Jean Luc Ayoun
MARÍA
16 Julio 2005
Yo soy María, Reina de los cielos y de la Tierra.
Bienvenida a vosotros, queridas almas de Luz. Así en este espacio sagrado que
nosotros creamos, vamos a poder a la vez daros algunos elementos, a la vez
responder a vuestras preguntas y a la vez promover un movimiento que
corresponde a lo que vosotros llamáis en vuestro plano el fenómeno de la ascensión.
No es que vamos a vivir el fenómeno de la ascensión sino haceros vivir las
primicias de lo que ocurre en el momento de la apertura de las puertas que
conducen a ese movimiento de resurrección, en ese momento de transfiguración,
en ese momento de elevación del alma, acompañado por este cuerpo físico, alma
que se revela totalmente a su verdadera dimensión. Así vamos a poder
experimentar, vivir los fenómenos que van a producirse de manera previa a la
ascensión real. Vosotros tendréis una percepción vibratoria, una percepción de
conciencia, una percepción de la Luz, de lo que pasa en ese momento.
Queridas almas de Luz, veo en vosotros esta
aspiración fundamental, esa sed de encontrar vuestra verdadera Fuente, esa sed
de encontrar vuestra Fuente y vuestra Luz. Y eso llena mi corazón de madre de
alegría. Esto llena mi corazón de Luz, de compasión y de amor auténtico. En
este espacio de recogimiento, en este momento preciso, vamos a obrar para
purificar y pacificar todavía más vuestras vestiduras de Luz, para permitiros
una fluidez más grande, una fluidez de Luz más grande, en vosotros y en torno a
vosotros, en vuestra radiación, en vuestra cualidad de ser y en vuestra
cualidad de Luz. Y primero antes de responder a vuestras pregunta, os propongo
un momento de recogimiento en silencio, un momento que va a permitiros
centraros lo más profundo de vuestro ser, en vuestro corazón, alinearos cuerpo
– alma – Espíritu, para no ser más que un solo corazón que vibra al unísono con
el mí, al unísono con la Fuente primera.
Y por esto, instantáneamente, lleváis vuestra
conciencia sobre lo que llamáis vuestro corazón físico sobre ese espacio
situado en el medio de vuestro pecho que os acompaña a partir de vuestra
encarnación, a partir de vuestra primera respiración hasta vuestra última
respiración. Y ahí, en ese espacio sagrado, en ese espacio de unión, vamos a
sintonizar, sincronizar vuestros ritmos cardiacos con la pulsación de la Fuente
primordial que, como sabéis, se encuentra tanto en el sol como en la tierra, en
lo más profundo de la tierra, en lo más profundo del centro de la tierra: la
Fuente Sol, la Fuente Tierra. Va a ser necesario ahora alinear vuestra
vibración a la vez solar y terrestre. No tenéis nada particular que emprender
si no es uniros a la Fuente Sol y a la Fuente Tierra. Vuestras células conocen
perfectamente este proceso. Vosotros no tenéis necesidad de intelectualizar. No
tenéis necesidad de visualizar. No tenéis más necesidad, simplemente, que
repetiros mentalmente y en cada una de vuestras células: “yo me conecto a la
Fuente Sol, yo me conecto a la Fuente Tierra y yo me conecto a mi Fuente”.
Y en ese espacio de resonancia sagrada que está a
punto de instalarse, en este instante de oración, de comunión, vamos a elevar
nuestra tasa vibratoria. Nuestras células saben exactamente lo que deben hacer
porque nosotros todos, pertenecemos, encarnados o no, a la misma célula
primordial. Ciertamente los modos de expresión son profundamente diferentes y,
desde el plano en el que intervengo, donde no hay más células, hay no obstante
esta misma Fuente vibrante, en esa pareja constituida por el Sol y la Tierra. Y
yo siento ahora vuestras estructuras que comienzan a vibrar, que se dilatan,
que están en la serenidad del instante. Y es en ese estado de conciencia, ligeramente
expandido, que vamos a poder responder a vuestras preguntas, antes de ir más
lejos en el proceso de explicación de la pre-ascensión. Yo os escucho ahora.
Pregunta:
¿cómo podemos ayudar a otro?
Hoy, y todavía más mañana, la única forma de ayudar
será únicamente a través de la calidad de ser que hayáis desarrollado. No será
ya posible, dentro de poco tiempo, ayudar a las personas de forma habitual, tal
como lo hacéis, en los funcionamientos habituales distanciados, separados y
disociados de vuestra tercera dimensión. Habrá una calidad de radiación que irá
creciendo para los seres a la búsqueda de esta quinta dimensión, a la búsqueda
de su Divinidad y de su Fuente interior que harán que el ser se manifieste
espontáneamente a través de la radiación de la vibración de la quinta. Y desafortunadamente,
o quizá felizmente, no podréis alcanzar, no podréis ayudar a través de los
medios de tercera dimensión, si vosotros mismos habéis pasado a la
pre-ascensión. La ayuda tal como la concebís debe ser redefinida, reformulada.
La ayuda debe hacerse una radiación, una sintonización, una Iluminación de las
almas a las que os aproximéis. Y aquellas que no sean alcanzadas por esa
transubstanciación no podrán ser ayudadas. Deberán volverse hacia otros
terapeutas, hacia otras formas de ayuda, que pertenecen ya a mundos antiguos
que están en fase de disolución y de delicuescencia. Pero no podemos avanzar
hacia esta etapa fantástica de la transmutación de la energía del alma y seguir
ayudando a las personas como si funcionara en las energías disociadas,
separadas de la tercera dimensión. Ciertamente esto puede llevar en algunas
almas despiertas ciertos sufrimientos que son de hecho tirones, ataduras ligadas a los viejos modos de
funcionamiento. Pero la grandeza de la Luz y de la Fuente que os alimenta se
hará tal que, poco a poco, llegaréis a admitir que no podéis ayudar a aquellos
que no quieren ser ayudados. Esto es muy difícil, os lo recuerdo, pero forma
parte del proceso normal de vuestro desarrollo actual.
Vosotros no podéis ayudar a ningún alma, si esta
alma no lo ha decidido. Y a menudo, en lo que expresa una personalidad
encarnada a través de su sufrimiento hay sufrimiento del alma pero un alma que
rechaza conocerse a sí misma. Y ¿cómo queréis que un alma despierta a su propia
Fuente, pueda ayudar a la personalidad? Esto es muy irrazonable. La única forma
que tendréis de ayudar en esta red y en
esta tela de Luz que se teje según van pasando los meses y los años, es
irradiar, a través de la amplificación de la red y de la malla de las
almas-Fuentes, sobre estas almas que demandan y únicamente esto. Llamadlo oración. Llamadlo compasión. Llamadlo trabajo interior del corazón. Pero cualquier
forma de ayuda nacerá aquí y no más allá. Es igual según pasan los meses, según
lo que viene, para todas las almas que se presenten en vuestro camino, ya sean
vuestros hijos, ya sean vuestros compañeros o ex compañeros, ya estén cercanas
o alejadas de vosotros, la ayuda será la misma, la ayuda será una ayuda de
radiación. Esto será lo más importante. Vosotros podréis añadir todo lo que
queráis, cristales, sonidos, tacto, masajes, palabras, cantos. Esto no tiene
ninguna importancia. Lo más importante realmente va a ser lo que vosotros sois,
esta Fuente que vosotros difundiréis, irradiaréis, a medida que os vayáis
elevando hacia esta dimensión que es esa que ha sido prometida a vuestra alma.
Vamos a proponeros
ahora, queridas almas que os recojáis, que os conectéis a vuestra Fuente Sol y
a vuestra Fuente Tierra. Una vez que sintáis perfectamente el vaivén de vuestro
corazón, el vaivén de la Fuente Sol, de la Fuente Tierra en vuestra Fuente, en
ese estado de alineamiento en vuestras Fuentes, es suficiente simplemente
sincronizar las pulsaciones de vuestro corazón con la inspiración y la expiración,
marcar vuestra inspiración y vuestra expiración
con el ritmo de la tierra que es mucho más lento y dejaros llevar ahora
por esta vibración, por esta pulsación que aligera. Quizá ¿sentís que esta
energía gira en torno a vosotros? Y ahí, ahora, centrados en vuestra Fuente
corazón, repetid estas simples palabras, diez veces: “Ehieh, Ehieh, Ehieh”.
Silenciosamente en vuestro corazón, diez veces esta palabra: “Ehieh, Ehieh,
Ehieh”. Yo os guío en este fenómeno de elevación. Quizá ¿sentís ya esta
fluidez, esta respiración nueva que está en vosotros? Quizá ¿percibís ese
canto, esta energía arremolinada, ese canto del éter que se acerca a la música
de las esferas?
Queridas almas
de Luz, voy ahora a aportaros mi bendición. Yo soy María, Reina de los Cielos y
de la Tierra. Os doy las gracias por haber acogido estas palabras. Yo os
agradezco haber comulgado conmigo en la Fuente, el Padre y en la Fuente de
Intra tierra. Yo os bendigo, yo os amo.
Original en francés: http://www.autresdimensions.com
Traducción: Susana Milan.
http://mensajes-del-espiritu.blogspot.com
http://mensajes-del-espiritu-2010.blogspot.com
Traducción: Susana Milan.
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