Original en francés
Canalizado por: Jean Luc Ayoun
Transcripción: Véronique Loriot
Traducción: Hedyn Núñez
audio cortesia de Alicia Botero Toro http://hallegadolaluz.blogspot.com
BIDI -1
3 de
Junio de 2012
Pregunta: ¿Cómo abandonar la
expectativa y la búsqueda del Absoluto?
Ya se dijo que el Absoluto no puede buscarse ya que:
¿cómo buscar lo que ya ERES? Toda búsqueda, todo supuesto camino, transitado o
buscado, toda investigación en un pasado, de lo que sea que ese que yo
soy, aquí y ahora, no puede, sino alejarte del Absoluto. El Absoluto no puede
conocerse. Hace parte de lo desconocido. Por lo tanto debes refutar todo lo que
es conocido. Pasa tu tiempo, no en buscar el Absoluto (no lo puedes), sino en
refutar todo lo que te es conocido. En un momento dado (y este momento
dado es muy cercano porque lo que propongo es muy simple), el cerebro, la
personalidad, el ego, e incluso la individualidad, no puede mantenerse, más
allá de un determinado tiempo, con relación a la refutación.
El sentido del yo, aparece antes de tres años. Es
entonces que aparece la distancia entre el sujeto y el objeto. Es el momento en
que la Conciencia toma conciencia de sí misma y se distancia con relación a
todo lo que puede, sentirse, experimentarse, ser visto, percibido, establecido,
poniendo como un límite y una barrera entre tú y el mundo. Es esta distancia,
esta barrera que crean a la persona, y crea al individuo. Te basta simplemente
con aceptar que no hay nada a perseguir, nada a buscar, ni esperar, sino
simplemente, posar una mirada lúcida sobre todo lo que es efímero. Tu Eras,
antes de estar en ese cuerpo. Ya Eras, antes de que el mundo exista. Y Serás, una
vez que el mundo haya desaparecido. ¿Pero qué serás tú? Eso no es una
proyección en el futuro, aún menos en el pasado, sino el establecimiento de la
Conciencia más allá de la Conciencia. La Conciencia es experiencia: ella se
alimenta con la experimentación. Hasta cierto punto, crees ser él o la
que experimenta. Tú te identificas a la escena, te identificas al teatro,
piensas que hay un camino y lo recorres porque tú lo creas. No les enseñaré
nada diciéndoles que el pensamiento es creativo. ¿Pero de dónde viene el
pensamiento? ¿Es que él es previo a la existencia de esta bolsa de comida? ¿Es
que tú tienes el recuerdo? ¿Qué pasa cuándo meditas? ¿Qué pasa durante
las experiencias místicas? Incluso la más increíble, la más extraordinaria. Y
bien, es simple: hay siempre algo que observa. Y este algo que observa no es
afectado por la experiencia, ni por la Conciencia misma. El que observa no es
una persona, no eres tú, en el sentido de una individualidad, sino es mucho más
vasto, mucho más ilimitado que lo que podrías imaginar, concebir o pensar. A
partir del momento en que observes tus propios pensamientos, la forma en que
nacen (es el principio mismo de la meditación) vas a poder, inicialmente, salir
de la linealidad. No para escapar a cualquier cosa o a quienquiera, porque te
recuerdo que el Absoluto engloba también la Ilusión. Todo lo que es efímero es
ilusorio. Lo que es permanente es infinito e indefinido. Observe lo limitado.
El Absoluto observa lo efímero. Lo efímero está contenido en el Absoluto. Nada puede
estar fuera del Absoluto.
El problema, es que la Conciencia se coloca siempre en
un relativo, en algo limitado, fragmentado, dónde hay sentido de posesión,
donde hay sentido de una atribución, de un papel, de una función, o pertenencia
de alguna cosa. Que eso se relacione al cuerpo, o a la familia, a un objeto
incluso o, para los que realicen el Sí, el sentimiento de ser la Tierra entera
y las Conciencias que son contenidas allí. Eso no es el Absoluto, sino está
contenido en el Absoluto. Ahora bien, tu Eres Absoluto. Nada limitado puede ser
lo que tú Eres. Hay pues primero, una forma de lógica, a establecer el “yo soy”
porque no se puede construir y construirse que en oposición o en confrontación
al no Sí. Es lo mismo para el yo que se construye y se elabora a partir de tres
años, a partir de un no yo: es la distancia sujeto-objeto. El Absoluto te dice:
“tú no eres ni el sujeto ni el objeto”. No eres la relación entre el sujeto y
el objeto. Y es así, desde la Eternidad, porque la perfección no es jamás
efímera. Tú eres perfecto. Sólo la visión de la construcción del yo y, para los
que están en camino espiritual, la construcción del Sí, no son más que
alejamientos de la Verdad. Todas las verdades que descubres, todas las verdades
que estableces como válidas, en tu vida, un día u otro, son barridas. Estás en
un cuerpo. Este cuerpo va a desaparecer, es ineludible. Esta Tierra desaparecerá, el Sol desaparecerá, el Universo desaparecerá.
Vuestros científicos lo dicen. ¿Qué ocurrirá contigo, en ese momento? Por
supuesto, mientras estés en el yo, y que jugas el juego, eso no tiene ninguna
importancia porque la escala, dicha de tiempo, escapa completamente a tu
comprensión como a todo concepto. El sentido mismo de la identidad de una
persona, de un individuo, del Sí, no es más que un concepto. El ser humano
encarnado tiene por costumbre de definir. Define a partir de una forma limitada
(objeto o sujeto) pero todo eso es efímero. Lo más difícil (y que es a la vez
lo más simple), es aceptar, de una buena vez por todas, que no hay nada que
buscar, y que el camino sólo existe si consideras que hay un camino, que si
consideras que hay una montaña a escalar o descender, es la misma cosa. ¿Pero
quién es que escala la montaña o quién es que la desciende? El concepto de
esfuerzo es conocido en este mundo. Todo es un esfuerzo. Es necesario ganar su
vida. Lo que te propongo, no es de no ganarla, sino de comprender, a fin
de integrar, de sobrepasar, de trascender, y de romper las amarras a lo finito.
No ya de desviarse (eso aún sería, un error), sino más bien de colocarte en
otra parte que en lo que es conocido. Para eso, no hay otra solución que
aceptar el principio de lo que debe refutarse. Salir del encerramiento, es
sobrepasar todos los límites, no en una especie de desorden, sino más bien,
superar el orden y el desorden. Es establecerse más allá del orden y del
desorden, como más allá del bien y del mal. Más allá de la dualidad. Más allá
de la Unidad. Es ya no desempeñar ningún papel, sino aceptar vivir lo que te
propone este mundo. No se trata de desviarse de este cuerpo puesto que estás
dentro. Pero no eres este cuerpo. No es una negación del cuerpo, ni una
negación de la vida, sino más bien, la transcendencia, la transfiguración y la
resurrección de la verdadera Vida: aquélla que no se termina y que por otra
parte, nunca no ha comenzado. Lo que incomoda, es el testigo. Lo que obstruye,
es el Sí. Lo que obstruye es creer que hay un camino, creer que hay una verdad
a encontrar.
El mundo es una proyección. ¿Una proyección de qué?
Del pensamiento y de la Conciencia. Tú no eres ni el pensamiento, ni la
Conciencia, ni el agente que proyectó la Conciencia o el pensamiento. Estás más
allá de todo eso. Como yo lo decía: no es una búsqueda, eso no es un tiempo
porque a partir del momento en que consideres que hay tiempo a consagrar,
tú permaneces en lo que tiene fin. Y el Absoluto no puede estar allí,
para ti. Te has desviado, hasta cierto punto del Absoluto. El Absoluto está más
allá de la Alegría porque la Alegría es la contemplación del Sí, poniendo fin a
una determinada forma de sufrimiento, efectivamente, pero que no responde nunca
a la pegunta de quién Eres, porque el Sí, no es más que una proyección en una
diferente densidad de la que conocen en el yo, pero que permanece inscrita en
el yo. ¿Dónde quieres ser inscrito? La única angustia del humano, es la
desaparición. Ustedes no pueden desaparecer. Ese bolso de comida desaparece.
Este mundo desaparece. El universo desaparecerá. Los conceptos y los
pensamientos desaparecerán. Pero lo que sostuvo eso no desaparecerá jamás
porque él, nunca ha aparecido, precisamente. Por lo tanto, observa, sin
buscar. Cambia simplemente la mirada. ¿Quién es que nunca ha aparecido? ¿Qué es
lo nunca ha desaparecido? ¿Quién es que sostiene todas las experiencias,
sin participar en la experiencia? Ese no es ni el testigo, ni el observador. Es
algo que está aguas arriba, si puedo expresarme así. Es lo que tú Eres, no en
el yo soy, sino en la negación misma del yo soy. Recuerda que mis palabras no
están destinadas a ser entendidas por todo el mundo, porque se enfadan. Se
enfadan con lo finito y enfadarse con lo que tiene fin, es a veces perjudicial.
Mientras consideres que no has terminado de llevar tus experiencias (que no
pertenecen más que a tu cuerpo), por supuesto, el Sí se gargariza del despertar
de la Kundalini, de sus viajes, de sus sueños, su Paz, su Alegría. ¿Pero
incluso eso fluctúa ya que quién puede decir, incluso en el Sí, que él pasa la
Eternidad en el Sí? Reflexiona: ¿qué ocurre con el Sí, una vez que ese cuerpo
ya no está allí? ¿Qué ocurre con la Conciencia, una vez que este cuerpo ya no
está allí? ¿Dónde estabas tú antes de ser en este cuerpo? ¿Estabas en otro
cuerpo? ¿Y aunque ese fuera el caso, si hay al parecer una solución de
continuidad entre otro cuerpo y este cuerpo, dónde estabas tú entre los dos?
¿Tienes tú la clara visión, el claro sentimiento? ¿Sabes tú lo que está más
allá o, como se lo dijeron muchos enseñantes, el tiempo no existe. Es bien
bonito. Si el tiempo no existiera, este cuerpo no existiría. Simplemente. Esta
Conciencia no existiría. Esta presencia no existiría. Sólo permanecería
Absoluto, este Último. Pero este Último, una vez más, no es una búsqueda. Es
una Verdad que no depende de ninguna experiencia, de ningún cuerpo, de ningún
concepto, de ninguna Conciencia.
La Conciencia está vinculada a la experiencia y a la
proyección, cualquiera que sea la Conciencia. El único momento en que no tienen
conciencia es cuando duermen, y con todo, ustedes se despiertan por la
mañana teniendo, como ya dije, el sentimiento de ser los mismos. ¿Porque hay
qué? La memoria de la víspera, la memoria de una historia limitada a esta vida,
o (para los investigadores espirituales) todas vuestras vidas. ¿Pero qué
importa? Lo que eran ayer, no es lo que son hoy. Y lo que son, realmente, no
tiene nada que ver con el tiempo. El tiempo es una creación artificial,
cualquiera que sea el tiempo. Por otra parte, el tiempo, es el espacio
desprovisto de tiempo, pero no son tampoco ningún espacio. No dependen del
espacio-tiempo. Lo que depende de espacio-tiempo es una persona. Ustedes no son
una persona. Es un juego. Mientras sigan siendo una persona, alternarán placer
y desagrado, sufrimiento y alegría. En cuanto hay emoción, allí hay tiempo, hay
reacción. Mientras hay concepto, y hay pensamiento, hay tiempo. El tiempo es la
Ilusión que les hace creer en un camino y que los pierde sobre éste, que les da
satisfacciones, que alimenta la Ilusión y la esperanza o la desesperación, pero
ustedes no son ni esperanza ni desesperación. Son lo que se llamó la Morada de Paz Suprema, esa Beatitud Absoluta que
existe en cuanto no son más una persona ni un individuo. Ahora bien, la
paradoja, es que la persona, como tú lo expresas, o el individuo, si estás en
el Sí, pasa su tiempo reivindicando una búsqueda de lo que ya está allí. Cuando
hayas agarrado que no hay nada que buscar, que no hay nada que investigar, que
no hay ningún camino, el camino y la búsqueda se detendrán por sí mismos.
Saldrás de la esperanza y la desesperación. Ya no serás afectado por la vida de
este cuerpo, por la vida de estos pensamientos, de estos conceptos. Y con todo
eso no desaparecerá, porque eso tiene un término, pero el ego va a hacerte
creer que si optas este punto de vista, pones término a tu vida, lo que es
falso. El ego es muy astuto para evitarte pensar así, porque sabe que si
adoptas esta clase de pensamientos, esta refutación, el va a desaparecer. El
bolso de comida que eres, ocupará siempre un espacio y un tiempo dado, pero no
serás ya esta persona ni esta identidad. En ese momento (que no depende de un
tiempo, sino desde un punto de vista), sal de este concepto lineal de tiempo.
No hay espera, ya está allí. Aceptar eso, es extraerse del juego de la persona
o el individuo. Lo repito, aún, para ti: la espera y el camino corresponden al
tiempo. El ego va a encontrar todos los pretextos para decirte que la vida es
eterna, ¿pero sabes tú lo que es la Vida? ¿Dónde está la Vida? ¿Está en lo
efímero, en lo que es perecedero, o en lo que sostiene absolutamente todo?
Si insisto tanto en el punto de vista, es que éste les
hace salir del tiempo. Y la única manera de salir del tiempo, es volver a
entrar en el espacio, no para ocupar el espacio o los espacios, no solamente,
para establecer comuniones, Fusiones o incluso Disoluciones, sino más bien,
para extraerse ustedes mismos de vuestra propia Conciencia, lo que nombré
no-conciencia. La Conciencia tiene tanto miedo de no existir más que se
construye quimeras en el yo, como en el Sí. La no completud del yo o del
Sí, los complace en buscar ésta mientras que ella ha estado siempre allí.
Simplemente esta completud ustedes la instalan en el tiempo de una vida o de
varias vidas o en conceptos y pensamientos que se extienden también en el tiempo.
Y mantienen así, de manera indefinida, la experiencia. La experiencia no es el
Absoluto. Precisamente, es el cese de la experiencia, de toda Ilusión. La
morada de Paz suprema es el testigo del Absoluto, en la forma. La forma ya no
es afectada, ni por los conceptos, ni por los pensamientos, ni por las
experiencias. Va allí donde debe ir. La vida se desarrolla como debe
desarrollarse, en la más grande de las facilidades, incluso con una enfermedad
muy grave, sin comer, sin dinero o incluso en la riqueza y la felicidad. Eso no
cambia nada. ¿Qué es lo que cambió? El punto de vista. Cambiar de punto de
vista: no hay otra alternativa. Es necesario entender también que la
culpabilidad no sirve de nada. Si consideras que las experiencias son buenas
para ti, entonces tienes la eternidad de tu tiempo para realizarlas. No
consideres nunca el Último como un objetivo ya que no es un objetivo. Es una
Realidad Absoluta que está ya allí. Eso es, hasta cierto punto, el nudo del
problema. La Conciencia está ligada a lo lineal y al tiempo. Ustedes no están
amarrados a la Conciencia y aún menos al tiempo. Prosigamos.
Pregunta: ¿Cómo vivir la paz y
la alegría?
Te responderé: ¿por qué vivir la paz y la alegría? Ya,
en la pregunta, significas que la paz y la alegría no están allí. La Morada de
Paz Suprema no tiene nada a hacer de la paz y alegrías efímeras. Incluso la
alegría del Sí, tampoco. Sólo tiene por el recuerdo de la experiencia o por la
repetición del Sí instalado en el Samadhi, como experiencia. Debes en primer lugar
definir lo que quieres porque, cuando dices: ¿cómo vivir la paz y la alegría o
estar en paz y en alegría? ¿Quién pide eso, si no es la personalidad que quiere
apaciguarse, pero sobre todo, mantenerse, seguir existiendo? ¿Qué es lo que
hace que la personalidad tenga necesidad de mantenerse y de existir? Es, por
supuesto, el miedo. Pero mientras el miedo esté allí, cualquiera que sea,
ninguna paz, ninguna alegría, puede conducirte a la Morada de Paz Suprema. El
miedo se inscribe en la memoria, en la historia y en las experiencias, porque
el bolso de comida sólo existe por el miedo. Sin miedo, no habría siquiera
aparecido. No tendría necesidad de desaparecer. Buscar la paz y la alegría, es
buscar un medicamento espiritual, no químico, pero un medicamento. Es saber que
algo no va. Es querer aportar una solución. No hay solución. No hay problema,
tampoco. Todo depende de la mirada. La paz, la alegría, es algo que quieren
conquistar porque consideran que es exterior a eso que Son, porque todo eso es
resultante del principio de falta, del principio de miedo. Precisamente, el
miedo y la falta son la característica de lo efímero, de todo lo que es dual.
El equilibrio de la dualidad no podrá jamás alcanzar la Morada de Paz Suprema,
porque ese equilibrio es inestable. El oscila, ya sea en el yo o en el Sí.
Sólo el Absoluto, que tu Eres, de toda eternidad, te
permitirá sobrepasar este “cómo” o este “porqué”. También allí, el punto de
vista es primordial, porque mientras reflexionas, mientras hagas esfuerzos,
creyendo progresar, permaneces, moras en la personalidad y en ningún caso, en
la Morada de Paz Suprema. Es necesario cambiar de Morada. Este cuerpo está allí
y si lo suprimes, el volverá. No hay pues nada a que huir, no hay nada a
rechazar, o a adoptar. Solo tienes que cambiar tu mirada. Porque cualquier
mirada adoptada por la personalidad o el Sí no es más que el resultado de una
proyección, de un concepto, de un pensamiento, de una idea o de otra cosa. Si
quieres vivir la Libertad, más bien que la paz o la alegría, entonces libérate
porque ya lo Eres. La Conciencia, te lo recuerdo, es una proyección, al
exterior. Tú construyes el Sí, como el yo, a través de la negación de lo que eres
tú, de lo que no es el Sí. Defines, para eso, una serie de criterios o ideales.
Y buscas. Por supuesto, es más fácil estar en el Sí que en el yo, porque en el
Sí, la paz y la alegría son más frecuentes, incluso cada vez más frecuentes, en
intensidad, en tiempo, en espacio y en Conciencia. Pero eso no será nunca la
Morada de Paz Suprema porque eres tributario de lo que tú mismo has creado como
concepto, como idea, como pensamiento, como objetivo. A partir del momento en
que aceptas que no hay ni cómo, ni porqué, y en consecuencia ningún objetivo,
la verdadera Paz puede comenzar a aparecer a tu mirada porque la verdadera Paz
no depende de ninguna circunstancia exterior, ni incluso Interior. Esta paz,
llamada Morada de Paz Suprema es lo que es el Absoluto, no dependiendo de
ninguna condición, ninguna idea, ningún concepto y sobre todo de ninguna
proyección. Aceptar eso, es vivirlo. Pero no pongas detrás, el concepto de
objetivo. No metas, detrás, una espera. En resumen, no metas ningún tiempo
porque el ego, como el Sí, van a intentar atraparte en el tiempo, un tiempo más
o menos largo, más o menos amplio, pero siempre un tiempo.
Remplaza el tiempo por el espacio. Es decir: no
busques a localizarte en otra parte, no más de lo que pretendes localizarte, en
este cuerpo, en esas ideas, en esos conceptos o en esos pensamientos. En ese
momento, la necesidad de experiencia se callará. El propio observador será él
mismo, visto. Y tú eres exactamente, lo que se mantiene detrás del
observador quién, nunca ha experimentado algo. Es el sueño, es la Disolución.
Son los momentos, que todos conocieron, en la mañana al despertar: ¿quién soy
yo y dónde estoy? Cuando se despiertan de esa manera, más que de pensar en
vuestras angustias, vuestro marido, vuestra mujer, ¿Qué es lo que pasa? Están
precisamente, un milésimo de segundo, un segundo, en la Morada de Paz Suprema.
Recuerden que es siempre la Conciencia que busca la prueba, que busca la
experiencia, que busca el tiempo. A partir del momento en que entiendes eso, no
te haces más la pregunta de la paz y la alegría. Pero para eso, debes extraerte
de todas las definiciones: “soy un hombre”, “soy una mujer”, “tengo tal edad”,
“tengo tal trabajo”, “ocupo tal función”. No son nada de todo eso. No dije que
eso no existía. Al contrario: eso existe. ¿Pero eres tú ese que existe o Eres tu
otra cosa? Si quieres la paz y la alegría, no seas nada de todo eso. Extráete,
tú mismo. Para eso, la persona debe desaparecer, no desaparecer por un final de
vida que sólo sería, un espectáculo irrisorio, sino extraerse de toda
Conciencia, de toda experiencia, de todo folklore, de todo espectáculo. Si
quieres la paz y la alegría, no seas nada de eso. Extráete tu mismo. Si
llegaras a hacer eso, más allá de algunos milésimos de segundo o
segundos, no tendrías ya ningún problema de paz o alegría de cuerpo o de
Conciencia. La Vida se desarrollaría sin intervención del ego o del Sí.
Esperarías pacientemente, haciendo lo que debe hacerse, lo que la Vida te da a
hacer, sobre este mundo, pero ya no serías afectado por lo que sea. Allí está
la Libertad.
Por supuesto, hay entre ustedes, quienes han hecho
experiencias fuera de este cuerpo, de este tiempo, y de esta Dimensión, pero
eso siguen siendo sólo experiencias. El Absoluto está más allá de toda
experiencia. Pero si tienes sed de experiencias, entonces, las vivirás. Si
tienes sed de encarnación, entonces, las vivirá hasta no tener más sed. El ser
humano encarnado tiene siempre sed, porque él se construye sobre el miedo y la
carencia. Si, un día, no tienes ya sed, eso quiere decir que no hay más miedo y
más falta, que no hay más búsqueda de paz y alegría porque habrás pasado a ser
lo que Eres, desde la eternidad: la Morada de Paz suprema. Pero mientras
estés atado a ti, a eso que crees ser (este cuerpo, esta persona, estas ideas,
estos conceptos, esta búsqueda, este espectáculo) participas del espectáculo,
de una manera como de otra, como el actor o quién observa, pero no has
salido de la Ilusión. Y el colmo, es que el ego, como el Sí, se persuaden de
que van a poder seguir siendo lo transitorio, porque finalmente, el ego y el Sí
querrían que lo efímero dure. Pero lo transitorio no será nunca Absoluto. Es
una Ilusión. En este sentido, buscar el Absoluto no quiere decir nada. Buscar
la paz y la alegría es una proyección de la Conciencia y no quiere decir nada, para
el Absoluto.
El Absoluto, es justo el momento en que todo punto se
convierte en el centro y no hay centro que buscar porque todo es centro. Y no
hay nada que proyectar, cuando todo es centro, porque cada centro produce las
características de cualquier otro centro (supuesto, proyectado o imaginado). No
eres ya el punto de vista de la persona, tanto en sus alegrías como en
sus sufrimientos. El que es Absoluto puede manifestar cualquier cosa en esa
bolsa (incluso manifestando algo, muy doloroso) y con todo, no es eso. Y
si lo sabe, entonces, cualquiera que sea el sufrimiento, no puede ser afectado
o alterado. Allí, está la verdadera Paz. Allí, está la verdadera Alegría. Mucho
más allá de la contemplación de la Luz, porque mientras contemplan u observan,
ponen una distancia. Cuando digo: “cambien de mirada” o más bien “cambien de
punto de vista”, eso los lleva a extraerse de toda mirada y en consecuencia a
no observar más. Porque la única manera de verlo todo, es estar en el centro.
Ahora bien, el centro no se mueve jamás. Está por todas partes. La inmovilidad,
como el sueño, participan en el establecimiento de lo que nombré no-conciencia.
Mientras que la búsqueda de un ideal, de un marido, de una mujer, de un
trabajo, de un más allá, los aleja. Es la paradoja. Creen avanzar pero
retroceden mientras no hayan comprendido que nunca se han movido. Pasan del uno
al otro y vuestros humores fluctúan en el mismo sentido, así como vuestros
pensamientos. Es como cuando ustedes dicen: buscar el Amor. Pero ustedes Son el
Amor. No pueden buscar el Absoluto, porque ustedes lo Son. No pueden buscar el
Amor, porque ustedes lo Son. No pueden buscar la Luz, porque ustedes lo Son.
Esta noción de búsqueda, en un momento dado, en
vuestra investigación temporal, debe cesar. Se puede decir que este mundo sólo
existe porque multitudes de Conciencias se proyectan ahí. Cuando duermen, como
lo dije, el mundo desaparece. Ustedes no se plantean la cuestión de si va a
reaparecer mañana. ¿Por otra parte, tienen la certeza? No existe, como ya lo
saben, ninguna certeza sobre este mundo, si no es la muerte de esa bolsa. No se
planteen la cuestión del devenir de esa bolsa, ni de sus leyes, la verdad,
porqué y quiénes son, sabiendo que no encontrarán ninguna respuesta en lo que
se les da a percibir, sentir y experimentar porque están más allá de todo eso.
Mientras vuestra Conciencia se vuelva hacia la proyección de un ideal (incluso
el más elevado, incluso de más Amor), eso sigue, y seguirá siendo, una
proyección que aleja a ustedes de la Morada de Paz Suprema. Acepten este
postulado. Háganlo Verdad porque no hay otro. Recuerden: lo efímero se
construye sobre los miedos y las carencias. Si pretenden colmar los miedos y
las faltas, mantienen lo efímero, en esta vida o en otras vidas. ¿Son ustedes
de verdad eso? Ahora, si son de verdad eso, entonces continúen. Ustedes
deciden: ¿lo efímero o el Absoluto? ¿La Morada de Paz Suprema o la alegría del
Sí? ¿Contemplarse el ombligo o el corazón, o detener la contemplación, con el
fin de ser lo que Son más allá de todo tiempo? Les corresponde definirse. A
ustedes de decidir. Ningún elemento exterior puede decidir en vuestro lugar:
ninguna paz proyectada, ni alegría proyectada, ni amor proyectado, ningún
efímero. El colmo de lo efímero es hacerles creer que pueden encontrar el
Infinito en lo efímero. Eso es falso. La mejor manera de encontrar la Paz y la
Alegría eterna, es olvidarse de uno mismo. Es lo que pasa cuando duermen,
normalmente.
Pregunta: ¿Cómo puedo refutar el
miedo de no saber cómo formular y hacer una pregunta?
La pregunta es una interrogación: toda pregunta, que
puedas platearme o no importa a quién. Cuando tú te planteas la pregunta de
saber si llueve, observas por la ventana o miras el cielo. El problema es que
si te preguntas por el Absoluto, no puedes tener respuesta. El principio es:
“tú eres lo que buscas”. ¿Qué quiere decir el miedo, repito? El miedo no es más
que la carencia, llevada al extremo. Y todos los miedos (como lo dije) toman
nacimiento en el mito de la muerte. Es muy fácil decir que el ciclo de la vida
y la muerte forman parte de la vida. En cuyo caso te respondo: dónde estás tú
cuando has muerto puesto que yo no estás en vida, tal como lo has definido. La
conciencia de este cuerpo, del yo, como del Sí, desaparece. ¿Es que tu, tú vas
a desaparecer? Sí. El miedo está allí. El miedo de plantear una pregunta (o de
no saber hacerlo) sólo está destinado a darte aún más miedo. Mientras te pongas
una identidad (o una no identidad) sobre el miedo, consideras que el miedo es
tu vida. Qué más da saber si el miedo viene de esto o de aquello, puesto que,
en definitiva, todo miedo está vinculado y solo se justifica por lo efímero
¿Cuándo duermes, sin sueños, ni pesadillas, tiene miedo? ¿Quién es que tiene
miedo? Mientras alimentes el miedo (de no saber, vivir cualquier cosa
desagradable), no puedes ser Absoluto (que ya está allí). Se puede decir que el
ser sólo es sostenido por el miedo. Porque el ser que es sostenido por el Amor,
él, Es Absoluto. Allí también (y una vez más), el defecto, es la falta y el
miedo. La falta y el miedo inscritos en lo limitado. ¿Eso qué quiere decir? Que
te identificas a tu saber, a tu persona. Estás por lo tanto atada a lo efímero.
De allí, viene el miedo. Allí, está el origen inicial y final del miedo. Ahora
bien, la única cosa a la cual puedes atarte, es lo que Eres, en Verdad. Es el
apego a la persona (que no es lo que ERES) que inicia el miedo y lo mantiene.
El miedo es una secreción del cuerpo y vuestros
científicos lo saben: hay hormonas del miedo, como hay hormonas de alegría. ¿Es
que tú eres una secreción de este cuerpo? No. Simplemente te has identificado.
¿Por qué? Debido al miedo. El miedo genera el miedo. No hay ningún medio de
salir. Puedes poner el bálsamo del Sí (que alivia). Puedes poner el bálsamo
(que alivia) del sueño o la química, para luchar contra el exceso o la
insuficiencia, en este cuerpo. Pero no eres ni el exceso, ni la insuficiencia,
del uno como del otro. Imagina (ya que es la Verdad) que el miedo es segregado
por el cuerpo. El miedo tiene un olor, por otra parte: hay química, allí
dentro. ¿Pero eres esta química? No. Simplemente, tu conciencia se ha
identificado. Y va a responderme que, cuando vives el miedo, tienes miedo. O
cuando vives el cansancio, estás cansada. O cuando vive la muerte, vives la
muerte. Pero tú no puede morir. Es éste cuerpo que muere. Mientras tienes miedo
de la muerte, tienes miedo de vivir. Mientras tienes miedo de vivir, tienes
miedo de la muerte. Porque no sabes lo que hay después de lo efímero. No puedes
saberlo, de ninguna manera, en ninguna experiencia, incluso en el encuentro con
la Luz. Eso no puede darte sino bonitos recuerdos, bálsamos aliviando el
sufrimiento y el miedo, sustituyendo a la secreción del miedo por la secreción
de la paz o la alegría. Pero la Morada de Paz Suprema no se inscribe en la
química. Es la mirada que cambia. El que tiene miedo ha inscrito su creencia en
lo efímero, cualquiera que sea este miedo, cualquiera sea lo efímero que se
vive. No puedes encontrar ninguna satisfacción definitiva fuera de lo que Eres,
de verdad. Porque todas las alegrías, todos los dolores, sólo duran un tiempo.
Todos los seres humanos lo saben. Incluso grandes seres que vivieron la Morada
de Paz Suprema (viviendo por lo tanto el Absoluto, en la forma) pasaron por
estas etapas, porque eso hace parte de la Ilusión de este mundo.
No puedes demostrar la Ilusión de este mundo. No puede
probar la Ilusión de este cuerpo, porque, si se lo golpea, le hace mal, y la
conciencia lo vive. No puedes, sino refutarlo. Refutar no es demostrar. Refutar
no es oponerse y aún menos (como ya lo dije), negar. Es cambiar de mirada, de
punto de vista. No eres ni lo que sufre, ni lo que está contento, ni él Sí, ni
el yo. Si aceptas eso, lo vives. Ningún miedo puede surgir. Y aunque surja, no
tiene ningún agarradero. Pero mientras luches, te opongas a cualquier cosa, en
la Ilusión, mantienes la Ilusión. Cuando duermes, la Ilusión no existe ya. Es
más bien allí que está el problema. El miedo es un aguijón que te mantiene en
la Ilusión. Porque, para el que está en la ilusión, la ilusión da menos miedo
que el Absoluto. Por otra parte, para él, el Absoluto no existe. O entonces, lo
prevé en un tiempo futuro, como un esfuerzo para proporcionar, algo que está
lejos, en el tiempo como en el espacio. Eso no hace más que firmar el apego
formal a la bolsa de comida o bolsa de pensamientos. Es la misma cosa, aunque
no lo veas. El que dijo: “pienso por lo tanto soy” no puedo penetrar el no-ser,
no pudo abandonar el “yo soy”. Puedo, solo pulirlo y construirlo. Pero cuanto
más lo pulirá más lo construirá, él mismo se encerrará más, en su propio
aislamiento, en su propio miedo, detrás de sus pantallas, en sus propios
límites. Mientras hay límite, mientras hay salvaguardas, no hay Libertad. Y con
todo reivindican toda la libertad. Pero tienen miedo de la Libertad, porque es
lo que Son. Sólo la conciencia les impide verlo. No es algo a concientizar,
pero es algo a hacer cesar. Es el revés exactamente de lo que quiere hacerles
creer la persona que creen ser (este saco de comida, este bolso de
pensamientos).
Recuerda: ningún bolso, incluso el más perfecto, es
Absoluto. Porque un bolso, es un límite entre lo que está dentro y lo que está
afuera. Por lo tanto, mientras consideres ser un bolso, eso quiera decir que
consideras que hay un dentro y un fuera. Y mientras consideres eso, el miedo
esta allí. Es una secreción del bolso. No eres el bolso. No eres tampoco lo que
constituye el bolso. Ni tampoco todos los bolsos. El Absoluto no conoce el
límite. No hay por lo tanto bolso. Deja tranquilo este bolso, no te ocupes de
él, déjalo vivir lo que tiene que vivir, que eso sea en el trabajo, en el
amor o en lo que sea. Y percibirás que, si lo dejas vivir, completamente sólo,
tu vida se volverá maravillosa y el Absoluto estará allí. Es precisamente la
implicación de la propia persona (o del Sí mismo) que encierra el bolso y hace
a este bolso miedoso. Todo lo que llamas control, habilidad, es la ausencia de
Libertad. Es una dificultad. Entonces, vas a defenderte diciendo que estás
encarnada y que es necesario establecer normas. Pero las normas son buenas para
la bolsa, para los pensamientos, para la moral, pero no para lo que Eres. Salvo
si consideras que eres algo de moral. No eres más la moral que el miedo. No
eres más esta vida que se vive, que la muerte que se vive, o que ese nacimiento
que se vivió. Es un concurso de circunstancias. Que lo llames kármico o
evolutivo, eso es falso. Sal de todo lo que te obstaculiza y verás que el miedo
sólo existía en eso que te entorpecía. El bolso no es culpable (ni de comida ni
de pensamientos). Él está allí, es un punto, eso es todo. Pero tú, no Estás
allí. Descubre dónde Estás (fuera del tiempo) y verás que este bolso de comida
y pensamientos se llenará de maravillas. Aunque lo vivas o no lo vivas.
Mientras Eres tributaria de los afectos, de los miedos, de las pérdidas o las
ganancias, es la misma cosa. Es ilusorio.
El ser humano, generalmente, quiere poner la Eternidad
en lo efímero. Pero eso es falso. Es lo efímero que está en la Eternidad. El
Absoluto contiene lo efímero. Pero ningún efímero puede contener el Absoluto.
Eso es matemática elemental. No puedes ser el centro y la periferia. No puede
ser el movimiento y lo inmóvil. Salvo si te conviertes en el centro y trasladas
este centro por todas partes, puesto que es el mismo centro. Cuando les decía
(o cuando les digo, sobre todo ahora), de permanecer tranquilos, eso no quiere
decir permanecer sentada en una esquina y no hacer nada. Es permanecer
tranquila en los pensamientos, de no dar peso, ni al miedo, ni a las
experiencias, ni a ninguna cosa. Quieren estar en la Morada de Paz Suprema, que
ya Son y hacen todo para alejarse. La Morada de Paz Suprema no tiene nada que
hacer con lo que hacen o de eso que creen ser. Ella es eso que ustedes Son. Son
eso. Son el centro. No son el centro del mundo: sin duda, eso es el yo. No son
más el centro del corazón: sin duda, es el Sí. Pero son todos los centros, no
solamente estos dos. ¿Qué es lo que los limita? El saco. Pero no son este
saco, ni de las ideas, ni de los pensamientos, ni la comida. Acepten eso porque
es la Verdad. No es una creencia, es precisamente el fin de todas las
creencias. Paren de creer. Cuando me dices: “tengo miedo”, muéstrame tu miedo.
¿Eres capaz de mostrármelo? Cuando dices: “soy este cuerpo”, veo este cuerpo,
pero pruébame que eres este cuerpo. Es una creencia, una experiencia, pero no
es la Verdad. Si te liberaras de esos pesos, aunque eso te parezca absurdo (por
supuesto, que el ego va a encontrar eso absurdo y el Sí también), pero si tú
vas en lo que te parece absurdo, te descubrirás Absoluto. Porque recuerda que,
para lo conocido (para la persona como para el individuo), el Absoluto es
absurdo. Obviamente, allí, desde este punto de vista, sí. Da vuelta al punto
de vista y vivirás lo que tú Eres.
Pregunta: De la noche a la
mañana, la vida que llevo y que siempre había deseado me parece vacía de
sentido, como si fuera la vida de otra. Hoy no me reconozco ya, ni en lo que
elijo, ni en esos que se presentan a mí. ¿Qué hacer?
Precisamente: no hacer nada. No hay ninguna solución
que aportar, puesto que has encontrado la solución. Si puedo expresarme así,
esás a caballo entre el juego del Sí y el Absoluto. Por supuesto, como lo
sabes, no hay pasaje, ni del yo, ni del Sí, hacia el Absoluto. Pero ser
Absoluto, es cuando el yo y el Sí son absurdos. Es exactamente lo que vives.
Pues te felicito y debes felicitarte. Eso prueba, simplemente, que el yo no
quiere jugar más. Eso prueba que el Sí, que era el objeto de todas tus
atenciones, él también, se disuelve. Sobre todo, no pidas nada. No proyectes
nada. Estás en la buena vía, la que te dice que no hay vía. No escuches por
otra parte ninguna voz, incluso la mía. Porque ya estás ahí. Ve a los límites
de lo que te parece precisamente absurdo. El Absoluto está allí. Lo que pasa (y
lo que vives) se llamó la disolución del alma (o la consumación del alma que ya
no se vuelve hacia la Ilusión, ni hacia la experiencia, sino que remonta hacia
el Espíritu. Tienen a la que fue una gran dama, que ustedes llaman (Ma Ananda
Moyi) en numerosas ocasiones. No hay otra manera de desaparecer y de anularse.
La desaparición no es la muerte. Desaparecer, es salir del parecer. Es por fin
estar claro, de no detener más nada, ni desear nada. No es la muerte del deseo,
no es el desinterés, sino es la Verdad. Es el lugar fuera del tiempo (el
centro, como todos los centros) donde se encuentran todos los contentamientos.
Por supuesto, desde el punto de vista del que es limitado, eso puede parecerle
inquietante, desesperante, vacío. Pero si vas al final, está lleno, es el
Absoluto, es eso. Pero está también, la percepción del observador que observa
que todo eso que hacía parte de su vida, ya no existe.
Pero como lo dije: no eres tu vida, inscrita entre el
nacimiento y la muerte. Es necesario poner bien fin a lo que es conocido, a
todo lo que se conoce, para, por fin estar, más allá del yo soy, en la no
conciencia que llamé la a-conciencia, que no es la inconsciencia. Pues, sobre
todo, no hagas nada, no cambies nada. Permanece tranquila. Porque a fuerza de
observar esta nada (como tú lo observas), el Absoluto está allí. No hay nada de
más simple. En cuanto eso te parece complicado, es el yo que interviene, la
pequeña persona, la bolsa. Permanece allí donde estás y deja desarrollarse lo
que se desarrolla. Si aceptas eso, sin implicarte, sin indiferencia, sin deseo
de alguna cosa, y si haces cesar el juego del observador, saldrás del teatro.
Es la única condición posible para vivir y Ser la Morada de Paz Suprema, aquí
como por todas partes. Habrás vivido tus Tinieblas, que con todo llamabas tus
Luces, que partieron. No olvides que estás invertida, sobre este mundo: que lo
que llaman el vacío, es lleno y que lo que llaman la materia, es vacío.
Vuestros científicos lo saben. Tú tienes la oportunidad de vivirlo. Entonces,
sobre todo, no busques a saber, porque el saber es una proyección. Lo que vives
pondrá fin a la experiencia y en consecuencia a la conciencia limitada. Ninguna
duda es posible al respecto. Y si ustedes mismos se preguntan, los unos y los
otros, se darán cuenta que es el caso, para muchos de ustedes, que han
trabajado para el Sí.
Allí también, cada vez más, lo que hay que asir no es
un saber, ni una comprensión, ni una experiencia, ni el yo, ni el Sí,
simplemente: cambiar de punto de vista. Acepta la aparente absurdidad de la
cosa para descubrir el verdadero sentido, es decir, la Esencia (y no los
sentidos, en dos palabras). Y no hay ningún sentido. Los sentidos te engañan.
Sólo la Esencia (en una palabra) es la solución. Y mientras hay sentido, no hay
Esencia. Mientras quieras dar sentido, una lógica, a tu vida, a tus
experiencias, a tu Sí, no estás listas a soltar te agarras de lo efímero. Pues lo
que vives (o más bien lo que no vives) es exactamente eso: lo que tú Eres.
Entonces, por supuesto, la personalidad, el Sí deben hacer el duelo, porque es
una puesta a muerte de lo efímero. Y eso puede dar miedo, o en todo caso,
interrogar. Si tú sobrepasas el miedo o la interrogación, constatarás
rápidamente, que Eres la Morada de la paz Suprema. Es ahí. Tú Eres eso. Repito
no busques comprender ahora. Tendrás todo el tiempo para reflexionar y
concluirás que no hay nada a reflexionar. Hay que dejar doblegar lo que muere,
ya no alimentarlo, ni buscar a saber. Entonces, dicho de manera poética, se te
dirá: “vuelve a ser como un niño”. Pero un niño, es aún una bolsa. Ve más allá
del niño, antes del saco. Ya estas allí.
Pregunta: Una fragilidad me hace
pasar de la risa, de la ligereza a la pesadez, a pensamientos
obsesionantes continuos, sin concientizarlos. Soy incapaz de amar y de ser
amada, de centrarme e incluso de refutar. ¿Cómo salir de este infierno?
Pero, el infierno, eres tú, en lo que crees ser. No
hay otro infierno. Reflexiona. Amar o ser amada, es considerar que hay una
carencia puesto que tu Eres Amor. Proyectar el amor, es alejarse de ser Amor.
Porque quien es Amor absolutamente, no tiene que decidir amar o buscar a amar,
ni incluso de ser amada. Puesto que es su Esencia. Detrás de tu pregunta, hay
culpabilidad. Lo efímero oscila: no puedes encontrar equilibrio, de ninguna
manera, de manera duradera, en el seno de lo efímero. El problema, es el
narcisismo porque, básicamente, este infierno que describes está vinculado a tu
propio narcisismo, la necesidad de traer a sí, en el yo. Es el centro del
ombligo. Es buscar causas al sufrimiento, a las oscilaciones, a los humores.
Pero, al hacer así, mantienes la Ilusión no de no creerte digna de amar o
de ser amada. Pero no tienes que ser digna (o indigna) puesto que Eres Amor.
Mientras busques el amor en el acto de amar, en la necesidad de amar (o la
necesidad de ser amada) no haces más que renegar de tu propia naturaleza. Todos
los seres humanos reivindican de actuar, como mínimo, una vez en su vida, por
amor, cualquiera que sea la expresión de este amor (sexual, filial, pasional,
espiritual). Mientras buscas, hay carencia. Si no buscas, la carencia ya no
está. Buscar el amor, es como pedir a una manzana buscar una pepita. Porque la
pipita está dentro. No puedes buscar en un exterior, una satisfacción interior,
si eso no es permanecer y quedarse en la Dualidad y en la alternancia
placer-desagrado, en algún amor que éste sea (sexual, pasional, filial). Todo
eso son amores humanos que sólo reflejan la falta de amor de lo que Son,
realmente. Porque vuestra mirada no es buena. Todo eso viene de las creencias,
de todas las creencias, cualesquiera que sean, de todas las memorias (las
vuestras como las de los otros), cualesquiera que sean.
Pero no eres un ser de memoria o creencia. Eres
Absoluto. Ustedes Son Amor. ¿Cómo puede ser que lo que es ilusorio (Maya)
podría aportar alguna satisfacción que sea durable? Porque incluso la
satisfacción más duradera se apagará con la propia muerte, de este cuerpo de
comida. El ego se cree, en permanencia, inmortal. En todos los amores que
existen, él los quiere infinitos y eternos, más allá de la muerte. Pero ningún
amor, vivido aquí, es el Amor. Todo amor (incluso el más desinteresado, el más
espiritual) no es más que la traducción de la falta de reconocimiento de lo que
Son: Amor. Como el miedo, como el narcisismo, como el infierno, que no son más
que no reconocimientos de vuestra propia naturaleza, de vuestra Esencia. Pones
peso allí donde no existía ningún peso. El Amor no es una responsabilidad. El
Amor no tiene que justificarse y no es justificable. No tiene que ser buscado o
buscarle. Ni siquiera hay que plantearse la cuestión de su manifestación, de su
ausencia, o de su presencia. Porque es lo que Eres. Es el ego que querría ser
Amor. Pero no podrá serlo nunca puesto que el ego se construye sobre la
falta de Amor, sobre el miedo. Pues, no puedes permanecer en el ombliguismo y
reivindicar el Amor.
El único verdadero Amor es en el que desapareces, como
persona, como individuo, como conciencia, como búsqueda. Si pudieras detener
todo eso, de un golpe de vara mágica, y permanecer tranquila, constatarías
instantáneamente (como ya lo dije) que no eres ni la protagonista, ni la escena
de teatro, ni la espectadora, ni el teatro. Juegas uno de estos papeles y lo
crees realmente, sabiendo, pertinentemente, que todo papel tiene un final, como
esa bolsa. Entonces se puede hablar del alma, del Espíritu. Muéstramelo. La
única verdad es el Amor, Morada de Paz Suprema, Absoluta, Eterna, no efímera,
no-yo, no-Sí. Mientras hay reivindicación sobre la persona, eso quiere decir,
simplemente, que estás instalada en la persona. Si no hay persona, la persona
no puede tener el menor problema. Es imposible. Tomando otro ejemplo: es como
si tú me dijeras: “no quiero estar en el piso de bajo, pero quiero estar en el
4to. piso del edificio”, pero persistes a permanecer abajo, sin querer mudarte
al 4to. piso. La expresión que podrías emplear es: querer uno y otro. No puedes
querer, a la vez, lo efímero y Ser Absoluto. Recuerda: lo efímero no puede
contener el Absoluto. El Absoluto contiene lo efímero.
Es tan simple que nunca el ego lo aceptará, como jamás
el Sí lo aceptará, tampoco. Porque desean hacer pasar lo efímero por Eterno.
Aunque eso sea duro de oír, para la persona: tú no eres esta persona. Pero
mientras permanezcas en la persona, permaneces en el narcisismo, que es
sufrimiento o, a lo mejor, alternancia de sufrimiento y satisfacción. Ahora
bien, toda satisfacción llama a su reproducción (en todos los sentidos del
término, reproducción): en ti, por los miedos que vuelven y que dan la vuelta,
por la necesidad misma de reproducirse, esperando encontrarse en una
continuidad efímera. Toda persona está inscrita en esta necesidad de
reproducción. Todo, esa bolsa de comida no puede existir, sino por este
principio de reproducción. Es precisamente de eso que es necesario tomar
conciencia y extraerse. Y después, deshacerse también, de la conciencia que lo
percibió. Porque cuanto más cavan (esperando encontrar la Luz), más se insertan
en las Tinieblas. Podría llamar a eso la psicología de la bolsa. Y esa es la
Verdad.
Busquen sin buscar. Deténganse y avanzarán. Es
necesario deshacerse de todo lo que llega a la conciencia. Yo imagino que la
persona encerrada va a querer deshacerse de lo que hace sufrir. Pero no llega a
entender cómo debe también quitarse de lo que lo pone en alegría. Eso no quiere
decir salir de una relación pero es, cambiar de punto de vista. Cuando me
dirijo a ustedes así, la persona puede comprender (erróneamente) que es
necesario alejarse de una profesión, de un marido, de una mujer, de una
relación. Pero nunca he dicho eso. Es lo que oirán, a nivel de la persona. Y lo
oirán siempre así, mientras estén instalados en la persona. Acepten ya no ser
una persona y verán. Pero a partir del momento en que emprendan una acción para
ya no ser persona, suprimiendo esto o aquello, no entendieron nada. Porque no
me dirijo necesariamente a la parte que oye mis palabras, inicialmente. Y es
para eso que les digo, cada vez, de tomar el tiempo para comprender. Si no
comprenden ahora nada, es mejor, porque me dirijo a lo que está más allá de la
comprensión. No me dirijo a la persona que escucha, sino a la que entiende.