Jean Luc Ayoun
MARIA
23 abril 2007
Yo soy MARIA, Reina de los Cielos y de la Tierra,
bienvenida a ustedes en este espacio, queridos hijos. He venido en este período
tan importante con el fin de exhortarlos a conservar, más allá de las
apariencias, la fe la más importante que sea, la fe la más total en vuestra
Divinidad, en vuestra unidad y en vuestra esperanza. Bien amados hijos de la
Luz, el período que viene hacia ustedes es un período de revelación
extremadamente intenso, un período donde la Luz va a venir a infundir, en
vuestras almas y en vuestros corazones, un despertar de conciencia como nunca
lo han vivido a título colectivo sobre esta Tierra. Les corresponderá, en los
días que vienen y las semanas que vienen, quedar centrados, quedar alineados,
quedar despiertos, con el fin de recibir en vuestros corazones la totalidad de
la efusión del Espíritu que viene hacia ustedes, con el fin de alinear en
ustedes vuestra Divinidad, con el fin de despertar en ustedes vuestra
multidimensionalidad. Amaría sobre todo transmitirles mi bendición y sobre todo
permitirles mantener vuestra fe a nivel el más importante. No se dejen desestabilizar
por los ruidos exteriores, lo importante es vuestra certeza interior de
Divinidad, vuestra certeza interior de unidad, vuestra certeza interior de
multidimensionalidad.
Queridos hijos, les he pedido insistentemente, mi
corazón de madre les pide insistentemente, quedar centrados, no tener en cuenta
de los ruidos exteriores y de los acontecimientos exteriores. Solo cuenta
vuestra certeza de vuestra Divinidad, solo cuenta, en este período bendito que
viene hacia ustedes, una vez más en muy poco tiempo, retener en ustedes la
totalidad de las energías del despertar, la totalidad de las energías del amor,
la totalidad de las energías de transformación, con el fin de que vuestro
templo interior esté listo, con el fin de que vuestra unidad sea realizada, con
el fin de que vuestra trascendencia esté asegurada. Poco importan los ruidos
exteriores, cualesquiera sean, solo permanecerá vuestra fe, solo permanecerá
vuestro amor, solo permanecerá lo que ustedes son realmente. Se les pide
insistentemente, mi corazón les pide, el conjunto de seres que acompañan
vuestro camino se lo piden, quedar con la mirada y una vigilancia dirigidas hacia vuestro ser interior, hacia
vuestra dimensión espiritual que, solo, está en condiciones de vuestra
trascendencia, que solo, está en condiciones de ayudarlos más allá de las
apariencias a mantener el rumbo del amor, a mantener el rumbo de vuestra
Divinidad y de la esperanza.
Mi presencia, queridos hijos, en este instante y en
diversos lugares, está destinada únicamente a eso: a atraer vuestra conciencia
sobre el hecho de que vuestro amor, el amor que ustedes son, la trascendencia
que ustedes son es la única salida, la única esperanza de vuestro devenir. No
corresponde más dirigir vuestras miradas sobre lo que sucede al exterior. Lo
importante es lo que sucede en vuestros corazones, lo importante es que ustedes
estén en condiciones de recoger, de recibir la totalidad de la efusión de Luz
que viene hacia ustedes. No olviden nunca que, cualesquiera sean las dudas que
podrían asaltar vuestra Divinidad, todos los seres que los acompañan, incluso
los que ustedes no ven, que no perciben, que no sienten por el instante,
estarán más que nunca ahí, los rodearán, los amarán, asistiéndolos en ese
proceso de elevación tan importante, en ese proceso de transformación que debe
asegurar la perennidad de vuestras elecciones, que debe asegurar la perennidad
de vuestra Divinidad.
Más allá de las circunstancias mismas de vuestras
elecciones, les corresponden, en lo sucesivo, más que nunca, estar confiados.
Entonces, queridos hijos, voy a decirles, tengan confianza, dejen irradiar de
ustedes la Divinidad, la Unidad, la Luz que son puesto que nadie puede robarles
lo que ustedes son, puesto que ningún acontecimiento exterior puede venir a
empañar el amor que son. No es más tiempo ahora de buscar en otro lugar más que
al interior de sí una solución a los problemas de esta vida en esta dimensión.
Se les pide dirigirse hacia vuestra interioridad, hacia vuestra Divinidad,
abandonar todo lo que no es esta Divinidad con el fin de recoger y de recibir
la totalidad de la efusión del Espíritu Santo, si tal es la palabra que ustedes
quieren dar a esta Luz espiritual que viene hacia ustedes. Les corresponderá
recoger los frutos de vuestra fe, de vuestra esperanza y de vuestro amor
durante este período, con el fin de hacer engrandecer en ustedes la llama de
vuestra eternidad, la llama de vuestra Divinidad y de afirmar vuestra solidez
interior con el fin de dejar transparentarse lo que ustedes son, con el fin de
poder abordar las etapas que vienen hacia ustedes con un máximo de serenidad,
con un máximo de solidez y, desde luego, un máximo de amor.
Queridos hijos, yo les ordeno ir hacia vuestra
curación, la curación no es una palabra vana, la enfermedad forma parte de
vuestra encarnación, ahora bien, las nuevas encarnaciones que les son
propuestas, los nuevos modos de multidimensionalidad no pueden dejar el lugar a
la sombra, no pueden dejar lugar a las enfermedades, cualesquiera sean. Así, yo
estoy de todo corazón con ustedes en este período, estén seguros. Les
corresponde abrir vuestro corazón, abrir vuestra oído, abrir vuestro
discernimiento interior a mi presencia con el fin de recibir en ustedes el
poder de la energía de la madre. Vendré, durante este período, a preparar vuestros
corazones, a preparar vuestra unidad, a preparar vuestra recepción a la Luz de
mi hijo. He aquí, queridas almas, lo que quería decirles.
Les corresponde quedar serenos, quedar amantes y,
desde luego, la paz y la serenidad no se encuentran más que en ustedes, en
vuestro ser apaisé apacible, en
vuestro ser realizado, en vuestro ser que asume la Divinidad que ustedes son.
Entonces, queridos hijos, sean bendecidos y quedaré esta noche, con ustedes,
durante los procesos de reajustes que les permitirán avanzar hacia más de Luz,
hacia menos síntomas inherentes a esta encarnación, a esas encarnaciones que
las han esclavizado al mundo de la materia. Mundo de la materia que debe, él
también seguir su transformación hacia la Luz, hacia su aligeramiento, hacia su
elevación y su trascendencia y que ustedes deben acompañar, queridos hijos.
Yo no vengo a anunciar, por esto, un fin cualquiera
pero sí un despertar a la Luz, pero sí una transformación que va a abrir
vuestros ojos, que va a permitirles al fin de este período del mes de María,
como ha sido llamado, ver claro, discernir, en toda humildad, en todo amor y en
toda unidad, la realidad de quienes son ustedes, la realidad de quienes los
rodean, la realidad del mundo que ustedes crean. Sean benditos, queridos hijos.
Yo no puedo permitirme asistirlos a través del camino personal que es el
vuestro, no vengo más que para ayudarlos a elevar vuestros pensamientos hacia
la Luz. Así quedaré entre ustedes esta noche con el fin de completar la
bendición que les aporto a través de este trabajo tan poderoso de curación que
es elevación del alma, elevación del cuerpo, elevación del espíritu,
reunificación del cuerpo, del alma y del espíritu en la Divinidad, en la Luz de
la unidad que ustedes son de toda eternidad.
Paz a ustedes, queridos hijos, paz a ustedes, queridas
almas, sean bendecidos, sean amados, ámense como yo los amo. Paz a ustedes, yo
les digo hasta pronto.
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Traducción: Amparo Iribas
http://mensajes-del-espiritu.blogspot.com
http://mensajes-del-espiritu-2010.blogspot.com
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