a la vibración de esta dimensión. Manifiesta en el exterior lo que
queréis mostrar fuera y, en ningún caso, la verdad. La palabra no se hace
verdad más que en aquél que encuentra su unidad. La palabra, divide, separa. La
palabra pertenece al análisis y a la sentencia, al juicio. También puede
pertenecer realmente a la expresión de la unidad pero, entonces, esa palabra se
convierte en claridad. No puede en ningún caso, herir. No puede en ningún caso,
traicionar. Pero la palabra es raramente utilizada de esta forma, en esta
dimensión. La palabra es utilizada para seducir, equivocar, ilusionar y mentir.
He aquí por qué, es tan importante cultivar el silencio porque el silencio no
puede mentir, porque el silencio no puede equivocar, porque el silencio es
específicamente el lugar donde se manifiesta la Luz. He aquí ahora, la
respuesta a vuestra cuestión por la vibración de la Luz.
…Efusión de energía…
Pregunta: ¿la verdad de nuestro corazón se puede
compartir simplemente con la sonrisa?
Sí, pero de manera no absoluta. Si la sonrisa viene del interior,
entonces, participa de la unidad. Esa sonrisa expresada, aun no es la expresión
manifestada, en reacción, en signo de reconocimiento o de cualquier otro signo.
Pero esa sonrisa es la sonrisa de la felicidad. Se trata de un estado de ser
particular del que deja emerger en sí, la alegría de Dios, la alegría de la
Luz, la alegría de la unidad. Entonces, sí, esa sonrisa que sale en ese
momento, es Verdad. He aquí la respuesta del silencio.
…Efusión de energía…
Otra petición.
Pregunta: ¿cómo llegar al silencio cuando se está
asaltado por pensamientos?
Los pensamientos son frecuentemente, la expresión de la mente. A partir
del momento en que decidís ir hacia el silencio, evidentemente, el silencio no está
ahí. Un oleaje incesante de pensamientos creados por la mente, afloran a
vuestra consciencia. Sin embargo, si perseveráis, muy rápida y fácilmente
veréis que la marea de pensamientos, se irá ralentizando en intensidad y en
frecuencia. Llegará un momento en que el silencio se establezca realmente.
Cuando ese silencio se establece realmente, en el interior del corazón, se
producen ciertos procesos energéticos que muestran que habéis alcanzado el
objetivo. ¿Cuáles son esos signos? No describiré las manifestaciones
energéticas que son muy conocidas. Me atendré sobre todo, a deciros con
palabras que, cuando alcanzáis realmente el silencio interior, se produce en
vuestra consciencia (e incluso vuestra mente) una inmersión progresiva en la
unidad y en la paz. Esta inmersión gradual en la unidad y en la paz, se ha
llamado “estado místico”, “gracia interior” y en Oriente Samadhi. Las palabras
que pueden describir mejor este estado de ser son las siguientes: se trata de
un estado de estremecimiento, de un orgasmo de unión mística, donde el centro
de explosión no está situado en la esfera genital sino en la esfera cardiaca.
Acercarse a la unidad, alcanzar la unidad, confiere unas modificaciones que
nadie puede confundir, porque en ese momento, reconectada en el silencio, la
divinidad y la interioridad que es la vuestra, se acompaña de un sentimiento
que está más allá de la emoción. Ese sentimiento se presenta más como una
certeza. ¿Cuál es esa certeza? La evidencia de la eternidad. La evidencia de la
Luz auténtica. La evidencia de que eso es verdadero. Es algo que se impone a sí
mismo sin reflexión, sin lógica, porque en el momento en que el silencio se
establece, abrís un espacio en el que penetráis dónde nada puede ser como antes.
En ese momento, vivís un estado de consciencia sin igual. En el momento en que
se aleja de vosotros (lo que quiere decir que la unidad se aleja de vosotros)
percibís, en el interior de vuestro ser un rompimiento y una carencia extremas.
Ese estado, una vez que se alcanza, no requiere más esfuerzo para alcanzarlo,
porque se convierte en vuestra evidencia, vuestro estado, vuestra referencia.
Ese estado lo han vivido y descrito muchas personas en la historia humana, con
palabras diferentes, con experiencias a veces diferentes, pero la finalidad es
siempre la misma: realizar Dios en sí, despertarse, animarse y revelarse a su
Luz a su Fuente y a su autenticidad. He aquí la respuesta de la Luz.
…Efusión de energía…
Otra petición.
Pregunta: ¿durante la vida nocturna, es el ser
interior el que se manifiesta o hay aun interferencias de la personalidad?
Hay múltiples niveles de intervenciones en vuestras noches y vuestros
periodos de sueño. Todo es posible. Pero el acceso al silencio interior debe
hacerse (y no se hace, por otra parte) más que en el estado despierto, aunque
en un tiempo ulterior, podréis vivir este estado durante vuestras noches. Incluso
si durante algunas de vuestras noches se os proponen experiencias que os
acercan a ese estado interior. He aquí la respuesta del silencio.
…Efusión de energía…
Otra petición.
Pregunta: ¿qué ocurre con los cantos sagrados, ya que
utilizan también la palabra aunque venga del corazón?
Todo lo que se verbaliza por la palabra o el aliento (sea lenguaje
hablado, sea canto) participa efectivamente, en el canto sagrado, el canto
inspirado, en vibraciones que aspiran el alma, literalmente
hacia lo alto. No existe, o es una experiencia rara, el acceso a la divinidad
por una palabra o por un canto. La experiencia de un nivel, no es la creación
de nivel. Ver la Luz no quiere decir ser la Luz, porque el hecho de ver es un
acto exterior. Mientras que permanezcáis en el ver, permanecéis en la
exteriorización y la manifestación. No se trata entonces, más que de un reflejo
o de una reacción, si lo preferís. El silencio es simplemente la cualidad más
propicia y la llave más fácil para acceder al ser interior. Porque el acceso,
cuando tiene lugar una vez, se reproducirá a voluntad y naturalmente, es decir,
sin esfuerzos y sin ejercicios. El momento, repito, en que alcanzáis vuestra
interioridad es un momento reconocible entre todos, porque lleva a vivir y a experimentar la unidad, la transparencia y el
amor. He aquí la respuesta del silencio.
…Efusión de energía…
Otra petición.
Pregunta: la simplicidad de ser ¿es otra llave como lo
es el silencio?
Yo diría que la simplicidad verdadera y auténtica, deriva del silencio.
La simplicidad es una llave pero se trata, yo diría, de una llave lógica y por
tanto, mental. La simplicidad, por el contrario, que deriva del estado interior
del que ha encontrado su interioridad, es una garantía de la realidad de su
experiencia. Pero la simplicidad sola no puede conducir a la Unidad. He aquí la
respuesta de la Luz.
…Efusión de energía…
Otra petición.
Pregunta: la alegría y el entusiasmo ¿no son la
expresión del silencio interior y por tanto es correcto fomentarlos?
La alegría es verosímilmente, la manifestación más auténtica de la
interioridad, pero se trata de una alegría que no está ligada a las
circunstancias externas. Es una alegría interior que tiene su origen en ese
retorno a la unidad y en ese retorno a la interioridad. El entusiasmo es una
energía que se proyecta al exterior y que puede, en ciertos casos, alejaros del
silencio interior. He aquí la respuesta del silencio.
…Efusión de energía…
Otra petición.
Pregunta: ¿cómo se sitúa el sentir en relación a la
intuición?
El sentir está coloreado por vuestra propia trama de lectura mental u
otra. El sentir os da lo que está de acuerdo con vosotros, con vosotros en la
manifestación y por tanto, no en la unidad y no en la interioridad. El sentir
está necesariamente coloreado por vuestras convicciones, vuestras creencias,
vuestras certezas y vuestras expectativas. Puede ser justo y será de todas
formas, siempre justo en relación a vosotros mismos, pero vuestro sentir no
puede ser una ley general, os pertenece, es el vuestro. La intuición es lo que
está ligado directamente a la unidad y a la interioridad. La intuición se impone como una evidencia más
allá del sentir, está por tanto, ligada directamente a la unidad y a la
interioridad, lo que no es el caso del sentir. He aquí la respuesta del
silencio.
…Efusión de energía…
Otra petición.
Pregunta: ¿Qué entendéis por “juicio final”?
El juicio final es el momento en que es necesario pasar revista,
examinar el camino recorrido con lucidez. No hay juicio. Vosotros jamás seréis
juzgados, salvo por vosotros mismos. Por vosotros mismos, no a nivel de la
persona sino a nivel del alma. Por la consciencia (no por la consciencia
limitada asociada a la mente) sino por la consciencia total, liberada de la
mente. El juicio final es el examen, la revisión, el paso, la ascensión, la
revelación y la comprensión más allá del intelecto. Es la revelación de vuestra
divinidad, no a través de las palabras sino a través de la realidad de la
energía y de la consciencia. Es el momento de la siega. Es el momento si
queréis, de la libertad encontrada. Es el momento si queréis, de volver en la
Luz y a la Luz. El juicio final es ante todo, un estado interior que,
evidentemente, se traducirá por acontecimientos visibles o por la realidad
externa de esta dimensión. Esos acontecimientos, si existen, sólo son el
reflejo de lo que vosotros vivís en el interior. He aquí la respuesta del
silencio.
…Efusión de energía…
Otra petición.
Pregunta: ¿vivir un NDE (Ndr: Near Death Experience o
Experiencia de Muerte Inminente) implica vivir el juicio final?
Lo que vosotros llamáis NDE es una experiencia múltiple que permite
alcanzar diferentes umbrales. Algunos han visto la Luz a lo lejos. Otros, más
raros, se han acercado a esta Luz. Otros, aun más raros, han tenido la suerte
de estar en la Luz. Otros, aun más raros, han tenido la oportunidad de ir al
otro lado de la Luz, al pensamiento que precede a la aparición de la Luz. La
experiencia NDE puede haceros irrumpir en la totalidad de la experiencia o
pararos en un umbral. Sin embargo, marca de manera indeleble el alma, de igual
forma que el encuentro con la Luz (posible gracias al silencio interior que
abre la puerta de la interioridad) es también una experiencia inolvidable, que
no puede desaparecer. Hay que diferenciar de manera formal, lo que es del
dominio de la experiencia, de lo que es del dominio del nivel de consciencia.
Tener la experiencia de un nivel de consciencia es, cierto, ya único pero no es
la finalidad. Hay una diferencia esencial entre vivir la experiencia y
convertirse en la experiencia, entre tocar con el dedo, ver fuera y tocar con
el corazón y vivir en el interior. Hay una gradación hasta el momento en que la
gradación se termina. En ese momento, sabéis que entráis en la evidencia y
tenéis la visión panorámica de todas las etapas que habéis vivido para llegar a
ese momento. Pero ese momento es reconocible, no tengáis miedo. Si planteáis la
cuestión es que no habéis estabilizado aun, o vivido ese estado interior. Ese
estado interior, es un estado de Luz, un estado de Unidad, un estado de
transparencia, de paz y de alegría. No se puede confundir con otras
experiencias o con otros estados alcanzados, porque vuestra alma lo sabe,
porque vuestro Espíritu lo sabe y porque vuestra personalidad puede sobrevivir.
He aquí la respuesta de la Luz.
…Efusión de energía…
Otra petición.
No tenemos más cuestiones, os damos las gracias.
Amadísimos hermanos en encarnación, voy a proponeros ahora, vivir juntos
un momento de silencio, en el recogimiento, en la actitud interior de acogida y
de benevolencia.
…Efusión de energía…
Canalización Jean-Luc Ayoun
Transcripción : Veronique Loriot