Jean Luc Ayoun
JOPHIEL
22 mayo 2008
Bien amadas
almas humanas en encarnación, me llaman
Jophiel, Ángel de la Luz dorada y del conocimiento. Reciban mi radiación en
este espacio que he consagrado y en el cual se encuentra otra presencia que
intervendrá después de mí. Una mujer que fue ciertamente la más grande iniciada
que el sistema solar haya dado, que fue llamada Ma Ananda Moyi. Ella encarna,
durante su vida, la totalidad de la polaridad femenina de Dios, encarnada antes
en el cuerpo de María, madre de vuestro iniciado, Jesús de Nazaret. En cuanto a
mí, vengo a aportar mi radiación, mi luminiscencia. Espero que a través de las
palabras que pronunciaré tengan la ocasión de acercarse a vuestra Esencia, a
vuestra propia Luz dorada. En este año de vuestra encarnación, llamado año
2008, anunciaba, hace algunos meses, un año de transición, un año de
conmociones. En efecto, desde entonces, un número de acontecimientos
sobrevinientes a la superficie de vuestro planeta han salido a la luz. No se ocupen de los
rumores y de los estrépitos del mundo ya que, a través de las partidas, por muy
numerosas que sean, por muy dramáticas que sean de vuestro lado, corresponden a
una ascensión sin los cuerpos vividos en la Gloria de la Luz de Dios. Así es el
caso del destino de esas primeras almas que han elegido ascensionar sin su
cuerpo con el fin de vivir en lo sucesivo en los espacios consagrados de la
quinta dimensión donde la Sombra no tiene más poder, donde la Luz es
permanente, inmanente y permite al alma experimentar un nuevo estado de ser
donde no hay más lugar para la división, para la separación, que ustedes
experimentan de este lado. Anunciaba, hace muy poco tiempo, que las condiciones
de acceso a la otra vida (que ustedes llaman la muerte) han sido profundamente
modificadas, profundamente cambiadas. En efecto, en lo sucesivo, que esta
muerte, este proceso de transición que ustedes llaman, sea vivido a título
individual o durante una repatriación colectiva, los espacios intermedios no
tienen más vigencia. Las almas se encuentran, en función de su elección,
directamente propulsadas o a los mundos de quinta dimensión, ascensionados, o
si deciden recorrer de nuevo las peregrinaciones del alma en encarnación, en
otros espacios. Hoy, más que nunca, conviene no lamentarse sobre las últimas
convulsiones de un mundo que agoniza sino más bien inclinarse sobre vuestra
Fuente interior, sobre la Luz que solo pide emerger, estén seguros.
Deben
absolutamente confiar, no resistir, ir donde la Luz los lleva, ahí donde la Luz
los envía. Ir en el sentido de ese cambio es una necesidad absoluta. Hay almas
que son mostradores de camino. Así es el caso para vuestros hermanos amarillos
quienes, los primeros, comienzan a pasar las puertas de la transición
abandonando sus cuerpos con el fin de permitirles a ustedes, en un día próximo,
iluminar vuestro camino, iluminar vuestros pasos, con o sin vuestros cuerpos,
hacia esta nueva Luz. Pronto, muy pronto, otros acontecimientos de liberación
intervendrán y concernirán diferentes pueblos de la Tierra. Estén alegres,
estén en júbilo por este proceso único que viene a golpear, en efecto, de
estupor a los que no están listos, los que no conocen, no viven los pormenores
de esta situación y solo ven ahí las manifestaciones de un destino terrible
mientras que solo se trata de una liberación profundamente luminosa y hecha de ligereza y júbilo. Estén seguros que
los que han elegido transitar a través de esas experiencias de la Tierra se han
hecho cargo instantáneamente y olvidan muy rápido los apegos, los sufrimientos
pasados y las alegrías pasadas, para penetrar de lleno en esta nueva realidad que es vuestra nueva Tierra
prometida. Entonces, no sirve de nada lamentarse, crear lazos sobre cosas que
no quieren más lazos, sobre las almas que no quieren ser atadas, que no quieren
más estar en dependencia de circunstancias de vida divididas, separadas ya que
conocen la Luz. Y ninguna experiencia,
por feliz que sea, puede reemplazar la intensidad de la Luz de la quinta
dimensión. Se pide a muchas almas también, por el momento, quedar, esperar,
continuar para avanzar, posar sus pasos sobre esta Tierra de tercera dimensión,
ser ellos también a su manera guías, ya que, a partir del momento donde ustedes
toman conciencia de la Luz interior que ustedes son, de esta Divinidad que son,
cualesquiera sean las circunstancias que les aporte la vida, se vuelven todos
guías para los que dudan todavía, para los que resisten todavía, con el fin de
intentar llevar lo más posible de almas sobre los caminos de Luz. De nuevo, no
sancionen ningún alma que no siga vuestro camino, no sancionen los más jóvenes
entre ustedes que desean, de manera legítima, experimentar, como ustedes lo han
hecho, los juegos de la encarnación en esta dimensión. Este año que ustedes
viven es extremadamente importante sobre el plano interior, cualquiera sea
vuestro camino, cualesquiera sean vuestras rutas, con vuestras conmociones en
vuestras vidas. Ya que, estén seguros, a un nivel o a otro, se les pide vivir
esta conmoción a través de los cambios importantes que deben sobrevenir en
vuestras condiciones respectivas, en vuestros atributos respectivos, en
vuestros cuerpos respectivos pero también en vuestras relaciones respectivas.
Hay que
cultivar la Luz que está en ustedes ya que la Luz del Sol Central los llama y
hace resonar ciertos átomos gérmenes, ciertas cualidades de ser que no han
todavía experimentado. Deben recibir en vuestra base sagrada esta Luz. Deben
hacerle el lugar con el fin de que se vuelva el crisol donde nace y eclosiona y
transparenta, en esta encarnación, la totalidad de vuestro ser de Luz. El
tiempo de la revelación es el tiempo de la eclosión y de la perfección de
vuestro tiempo eterno. Éste se revelará progresivamente a vuestros ojos
maravillados y les permitirán, cualesquiera sean las circunstancias de vuestras
vidas y de vuestros próximos, acceder, si tal es vuestro deseo, a esta Luz sin
fin. Mi esplendor está ahí con el fin de ayudarlos a realizar esta obra en el
interior de vuestro cuerpo que es el crisol de la Luz. Ustedes están
acompañados de toda eternidad pero, ahora, más que nunca y de manera más
visible. Un número de manifestaciones de los planos de Luz llegarán hasta
ustedes, en vuestra dimensión, a partir del momento donde lo acepten. Hay una
multitud de ángeles que se encuentran a la puerta de vuestras conciencias,
listos para manifestarse si ustedes lo desean. Sea eso, para algunos, en
vuestros sueños, o para otros, de manera despierta, de manera visual o por
otros sentidos. Ellos están listos para responder a vuestro llamado. Más que
nunca algunos de ustedes se encuentran hoy en la encrucijada donde hay que
decidir, una vez por todas, cualesquiera
sean los miedos, los apegos, las resistencias, ir hacia la Luz o ir hacia la
experiencia de la encarnación, de nuevo. No vean el desorden del mundo, solo
vean el fin de un mundo que ha funcionado según ciertas reglas que se
transforman en otras reglas. Todo nacimiento se acompaña de la muerte de algo.
Mis bien amadas almas en encarnación, vuestra sociedad agoniza, mientras que la
Tierra, se despierta. El camino que queda por recorrer es diferente según lo
que ustedes son. Ese camino puede durar, para algunos, todavía algunos años
pero ustedes están al alba de las más grandes revelaciones que nunca el alma
humana ha tenido que vivir en encarnación. Esta revelación es una revelación
ante todo interior. Concierne la reconexión y el reconocimiento a vuestra
Esencia.
Les va a estar
permitido, progresivamente para los unos, más rápidamente para otros, tomar
conciencia de la eclosión, de la germinación de vuestra Luz. Mi esplendor está
ahí para acompañarlos, para regar este grano que solo pide eclosionar y
desarrollarse. Pero nosotros, los Ángeles, solo podemos regar las almas que
hacen concretamente el pedido. Hay que pedir para recibir. Hay que abrirse a la
vibración del Ángel. Hay que aceptar soltar ciertos apegos. Hay que aceptar
estar en paz en el tumulto del mundo. A esta condición, si ustedes hacen un
paso hacia nosotros, nosotros haremos millares. Solo el primer paso cuesta. Les
corresponde reforzar, por todos los medios puestos a vuestra disposición, esta
voluntad de conexión a nuestro esplendor ya que ella sola podrá extraerlos del
caparazón de materialidad en el cual evolucionan, enredados en vuestros esquemas sociales,
enredados en vuestros esquemas afectivos o profesionales, para otros, que los
enganchan y les impiden ver claro. Los intercambios monetarios, los
intercambios de vuestra sociedad han sido construidos por entidades muy hábiles
con el fin de encadenarlos en la Sombra, con el fin de impedirles revelar la
Luz que son. Y hoy, nosotros, los Ángeles, decimos, de acuerdo con la Fuente
Central, que eso ha durado demasiado, que el momento ha llegado de aportar el
Conocimiento, aportar la Luz con el fin de revelar vuestra Luz, vuestra
Divinidad, de manera definitiva. Les corresponde, en total libertad, en total
humildad, saber, reconocer en ustedes, las necesidades de vuestra alma. De
nuevo, no hay juicio, ni individual, ni colectivo, a través de lo que viene.
Hay simplemente una espada que viene a cortar vuestros apegos, vuestras
resistencias, para los que lo desean, pero también una espada que está muy
obligada a cortar en carne viva las leyes sociales, las leyes de cohesión que
impiden la eclosión de la Luz.
Bien amadas
almas en encarnación, no deseo en este espacio y por el momento hacer otra cosa
que aportarles mi radiación. Habrá probablemente, a través de la presencia de
la Divina Madre, la posibilidad para ustedes de someter vuestras preguntas. Mi
radiación los acompaña en adelante e incluso durante la presencia de la Divina
Madre. Les pido simplemente, antes de dejar el lugar a ella, de querer bien
recibir en vuestro interior la totalidad del conocimiento y de la Luz que es la
mía. Hagan un paso hacia mí si tal es vuestro deseo. Han sido creados libres,
son ustedes mismos, que, a través de las reglas sociales, han construido
vuestras cadenas. No hay nada más que esas cadenas creadas por ustedes mismos,
por vuestras convenciones, por vuestros apegos, que les impiden ir hacia
vuestra libertad. El alma humana es libre, hoy más que nunca, a pesar y gracia
a las coacciones que el tejido social ejerce sobre ustedes. Entonces, les pido
ahora recibir la revelación de la Luz y yo cedo el lugar, después, a la Divina
Madre.
Transcripción.
Veronique Loriot