Traducción:
Amparo Iribas
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Audio cortesía de
Alicia Botero Toro http://hallegadolaluz.blogspot.com
BIDI - 2
3 junio 2012
Pregunta: ¿Por haber practicado la meditación en el
3er. Ojo durante años, la cuestión luciferina está determinada en mí pues tengo
la Vibración en el tercer ojo que persiste por momentos?
Yo te responderé simplemente: no
te hagas ese género de preguntas. ¿Quién es Lucifer? ¿Quién es el diablo?
¿Quién es Dios? Obstáculos sobre el camino, nada más. No des ningún crédito a
todas esas creencias, aunque tengan un soporte verdadero, sobre este mundo. Tú
no eres este mundo. Hacer esta pregunta, es recaer en la Dualidad y el miedo
del bien y del mal. Cualesquiera sean las Vibraciones, las Vibraciones
conciernen la Conciencia ya que la Conciencia es Vibración. Pero no el
Absoluto, que no es Conciencia, ni Vibración. En el Absoluto, no hay ojos, ni
tercer ojo, ni cuarto ojo. Hay un Centro, el Corazón, el Amor y nada más. Y
ningún obstáculo (fuese el diablo o Lucifer u otro) no puede impedirte ser lo
que tú Eres, de toda Eternidad. Sólo el peso de las creencias y de la bolsa de
pensamientos es un obstáculo y no hay nadie más que tú que puede dejar de
alimentarlo. Ninguna montaña puede detener el Amor. Ningún mundo puede detener
el Amor. Ninguna fuerza puede detener el Amor. Pueden simplemente dar la
ilusión de detener. Es a esta ilusión de detener el Amor, que el ser humano
cree. Pero si tu vas más allá de la creencia y de la Vibración, eso no tiene ningún
peso, ninguna consistencia y ninguna Verdad. Aligérate.
Pregunta: Cuando mi conciencia siente que ella
se diluye en el vacío, en el infinito, se asusta y se retracta, parando así su
disolución. ¿Qué debo refutar para pasar ese límite?
A ese límite, no hay nada que
refutar. Solamente continuar siendo un observador, hasta el momento donde el
observador, él mismo, que observa la retractación, desaparecerá, él también. En
ese límite, como tú lo llamas, el límite de la refutación se superó. Hay todavía
alguien que observa el teatro, que tiene conciencia que hay un teatro pero que
pronto va a salir. No hay nada que hacer para salir, sólo quedar ahí,
quedar tranquilo, jugar todavía el juego del observador, hasta el momento donde
el observador él mismo desparecerá, solo. No hacer nada más, no ser nada más.
Dejar Ser y dejar hacer. Esas son las palabras maestras. Ya que desde el
instante, en ese límite, donde tú aceptes no dirigir nada más, no observar nada
más, el observador desaparece por sí mismo, desde el instante donde tú sugieres
que no hay nada a observar. Y por lo tanto, no haces nada. Ese límite es
lógico. Precede la Disolución. Nos unimos con una pregunta anterior
concerniente al sentimiento de ser otra persona, o ninguna persona del todo, lo
que es mejor todavía. Eso era llamado, por algunos místicos, en occidente, la
Noche negra del alma. Pero hay todavía un observador, que constata. Entonces,
limítate a constatar lo que se desarrolla y acepta de no constatarlo más,
tampoco, sin refutar. Y ahí, vas a darte cuenta que la Disolución de la
conciencia se realiza y no habrá más retracción.
La retracción es la característica del
observador mismo. Vosotros sabéis, en la física que nombráis cuántica de
vanguardia, que el observador modifica lo que es observado, desde luego. Por
tanto, en tanto que hay un observador, hay una modificación. El
observador debe desaparecer por sí mismo. Basta simplemente en no interesarse
más en él, ni en la retracción. Y todo eso va a desparecer. Pero es una fase
normal. Porque la retracción es llevar al Centro que es el centro de todos los
centros y de todas las periferias. En ese momento solamente, todas las
periferias, sin ningún límite, se revelan. Es la pérdida total del sentido de
una identidad cualquiera, de una persona cualquiera, de una historia
cualquiera, de una emoción cualquiera, de una bolsa cualquiera, tanto de comida
como de pensamientos. Yo diría que, quizá, lo más duro, en ese límite, como tú
lo has llamado, es aceptar de no hacer nada, de no ser nada, de no observar
nada tampoco pero sin actuar
Porque si hay una acción, hay una
tensión y esta tensión aleja del Centro. Olvídate y desaparece. Y tú
desaparecerás, es inevitable. Y eso no está inscrito en un tiempo o en un
espacio pero está inscrito en la Eternidad, porque tú eres Eternidad. La
retracción del alma, luego del Espíritu, son los últimos sobresaltos del
individuo. Obsérvalos y deja desaparecer la observación, sin quererlo, sin
decidirlo. Observa, en cierto modo, la desaparición del observador. Y ahí, no
habrá nada más a observar: tú estarás establecida en el Absoluto. En realidad,
en esos instantes donde tú hablas del último límite, aunque haya retracción del
Alma o del Espíritu, el observador percibe claramente que se instala alguna
cosa mucho más vasta que él mismo. Es justamente lo que está detrás del
observador: Tú.
Pregunta: A pesar de vuestra manera estruendosa
de escandir vuestras respuestas a las preguntas, intención y atención
constantes, después de algunos minutos, el sueño gana y aún el sonido de
vuestra voz desaparece, leyéndolo, escuchándolo solo o uniendo a las dos (Nde:
acciones: la lectura y la escucha). ¿Lo mejor es dejar hacer?
En totalidad, porque menos tú
comprendes, más tú eres. Y más te duermes, más tú eres, si es que pueda haber
un más. Porque quien quiere escuchar y quien quiere comprender, sin oír, es
¿quién? El ego o el Sí. Si el ego y el Sí se apagan, es decir si la conciencia
se apaga, ¿qué queda? El Absoluto. En un momento dado (que no depende de un
tiempo futuro sino del lugar donde tú te colocas) entonces, El Absoluto será
establecido en eso que tú eres. No hay por tanto, efectivamente, nada a
emprender, nada a hacer, y nada a no hacer. Solamente, aquí también, dejar
desarrollarse lo que se desarrolla. Esto demuestra que nosotros hemos
franqueado, en esta entrevista, ampliamente, la barrera de la escucha, la
barrera de la comprensión, para penetrar de lleno en lo que yo llamaría un
entendimiento. Esta entrevista se vuelve ya un entre-nosotros. Tú aceptas no
tener nada, tú no lo comprendes, pero tú lo vives. Es por consiguiente la
Verdad, más allá de la experiencia. No es por consiguiente la buena vía o el
buen camino sino la buena actitud y el buen emplazamiento para mirar. Es por
consiguiente el buen punto de vista. Aquél que es justo porque escapa del saco
de pensamientos, de la misma manera que tú escapas del saco de alimento y a la
conciencia misma. Tú entras en el entendimiento, figurado, como propio. El
entendimiento del sonido del Absoluto, de la Residencia de Paz suprema. Es
exactamente eso: lo que tú Eres. Yo diría: no te agites más, no hagas nada más,
no seas nada más. Entonces, la Transparencia está ahí: tú no detienes nada, tú
no estás más en el parecer y tú desapareces, totalmente. Entonces, ahí, emerge
lo que tú Eres: eso.
Pregunta: Tengo la impresión de ser llevada todo
el tiempo, sin el conocimiento de mi propia voluntad, a los viejos esquemas
acción/reacción, la personalidad y el ego omnipresentes. Yo tengo por lo tanto,
la impresión de no lograr Ser. ¿Cómo salir de esto?
No existe ningún espacio de resolución
allí donde se sitúa lo que tú vives.
Tú constatas, como tú lo dices, la
acción/reacción, el juego del ego, el juego de la duplicidad, de la Dualidad.
No puedes servirte de la palanca situada en el mismo nivel para extraerte de
allí, porque eso de lo que tú querrías extraerte va a reforzarlo. Es
inevitable. Porque la conciencia, situada a ese nivel, no te es de ninguna
ayuda para salir de ese nivel porque toda solución aportada al mismo nivel no
será más que efímera y transitoria. Porque todo eso pertenece al mundo de la
ilusión. Tú todavía crees ser una persona que se debate. Todavía crees estar en
un mundo que existe. Tu punto de vista está inserto en la realidad que vives, que
no es la Verdad.
Esta realidad no puede ser de ninguna
ayuda, ella es útil para actuar en la acción/reacción. Si te rompes un brazo,
puedes hacer todas las plegarias del mundo, pero él quedará roto: hay que
enyesar. Eso no puede funcionar así para salir del juego del ego y de la
personalidad. Tú no puedes enyesar nada, a ese nivel. Eso no sería más que un
parche efímero. La solución está por consiguiente en otro lugar. No la vuelvas
a poner en el mismo tiempo de la ilusión, de la acción/reacción sino, sale de
ese espacio encerrado de la personalidad. Aquí también, hay una falla de punto
de vista, mayor, que ya no es narcisismo, sino una complacencia. Una
complacencia a lo efímero, una complacencia al ego que quiere resolver un
problema cuando él no tiene ninguno de los medios. Hay que aceptar, por
consiguiente, no querer resolver sea lo que sea, sino de salir de esta
linealidad. Colócate en otra parte. No simplemente cambiando de punto de vista
sino aceptando que tú no eres todo lo que se juega. Tú estás todavía sobre el
escenario del teatro, queriendo esto y queriendo aquello. Quieres poner un
parche. Cambia de punto de vista. Elévate. No te hablo siquiera de Abandonar el
Sí sino de Abandonarte a la Luz. ¿Eres más inteligente que la Luz, que tú eres?
¿Es tu ego superior a la Luz? ¿Tu ego cree que él es el maestro de tu vida? Si
la respuesta es sí, entonces continúa sufriendo, si es no, elévate. No dejes
dirigir al ego. Deja entrar la Luz. Es eso, el Abandono a la Luz, que te
permitirá ir hacia el Sí, antes de realizar el Abandono del Sí. Pero si tú eres
valiente, sé directamente lo que tú Eres: olvida todo eso, no le des más peso,
ni le des pie a lo que te fastidia. Yo no dije dicho, con eso, que hay que huir
de lo que te fastidia sino elévate, vuélvete más leve, aquí también. No quedes
pegada en la oposición y la contradicción, en la acción/reacción, porque toda
acción acarrea una reacción, y toda reacción acarrea otra acción. Y eso no
puede terminarse nunca, contrariamente a la estafa espiritual que os quiere
hacer creer que el Karma va a resolver sea lo que sea. No hay Karma. El Karma
no concierne más que a la persona, no al Sí, y menos todavía al Absoluto, si
puedo expresarme así. Por consiguiente, tú te sometes, a ti misma, a la
acción/reacción, reaccionando. Y más tú reaccionas, hay más acciones que
aparecen y más eso te encadena, mientras que tú buscas la Libertad. Así pues es
cuestión de salir de la acción/reacción. Sitúate bajo la acción de gracia, es
decir deja hacer a la Luz. Deja que la luz se ocupe de todo. Mientras que tú
quieres ocuparte de alguna cosa, eso fracasará, es inevitable. ¿A quién le
tienes confianza? ¿A tu ego o a la Luz? ¿Dónde sitúas tu interés: en el ego o
en la Luz? Es tu responsabilidad. Tú no puedes mantener la acción/reacción y pedir
que la acción/reacción cese. Es lógico.
Elévate por encima de la acción/reacción
y constatarás, por ti misma, que la reacción no es más tuya, así como la acción
no es más tuya. Y que, verdaderamente, en ese momento, es la Luz que actúa y no
tú. No es cuestión, tampoco, de pedir a la Luz que actúe, porque esto, es
todavía del ego que quiere poner la Luz ahí donde él quiere, pero no ahí donde
se necesita. Cómo puedes saber lo que se necesita, puesto que,
irremediablemente, todo te arrastra en la acción/reacción permanente e
incesante. No hay ninguna satisfacción y ningún sosiego ahí dentro. Es más allá
de la noción de confianza. Es verdaderamente el Abandono. Es necesario que tú
te entregues, tú misma, a la Luz. Y la Luz se entregará a ti. Pero tú no puede
pedir a la Luz lo que tú quieres, porque lo que tú quieres no es lo que quiere
la Luz. Tú no tienes ningún medio para saber si hay una adecuación entre los
dos (Nde: pedidos) y la mayoría de las veces, hay una total inadecuación.
Porque lo que pide el ser humano siempre está formulado desde el ego, y toda
demanda formulada desde el ego no hace más que reforzar el ego, la persona, la
acción/reacción. Si tú te Abandonas a la Luz, tú no tienes nada que demandarle.
Eso te extraerá del escenario del teatro y te instalarás confortablemente en la
butaca de quien mira el teatro. Es una etapa.
Se necesita hacer consciente el hecho de
que pedir está sistemáticamente inscripto en el orden de la personalidad. En
cambio, pedir a la Luz, basta. No es útil pedir a la Luz de hacer esto o aquello.
¿Creéis que ella tiene necesidad de vuestros consejos, de vuestros argumentos,
de vuestros límites o de vuestras creencias? Vosotros sois Luz. Pero si hay
pedido de Luz (que no sea el pedido de Luz, sin adjetivo detrás) pues bien, es
el ego que se expresa. Y la Luz no responde nunca al ego, contrariamente a lo
que vosotros creéis o contrariamente a lo que os quisieron hacer creer las
religiones. Remitirse a la Luz, es destituir al ego: es uno o el otro. En
ningún caso, pueden ser los dos. Es eso que se necesita comprender. Recuerda:
el mundo no existe. Todo lo que se proyecta sobre la pantalla de tu conciencia
(el mundo, el enemigo, como el amor) no es más que el reflejo de tu ser
Interior, el reflejo de tus propios deseos inscriptos en la personalidad. Si no
hay más personalidad activa, no hay más deseo y la Luz obra. Y tú te vuelves lo
que tú Eres: Luz. Nada puede alcanzarte. Sólo el ego es alcanzado y lo será
todo el tiempo, porque el ego está construido sobre el miedo y la carencia. Lo
que tú Eres no es el ego, ni el miedo, ni la carencia, sino es Amor, Luz y
Absoluto. No existe ninguna solución al sufrimiento, en la Ilusión. No existe
ninguna solución al sufrimiento, en la personalidad.
El Sí va a representar un sucedáneo de
Paz, poniendo fin al sufrimiento o, en todo caso, a la percepción de su
ilusión. El Absoluto pone fin a la percepción misma, del sufrimiento. Yo podría
decir de otro modo que, en el Absoluto, aunque haya sufrimiento de la bolsa de
alimento, el sufrimiento no hace más sufrir. Y es el objetivo. Mientras hay
ego, hay atracción al sufrimiento. Mientras hay Sí, hay venda. Pero llega un
momento, un espacio, todo eso no se puede jugar más, donde todo eso se apaga,
porque eso no es más alimentado por el ego, ni por el mundo, ni por la
acción/reacción. Vosotros sabéis todos que, cuando un sufrimiento es extremo
(sea una pérdida o un dolor, o todo acontecimiento extremadamente traumatizante
para el ego) ¿qué pasa, la mayoría de las veces? Hay un sentimiento de irrealidad,
una salida del espacio-tiempo lineal: todo parece desarrollarse en cámara lenta
porque la conciencia no está más en el ego sino que ella se extrajo, de manera
temporaria, del ego, e incluso del Sí. Es, aquí también, otra vista del
Absoluto. Estas experiencias han sido descritas por todas partes. Si tú
realizas esto, tú constatarás que toda tu vida, sobre esta ilusión, no podrá
ser afectada por el menor sufrimiento. Pero para eso, hay que soltar, hay que
aceptar soltar. ¿Quién es el maestro a bordo? ¿Y a bordo de qué?
Pregunta: ¿Vivir la Onda del Éter, es vivir la
Luz Vibral y la Onda de Vida, al mismo tiempo?
Vivir la Luz Vibral y la Onda de
Vida, al mismo tiempo, es el Absoluto, que desemboca en la no Vibración, en la
no conciencia, en la Morada de Paz suprema. Es el momento donde no hay más
pensamiento, ni emoción, ni aflicción, ni siquiera Alegría, sino un estado de
tranquilidad total, sin tener necesitad de dejar este saco de alimento o este
saco de pensamientos. Porque hay una desidentificación total, real y exitosa,
de este saco de alimento y de este saco de pensamientos. Es eso el Absoluto.
Pregunta: La vida me muestra, actualmente, de
manera física, que las puertas están cerradas, que hay una dificultad para
ponerse en marcha, mientras que antes siempre estuvo presente la Fluidez. No
llego a captar la profundidad.
La Fluidez de la Unidad es el reflejo y
la manifestación del establecimiento del Sí. Cuando las puertas están cerradas,
cuando la Vibración se hace muy discreta o ausente, cuando la Fluidez
desaparece, sin por ello ser reemplazada por resistencias sino simplemente,
como tú has dicho, por la detención de las puertas que están cerradas:
un flujo, que estaba ahí, no está más ahí, es muy buena señal. Es la retracción
del alma y el Espíritu, que conduce al Absoluto. Sólo hay que Abandonar,
totalmente el Sí. Lo que te permitirá comprender que lo que tú llamas tu vida,
no es más que una ilusión. Es dejando de alimentar la Ilusión, incluso con la
suspensión de la Fluidez de la Unidad, que llega la Morada de Paz suprema. Siempre
y cuando yo pueda emplear la palabra llegar, porque no hay continuidad. Lo que
tú vives, es como en una pregunta precedente, exactamente la misma cosa: tú
tienes un buen límite. Si tú te Abandonas totalmente a eso, el Absoluto está
ahí y tu eres Eso. No te preguntes más sobre el sentido de lo que vives, de lo
que vive tu vida si no pregúntate sobre la Esencia de lo que pasa. Tú sales del
Sí al no Sí, que, no se opone al Sí. Y se desarrolla el Absoluto. No busques restablecer
cualquier cosa del pasado si no instálate, de manera muy lúcida, en eso que lo
que tú llamas tu vida, te da a probar. Es la prueba de que el Absoluto está
ahí. El Absoluto no puede estar más que en el Abandono del Sí. Es exactamente
el papel que tú juegas: observar y dar pruebas de eso. No busques restablecer
nada sino, más bien, a establecerte en lo que Es, de toda Eternidad. Desde ese
instante, tú ya no te harás la pregunta de la Fluidez, porque eso será
evidente. Todo ya no será simplemente Fluido y fácil pero tú estarás fuera de
todo eso, dejando entonces desarrollar tu vida, sin interferir, en lo que tú
Eres. Así muere lo Ilusorio, así muere lo efímero, antes de su hora, dejando
lugar al espacio del Absoluto. Vosotros sois más y más numerosos (y lo seréis
más y más) a ser, en cierto modo, a ser confrontados a esto. Cosa por la cual
el ego os va querer atar de nuevo, haciéndoos creer que es absurdo. No lo
escuchéis. Si, para él, es absurdo, está muy bien.
Pregunta: ¿Por qué tengo la sensación de estar a
la expectativa, como si me faltara alguna cosa para pasar, para bascular, en lo
Desconocido, el Absoluto?
Yo te llamo la atención sobre el
hecho de que esta pregunta tiene un contrasentido. Porque, si tú tienes la
sensación que falta alguna cosa para bascular en lo Desconocido y el Absoluto,
ningún elemento de lo que te es conocido (o conocible) te puede permitir ir al
Absoluto. Y no puede faltar nada al Absoluto, ni limitarlo. Existe, simplemente
(y esto de una manera general, que no es específica), lo que ha sido llamado
(en las preguntas precedentes): la Última Retracción, o del Alma, o del
Espíritu, que rehúsan deponer las armas y capitular. Por consiguiente, no puedes
buscar lo que falta pues no falta nada. Tú no puedes probar una sensación de
expectativa (porque la expectativa te sitúa en el tiempo o en la búsqueda) sino
aceptar que eso es así es decir: ser, cada vez más, el observador de eso, sin
plantearte preguntas, sin refutar nada (ahí donde tú estés) y esperar,
pacientemente, (sin esperar nada porque él desaparecerá por sí mismo), que el
observador se disuelva. Por lo tanto, no te plantees más la pregunta de por
qué, ni lo que podría faltar, sino, simplemente, deja que se desarrolle esa
expectativa. Pero tú no eres la que está expectante. Tú eres la que observa.
Que es profundamente distinto. Desde ese instante, el contrasentido planteado
desaparecerá por sí mismo. Porque tú no buscarás un sentido o una respuesta
sino, tú constatarás, por ti mismo, lo que se despliega. Y lo que se despliega
no pide, ni una pregunta, ni una interrogación, sino simplemente, una lucidez,
aquí también.
Observar, ir más allá de la observación,
es, ya, aceptar superar al que experimenta y observa. Es ya, en cierto modo,
hacer salir, sin buscarlo, lo que está detrás de todo lo que se juega. Si tú
aceptas esto (de quedar tranquilo, de no buscar nada: ni respuesta, ni falta),
entonces, todo va a llegar. Ni siquiera hay que cambiar el punto de vista. Sólo
hay que observar el punto de vista y dejar hacer. Aquí también, nosotros
llegamos al último límite del Abandono del Sí. El Abandono del Sí (como el
Abandono a la Luz) no es una acción de la voluntad, ni una decisión del ego sino
más bien lo que yo llamaría una capitulación del ego y una capitulación del Sí,
donde no es necesaria ninguna acción, ni es indispensable ninguna decisión.
Simplemente, observar lo que pondrá fin, seguramente (de ahí donde tú estás),
al observador mismo.
Tú constatarás, además, que desde que
cesa el porqué, desde que cesa la expectativa, todo está ahí. Eso transcurre,
siempre, así. Fue dicho (por algunos Ancianos) que la expectativa y la
esperanza no eran lo mismo. Yo os digo, en cuanto a mí, que la expectativa y la
esperanza deben cesar, ahora, una como la otra. Porque no hay más tiempo, en
todos los sentidos del término. El Tiempo se cumplió, los Tiempos finalizaron,
por consiguiente, vosotros salís del tiempo para entrar en el espacio. Y no
busquéis, tampoco, naves. Vosotros sois la Nave. Aunque, desde luego, existen
circunstancias precisas y particulares donde lo que vosotros llamáis naves
exógenas deben intervenir, pero eso no os concierne. Ocupaos de vuestra Nave.
Porque vosotros sois una Nave. Es esto lo que pasa.
Pregunta: En principio, más mentalmente que en
el cuerpo, a veces, el deseo sexual me gana. Entonces, con mi elección del
Absoluto y todo eso, estoy desconcertado.
Tú no puede desear el Absoluto porque tú
lo Eres. Recuerda: el Absoluto contiene todo, incluso la Ilusión. ¿Por qué
deseas excluir algo del Absoluto? Presentas las cosas como si fuera uno o el
otro. ¿Quién dijo eso, si no es tu propia cabeza? ¿A nombre de qué? Deja tu
cuerpo vivir lo que tiene para vivir o bien, separa lo que desborda. Pero eso
no hará desaparecer lo que sea. Eres tú mismo que te separas de ti mismo,
poniendo una oposición ahí donde no la hay, una contradicción ahí donde no la
hay. Lo que vive este cuerpo, lo que vive ese mental, no concierne lo que tú
Eres. Sé lo que tú Eres, más allá del Sí, y luego, tú mirarás lo que
transcurre, en ese cuerpo como en ese mental. Pero no hagas a la inversa: es
poner el carro delante de los bueyes.
Tú no puedes preocuparte del Absoluto.
No es una búsqueda. No es una Realización. Es una Liberación. Pero plantear la
pregunta de la Liberación hace resurgir eso de lo que tú creías estar libre.
¿Pero quién dijo que era necesario estar liberado de este cuerpo para vivir la
Liberación? Tú no eres este cuerpo. Tú no eres, tampoco, quien lo supera. No
hay ninguna antinomia (ni ninguna contradicción) si no es en ti mismo. ¿El
Absoluto me impide tener hijos? Nosotros no estamos en una religión castradora.
Haz lo que la vida te pide. Este cuerpo te pide cosas. Este mental te pide cosas.
¿Eres tú eso? ¿Estás identificado a eso? Mientras que des peso a una
contradicción, mientras que otorgues, al deseo, las virtudes opuestas al
Absoluto, mantienes, tú mismo, tu propia Dualidad. Deja al Absoluto ser lo que
tú Eres, y yo diría: el resto lo seguirá. Pon los bueyes y el carro lo seguirá.
En el otro sentido, eso no funciona.
No hay Pasaje del ego (o del Sí) al
Absoluto. En cambio, en cuanto el Absoluto es lo que tú Eres, los Pasajes se
hacen sin interrupción y sin discontinuidad. Pero no pongas el carro delante de
los bueyes: deja el orden de las cosas establecerse por sí mismo. De lo
contrario, tú puedes creer cualquier creencia: que si tú tienes un bigote, no
puedes ser Absoluto, porque no. Pero eso queda en el dominio de las creencias.
No hay ninguna verdad, detrás de eso, ni siquiera relativa. Son solamente
suposiciones. Deja establecerse lo que tú Eres (Absoluto) y el resto, tú verás
por ti mismo (pero no por el punto de vista del ego o del Sí). Porque no hay
que confundir el deseo y la necesidad, el deseo y la carencia. La expresión de
un deseo del cuerpo, de un deseo del mental, es el Absoluto. Esto no es contradictorio
(ni opuesto) pero hay un orden: el carro o los bueyes. Cambia, aquí también, de
posición. No emitas juicio. No emitas suposiciones. Porque el ego va a
presentarte obstáculos. Para ti, eso puede ser lo que tú llamas el deseo
sexual, y además, llega a hacerte creer que porque hay un deseo, el Absoluto no
puede estar presente (lo que es, evidentemente, absolutamente falso). Te
dejas caer en la trampa de tu propio ego que te somete a una ecuación con
una imposibilidad. Sé Absoluto y, luego, verás lo que pasa. Aquello no tendrá
ninguna importancia.
Pregunta: Desde mi infancia, yo viví varios
duelos de personas por las que tenía mucho afecto y yo no probé ninguna
emoción. Estaba tranquilo (Nde: interiormente). Hace 3 semanas, mi
hermana mayor me anunció que ella tenía un cáncer muy grave, y 4 días después,
llega otro gran problema. Desde entonces, yo siento, casi permanentemente,
sentimientos de tristeza, impotencia, miedo, traición. De ningún modo llegué a
refutar. Como si todo lo que yo creía integrar hubiera desaparecido. ¿Podéis
ayudarme en esta etapa?
La vida del ego te presentará varias veces el mismo
plato. Y los platos serán cada vez más difíciles de digerir. Lo que creía ser
superado, un buen día, no lo es más. Esa, es la visión del ego, en la
linealidad del ego. ¿Qué implica esto? De no colocarse en el ego. Porque, ahí,
lo que se manifiesta como tú lo dijiste), es la culpabilidad, el síndrome del
salvador que no puede salvar más, que se encuentra con los pies y las manos
atados. Porque vive una injusticia, y por consiguiente, una tristeza. No se
considera la pérdida únicamente, sino, más que eso. Esto significa que había,
bien escondido, en el Sí, restos del ego del tipo responsabilidad, del tipo
salvador. El Absoluto no tiene nada que ver con eso. Lo que tú llamas pruebas,
en el Sí, es en efecto, una escalera (o un bulevar) que se te abrió para
desembarazarte de todo eso. Recuerda: es siempre una cuestión de punto de
vista, aún sin hablar de Absoluto. Lo que tú podrías llamar una pérdida, en un
primer tiempo, se considera (en en otro tiempo) una ganancia inestimable, en
otro nivel. Lo que la oruga llama muerte, la mariposa llama nacimiento. ¿Qué
punto de vista adoptas: el del ego (que te llama al orden), el del Sí? ¿O
decides dejar los dos, más allá de toda noción de aflicción o de paz? Porque la
Morada de Paz Suprema no es la tranquilidad del Sí. Eso lo que viene a recordarte
lo que tú llamas tu vida. Eso te lleva a aclarar y a poner a la luz ciertos
lazos, ciertos apegos en la noción de familia. Porque lo que tu hermana (o tú)
llama la muerte, su Absoluto lo llama la Libertad. Aquí también, ¿dónde te
sitúas: estás contento por esta Alma y este Espíritu que encuentran el Absoluto
muy pronto, o padeces por una pérdida o una responsabilidad, o una
culpabilidad? La cuestión está solamente ahí. Es a eso que te somete tu vida,
tu ego que estaba agazapado a la sombra del Sí. Contestar al desafío no es
volverse fuerte con respecto a un acontecimiento, no es negarlo, sino
integrarlo. Porque todo acontecimiento de la vida (que me puedas describir,
cualquiera sea) no pertenece más que a la ilusión. Así pues, te vuelves a poner,
por ti mismo, en la ilusión, que te muestra, por ella misma, a lo que estás
apegado. No puedes estar apegado y Liberado. Es uno o lo otro. Y esos
acontecimientos te ponen frente a eso. ¿Quedas apegado o no? ¿Vas más allá de
los acontecimientos, más allá de los afectos, más allá de los choques?
Plantéate la cuestión de la significación, profunda y real. ¿Estás apegado? ¿O
estás liberado? Es uno o lo otro. El ego elegirá, siempre, elegirá el apego, la
culpabilidad. El Absoluto es Libertad. Está en ti verlo.
Pedir ayuda, muestra, también, la
culpabilidad. ¿Cómo podría yo dar una ayuda a lo que no existe: tu persona?
¿Qué peso le das a tu persona, a tus apegos? Hay que hacer saltar todos los
circuitos, en totalidad, aún el más grande. Es lo uno o lo otro. Y más que
nunca (para ti como para todos), eso podrá ser, cada vez menos, uno o lo otro.
Los Tiempos se terminaron. La hora del Espacio ha llegado. El Absoluto está
ahí. Es lo que vosotros Sois: desde siempre, en todo espacio y de toda
Eternidad. Entonces, es lo uno o lo otro. No podéis llevar vuestras penas. No
podéis llevar vuestros apegos. No podéis llevar vuestros sufrimientos. No
podéis llevar lo que os rebasa. ¿Me comprendéis?
Pregunta: Desde hace muchos años, que leo y medito con
el fin de vivir otra cosa que mi conciencia ordinaria, con el fin de vivir el
Amor. No he superado la etapa de la Vibración. Por un lado, todo va bien pues
no tengo ningún temor por mi devenir. Por el otro lado, ser un Liberado
Viviente, eventualmente, sería una cosa extraordinaria. ¿Cuáles son, en mí, los
bloqueos o la actitud a llevar adelante?
Pues bien, es muy simple: deja de
leer y deja de meditar. Se han vuelto, hoy, tus obstáculos más importantes.
Porque, a través de la lectura y de la meditación, en tu caso, hay una voluntad.
Mientras que exista la menor voluntad de ser un Liberado, no serás Liberado
porque tú ya lo eres. Por tanto, tú puedes querer algo que ya eres. Tú puedes
vivir el Amor pero tú eres el Amor. Por consiguiente, tu pones, tú mismo, una
distancia con lo que tú Eres. Hay veces donde hay que aceptar que hubo
demasiado tiempo destinado a leer, a meditar, a orar, a hacer ejercicios
espirituales. Si no se produce nada, al cabo de tanto tiempo, haceros la
pregunta sobre su utilidad.
Hoy, en este mundo, vosotros tenéis
seres que realizan lo que Son y que son Liberados Vivientes, instantáneamente,
sin haberse formulado preguntas sobre una meditación o una lectura. ¿Por qué?
Porque se instalaron en la Transparencia. No pararon nada. Aceptaron
desaparecer: tú deseas aparecer. ¿Comprendes la diferencia? Tú expresas una
búsqueda. Expresas una investigación. Expresas una falta de perfección. Por
consiguiente, expresas una duda sobre lo que tú Eres. Y, mientras que esa duda
esté presente, el ego toma la delantera. Detiene todo y pregúntate a ti mismo,
y eso será posible porque en ese momento, toda voluntad desaparecerá. Desde
luego, yo no diría esto a aquél nunca buscó nada porque no se ha enardecido lo
suficiente en buscar en un rincón, en algo que no tiene rincón. Pero tú, has
buscado lo suficiente. Por lo tanto, es muy simple: sólo resta que tu ego lo
acepte. Si la Vibración está ahí, no hay nada para hacer: vive la Vibración,
vive el Sonido, vive la Respiración. Ayúdate, si lo quieres, de lo que te
propone tu saco de alimento y es todo. Deja el saco de pensamientos tranquilo:
allí se encuentran (en el interior) los deseos, las necesidades, las carencias,
la espiritualidad (que es, como ya lo dije, la más grande de las estafas: ya tú
eres espiritual). El problema dejas tranquila la opacidad de lo material, se
volverá Transparente. Por el contrario, si la agitas, se volverá cada vez más
opaca y pesada.
Acepta renunciar a todo lo que has
adquirido. Devuelve todo. Yo no hablo de lo que tienes en tus bolsillos, desde
luego: hablo de todo lo que has adquirido por tus lecturas y tu meditación. O,
si prefieres, vuelve a ser un niño virgen de todo conocimiento. El conocimiento
no es más que ignorancia. El conocimiento es un alejamiento de la Verdad. Eso
os ha sido explicado durante muchos años, sea por los Arcángeles, o por los
Ancianos. Todo conocimiento es una ilusión. Él os da la impresión de poseer
pero sois vosotros los que estáis poseídos. El conocimiento os posee y él os
desposee del Absoluto. El único verdadero Conocimiento, es el Absoluto: él hace
de vosotros un Liberado Viviente. Puedes, por supuesto, leer todo sobre el Amor
y vivir todas las meditaciones más exitosas, ¿en qué te adelanta eso ahora? En
nada. Porque todos los niveles han sido franqueados. Te queda sólo abandonar
todo eso. Porque nada de eso te pertenece y nada de eso es la Verdad. Acepta
estar desnudo. Acepta tu ignorancia del Absoluto y tú vivirás el Absoluto. Lo
que tú Eres.
Pregunta: Cada vez más, me siento en Comunión
con la naturaleza.
No obstante, permanecen pensamientos que dispersan y
actitudes de seducción, lo que me aleja de aquélla (Nde: Comunión). En esos
momentos, me vuelvo a centrar. ¿Qué otra cosa hacer?
Qué
existe después de la Comunión? Eso os ha sido explicado (no por mí): la Fusión
y la Disolución. Tú te complaces en la Comunión (que es una forma de seducción)
y mantienes la seducción porque hay un goce, y luego, aparece otro goce, otro
deseo aparece. Porque hay que ir más allá de la Comunión, más allá del goce.
Para eso, hay que Fusionar (se). Para eso, hay que aceptar dejarse Disolver,
por la naturaleza, por el Doble, por el CRISTO, por lo que tú quieras. ¿Estás
listo? No hay bloqueos, excepto tú mismo. La Comunión, con quien sea, es una
aproximación del Éxtasis. Pero no es el Éxtasis. No es la Beatitud. No es la
Morada de Paz Suprema. La prueba: tú sales de ella. Está implícito (por lo que
vives y por lo que se manifiesta) que no te atreves a ir más allá de la
Comunión. No te Abandonas. Quieres continuar controlando y dirigiendo: he ahí
donde está el obstáculo.
Lo que te propone la naturaleza no es
solamente una Comunión, al igual que con el Doble, con el Sol, con lo que
vosotros llamáis, MARIA, o CRISTO, u otros. Hay que ir hacia allí. Eres tú
quien decides. No busques pretextos o coartadas en lo que no estaría decidido.
Es simplemente tu conciencia que todavía no decidió anihilarse (de olvidarse,
mismo), por sed de experiencias y de experimentaciones. Pero tú eres libre: no
concibas ninguna culpabilidad en eso. Pero no puedes desear una cosa y
tener otra. Al igual que para una de las preguntas precedentes: mira,
claramente. No busques algo que estaría escondido o que te impediría (Nde: de
hacer algo). Pero es simplemente tu aptitud a la Comunión con la naturaleza, que
fue una etapa importante, y que, hoy, es en un obstáculo. Ve más lejos.
Atrévete.
No hay otra cosa más que el Sí, incluso,
y el Absoluto. Si este mundo es ilusión, todo lo que él os presenta es ilusión,
aún si existen, en su seno, elementos (como la naturaleza, un Doble, un ser
espiritual) con el cual podéis superar la Comunión y la Fusión a fin de vivir
(o preparar) la Disolución o la Deslocalización o la Multilocalización, es
decir encontrar la Libertad. La Comunión no es, totalmente, la Libertad. Es la
mitad del camino hacia la Libertad pero la comunión no logra nunca, la
Libertad. Es una preparación. Tenéis que os dirigir más arriba, si tenéis
necesidad pero no quedaros fijados ahí arriba.
Pregunta: Aspiro al Absoluto viviendo el
Abandono del Sí, que reconozco, desde hace poco tiempo, efímero. Pero no
puedo Abandonar el Sí sin haberlo realizado previamente. ¿Podéis precisar
lo que permite la realización comprobada del Sí, pues no se puede Abandonar un
estado del ser en el cual no se está todavía instalado en permanencia?
Entendámonos bien: el Absoluto no
puede ser una aspiración. El Absoluto no puede ser, de ninguna manera, una
finalidad. Es un Último. No es un estado que deriva de otro estado.
Simplemente, para aquéllos que realizaron el Sí, hay que Abandonar el Sí,
Realizar el “yo soy”, para, finalmente descubrir el no-Ser. Pero esto no es una
lógica sucesiva. Es totalmente posible, y ese ha sido el caso para muchos
Hermanos y Hermanas, en todos los tiempos, de pasar directamente del yo al Absoluto.
Ese Pasaje no es tal. Es, simplemente, la ruptura del yo, por una circunstancia
particular (traumatizante u otra) que permite la Liberación. Querer aspirar al
Absoluto no es una técnica: no se puede aspirar a Ser Absoluto. Esto no puede
ser un pedido, ni una voluntad, ni un logro. Nosotros hemos insistido, en lo
que me concierne y a través de otros Ancianos que os hablaron, en el principio
de Refutación. ¿En qué convendría que se logre un estado para dejar lugar a
otro estado (que no es, por otra parte, un estado)? No hay lógica sucesiva. Hay
una verdad relativa, construida y de-construida después: el aspecto en capas de
cebolla. Pero podéis muy bien pasar capas de cebolla, para descubrir que no hay
nada: ni capas, ni cebolla. No hagáis del Absoluto un principio de Realización,
lo que no es. Sólo desde el instante donde lo que os es conocido, es refutado,
el Absoluto se establece. Eso no quiere decir, por tanto, que debéis recorrer
el conjunto de lo conocido, o descubrir, en ese conocido, lo que no os es
todavía conocido: eso sería sin fin. Vuestra conciencia (sea la del yo o la del
Sí) debe dirigirse a lo que tiene sentido, y lo que es evidente en vuestras
manifestaciones mismas de la conciencia, es decir lo que ya fue construido. No
busquéis, ahora añadir otras construcciones. Si no, iréis a pensar, como tú lo
haces, que hay que finalizar algo, para ir a otra parte, lo que nunca se dijo.
Cualquiera seas el nivel de la
conciencia, y el estado de tu conciencia, fragmentaria o Unificada, eso no hace
ninguna diferencia. Yo diría incluso, que cuanto más fluya el tiempo de esta
Tierra, más fácil será para aquél que no tiene ningún proceso espiritual,
ninguna búsqueda (espiritual o de sentidos), de vivir el Absoluto, más que
aquél que se construyó un Sí sólido. Porque el Absoluto, es tanto el Abandono
del Sí, como el Abandono del yo. Esto es así más allá del Abandono a la Luz que
ha permitido realizar el Sí, para aquéllos que lo realizaron. La Liberación no
tiene que ver con estados anteriores. En un ejemplo que puse (uno de los
ejemplos que puse), hay una escalera en la cual los barrotes aparecen poco a
poco. Así pues vosotros creéis subir una escalera, para ir a alguna parte pero
vosotros no vais a ninguna parte. Insistí, largamente, sobre la noción de
mirada y del punto de vista. Ese punto de vista y esa mirada no tienen nada que
ver con los ojos: es una iluminación de la Conciencia misma, una iluminación
del observador. ¿Para qué un observador tendría necesidad de terminar una casa,
para comprender que esta casa no sirve para nada? No se dijo nunca que hay una
sucesión de estados que permiten, en cierto modo, llegar con éxito al Absoluto.
El Absoluto no es una finalidad: es la Verdad Absoluta. Si esto no os conviene,
quedaos en el Sí. Yo nunca presenté el Absoluto como finalidad. Si vosotros lo
hacéis una finalidad, lo hacéis una aspiración o una búsqueda. Contentaos,
entonces, en dejar que la Onda de Vida os recorra, sin buscar nada, sin esperar
nada, sin pedir nada. Porque si hay una expectativa, si hay un pedido, si
hay una búsqueda, aquélla no puede llegar a tener éxito. Sólo lo que yo llamé
refutación permite conducir con éxito al Absoluto, pero eso no es un logro. Es
cuando habéis eliminado las capas ilusorias y de ilusiones que os son
perceptibles, que el Absoluto se revela. Siempre estuvo ahí. Comprended bien
que es vuestra visión y vuestro punto de vista que es responsable, en cuanto a
su alejamiento: el Absoluto nunca se movió, siempre estuvo en el centro. Sois
vosotros los que habéis salido del centro. No sois ni responsables, ni
culpables: no hay responsable, ni culpable. Hay sólo una mirada diferente. Hay
sólo que reconocer vuestra ignorancia. Hay sólo que refutar lo que es efímero y
lo que os es perceptible. La primera de las cosas que os es perceptible no está
al otro lado del mundo: es vuestro cuerpo. La segunda cosa que os es
perceptible: es vuestro mental. El tercer elemento que os es perceptible: son
vuestros apegos. Tenéis pues trabajo, que no es un trabajo, sino una
investigación. Investigad sobre lo que os es perceptible. No se os ha
pedido un discurso de teología para saber si CRISTO fue crucificado en tal
lugar, o en tal otro: eso no os aportará estrictamente nada, si no es alimentar
el mental, alimentar las creencias, alimentar las ideas. No sois una creencia,
no sois una idea, cualquiera sea.
No hay por lo tanto aspiración posible
al Absoluto. Concebirlo así, es alejarse aún más. El Absoluto no será nunca un
estado. Recordad: no hay pasaje posible desde un punto de apoyo conocido, hacia
lo Desconocido. Todos los puntos conocidos no son pasajes, sino obstáculos o
resistencias. No tenéis que luchar en su contra. Sólo ver y reconocer esas
resistencias y esos obstáculos, no para comprender el sentido o el origen, sino
el sentido primero, es decir: los elementos que limitan y alteran lo que Sois,
en Verdad. Es desde ese punto de vista ahí (si se puede decir) que debéis (si
se puede decir) partir, o poneros en marcha, lo que no puede ser en ningún caso
una búsqueda, sino más bien, como ya lo dije, una investigación. Esta
investigación no es un juego mental, sino un Juego Divino, que va a permitir
siderar, o hacer saltar, las bases de funcionamiento de la personalidad y del
Sí. Ese, es sólo el objetivo. Todo el resto (aspiración, deseo) no es más que
proyección. El Absoluto no puede ser, en ningún caso, una proyección, un
objetivo o una meta. Es en ese sentido que yo lo llamé Último. Pero este Último
no es la consecuencia de lo que estaba antes, porque este Último contiene todo
el resto. Es un conjunto, que contiene un sub-conjunto, una multitud de
sub-conjuntos. Ninguno de esos sub-conjuntos conduce al conjunto, es imposible.
El conocimiento de las partes no os dará nunca el Conocimiento global y de la
Totalidad. Eso no funciona según un principio aritmético.
Pregunta: ¿Qué me impide percibir el Canal
Marial?
Tú
misma. No te has borrado. Al no haberte entregado, el Doble y su Canal no
pueden aparecer. El sacrificio del Sí, o Abandono del Sí (Crucifixión y Resurrección,
si vosotros preferís esta terminología) no se puede realizar en tanto exista
una veleidad, de la persona o del Sí. El Canal Marial está presente en todo ser
humano. Su concientización, si puedo expresarme así, es posible sólo desde el
instante donde la conciencia no está más focalizada, en el yo o en el Sí. El
único obstáculo, eres tú misma, en lo que crees ser, en lugar de lo que Eres.
Del mismo modo que os han sido explicitados algunos de los mecanismos de la
Onda de Vida, es lo mismo para el Canal Marial. La aparición de la Onda de
Vida, el despliegue de la Onda de Vida, no tiene que ver con el yo, ni tiene
que ver con el Sí. Justamente, sólo cuando el yo y el Sí se borran, se
constituye el Canal Marial. Es decir que tenéis que desaparecer como persona,
desaparecer como individuo, volveros Transparentes, en totalidad: no detener
nada, no retener nada, no refrenar nada, y no manifestar ninguna voluntad, son
las condiciones indispensables para la aparición conciente, a la conciencia,
del Canal Marial. Se dijo que en el momento oportuno, el Canal Marial estaría
presente sobre el conjunto (Nde: de personas) de la Tierra. El hecho de que no
esté presente ahora, más allá de lo que expliqué, es también significativo para
vosotros en cuanto a comprender que vuestro tiempo no ha llegado todavía.
Aunque el Tiempo de la Tierra ha llegado y terminado, no todos vosotros estáis,
yo diría, sincrónicos y sintonizados en el mismo tiempo. No sientan ni
culpabilidad, ni pesar, ni impaciencia, ni expectativa, pues es la mejor manera
de retrasar eso. Cuando os decimos de no hacer nada y de dejar hacer, es la
estricta Verdad, en lo que concierne al Absoluto (no en lo que concierne al Sí,
ni al yo).
El Absoluto (y este lenguaje es
metafórico) no sobreviene, mientras está ya ahí, si no desde el instante donde
todo el juego de la conciencia, cualquiera sea, cesa. Mientras que exista la
mínima voluntad, existe una forma de tensión, no satisfecha, hacia un objetivo.
El Absoluto no es un objetivo: está ya ahí. No es más que vuestra mirada que
debe cambiar. Pero ese cambio no es un trabajo, ni una ascesis, ni lo que sea:
es un desplazamiento del observador, que desaparece. ¿Cómo queréis que el
observador desaparezca, si observáis permanentemente? Las primicias son ante
todo: la Disolución y la Multilocalización, y la Fusión con el Doble. Más allá
de eso, que no es tampoco, para ser buscado (la Comunión puede ser buscada, la
Fusión puede ser buscada), la Disolución se establece por sí misma. Buscarla,
la paraliza, y la obstruye. Porque la Disolución, como la Onda de Vida, no
nacerán, de manera perceptible, hasta que estéis listos. Pero para estar listo,
no hay que hacer nada, justamente. Volved a ser como un Niño: Simple, Humilde,
y Transparente y Espontáneo. Esos Cuatro elementos, o Cuatro Pilares son la
llave (Nde: las intervenciones en las cuales esos 4 Pilares fueron presentados
están indicados en “Los 4 Pilares del Corazón”- rúbrica “Protocolos para
practicar” de nuestro sitio). ¿Cómo queréis ser Espontáneo, cuando buscáis
algo? ¿Cómo queréis ser Transparente, mientras no estáis borrados? Mientras
interceptáis un pensamiento, mientras interceptáis un deseo, mientras
interceptáis una observación exterior, os alejáis. Lo mismo que el conocimiento
aleja del Absoluto, ningún conocimiento de todos los misterios del Universo os
hará Libres: él os esclavizará. Pero si vuestra sed de experiencias es tanta,
entonces, vivid vuestras experiencias, no os ocupéis del Absoluto. Una vez más,
la investigación no es una búsqueda. El conocimiento, tal como lo aplicáis en
este mundo encarnado, es ignorancia. Si vosotros os liberáis de eso, el
Absoluto está ahí. No hay otra alternativa, no hay otra posibilidad. No podéis
aplicar los principios del Sí, al Absoluto. Es exactamente lo opuesto.
Pregunta: El Absoluto es un estado que el mental no puede comprender y
yo doy vueltas alrededor de eso. ¿Cuáles son los obstáculos que me impiden
estar en el estado del Absoluto?
Tu mental. Tienes la respuesta en el enunciado mismo
de tu pregunta. ¿Qué es lo que da vueltas si no es la mente? Formulas la
respuesta, y te haces la pregunta después. Si comprendes esto, puedes ver que
es tu mental mismo, que da vueltas. Tú no puedes dar vueltas alrededor de algo,
porque tú estás al centro, y tú Eres Absoluto. Lo que da vueltas, es el mental,
con una fuerza centrífuga. Y más das vueltas, más te alejas. Alcanza para parar
las vueltas alrededor, con quedar inmóvil, y tranquilo. Mientras que hay
cuestionamiento, hay error. Y yo respondería, como lo hice precedentemente, el
único obstáculo, eres tú mismo, reenviándote por eso mismo a los cuatro
fundamentos, o Cuatro Pilares, llamados: Humildad, Simplicidad, Transparencia,
Espontaneidad (Nde: o Infancia). Si aplicas eso, no puedes dar vueltas
alrededor de algo. Lo que da vueltas, es el yo, ante todo, y el Sí, hasta
cierto punto, aunque más cerca del centro. Porque buscas el Absoluto: no puedes
encontrarlo, él Está ya ahí. No te pido que me comprendas, ni lo analices,
porque en el momento donde comprenderás, verás mis palabras como una evidencia,
pero ahí donde estás (Nde: ahora), no puedes comprenderlas. Hay que aceptar
cambiar de lugar, de punto de vista, de mirada, sin hacerse preguntas. Las
preguntas conciernen a la refutación, a la investigación. Pero te repito que la
respuesta es previa a la pregunta que hiciste, y tú misma la diste. El
Absoluto, el centro, el Último, se revelan, desde el momento en el que se
suelta todo el resto, sin ninguna excepción. El hecho mismo de dar
vueltas alrededor muestra que no has soltado, porque das vueltas. No estás
inmóvil, no estás aún en el lugar del observador, estás todavía jugando la
escena de teatro. Establécete, descansa, no des más vueltas. Todo está ahí y
siempre estuvo ahí.
Pregunta: Viví en un momento la paradoja de tener la sensación de no
estar ni acá, ni en otra parte, ni en ninguna parte. De hecho, no sé dónde se
localiza la Conciencia. ¿Qué pasa con eso?
Justamente, no pasa nada, está muy bien
y no es una paradoja: es una evidencia. Si la Conciencia no está aquí, ni está
en otra parte, es que no está en ninguna parte. Y al no estar en ninguna parte,
está a la vez en todas partes y ausente. ¿Qué mejor acercamiento del Último
puede existir? Queda sólo superar, ahí también, ser testigo de eso. Es
justamente, el momento donde la Conciencia no está más localizada a este
cuerpo, a este Sí, que la Conciencia parece disolverse, al no estar ni aquí, ni
en otra parte, en ninguna parte y en todas partes, cuando el Absoluto está aquí.
Una vez más, no es una paradoja, es una evidencia. Reconoces así, por ti misma,
tu ignorancia en cuanto al emplazamiento mismo de tu Conciencia. No es más la
opacidad, es la Transparencia. La Conciencia no se apoya más en el cuerpo, no
se apoya más en otro espacio, en otro tiempo, y sin embargo, se puede decir que
está deslocalizada. Esto acompaña, o precede, o sigue, la Disolución. No estés
turbada por tu propia Transparencia. Debes percibir que en ese estado de no
conciencia o de conciencia deslocalizada, no puedes más apreciar una densidad.
Estás por consiguiente en la levedad. Eso que llamas paradoja no es más que la
incomodidad de lo que todavía no está establecido de manera firme. Te invito,
pues, acá también, a descansar. Deja hacer lo que se vive. Son, en cierto modo,
las primicias de la deslocalización y de la multilocalización. Queda sólo, no
refutar eso, sino aceptarlo, en su totalidad, sin involucrarte, sin atarte. Así
como lo constatas, no lo expliques, sino vívelo. Abandonar el Sí, es entregarse
a esto. Si te entregas a esto, entonces el Absoluto está ahí. Esto te da una
aproximación de lo que yo llamé el Absoluto sin forma pero como tu forma está
todavía acá, la paradoja es esa. Pero lo que te parece todavía una paradoja, en
lo que acabas de enunciar, se volverá, también, evidencia.
Pregunta: ¿Podríais desarrollar sobre: vivir la
permanencia del instante presente?
El instante presente participa del Sí.
Vivir la permanencia del Instante Presente es estar instalado en el Sí, en el
reflejo espiritual de su propia Luz proyectada sobre la pantalla de la
Conciencia. Vivir la permanencia del instante presente es gozar del Sí, gozar
de los Samadhis, pero no es el Absoluto. Muchos Hermanos y Hermanas se
complacen en eso, y está perfecto, porque nunca hay que juzgar cualquier
proceso que sea. Pero vivir eso, nunca conducirá al Absoluto y todavía menos a
la Liberación. Es haber realizado un estado, y eso se llama el Despertar o la
Realización. ¿Y después, qué pasa después? ¿Una vez que el saco de alimento
partió, una vez que el saco de pensamientos no exista más? ¿Qué queda de vivir
la permanencia del instante presente? Nada. Por lo tanto, es ilusorio y
efímero, aunque sea gratificante para el ego, para el bienestar. Vivir la
permanencia del instante presente, es aceptar lo efímero. Un efímero más lindo,
más bonito, que lo efímero del yo, pero eso queda en lo efímero, aún
permanente. ¿Cuál es esta permanencia? Está inscrita entre el nacimiento y la
muerte, como lo más amplio. ¿Pero antes, pero después, dónde está la
permanencia? ¿Dónde está el instante presente? Date cuenta, que detrás de esta
expresión, está la satisfacción de un ego espiritual y un impedimento de ir más
allá. Esta inmovilidad no es el centro, esta permanencia no es permanente,
porque está limitada por el nacimiento y la muerte. Lo que tú Eres, no está
limitado, ni por el nacimiento, ni por la muerte. Es muy difícil, para aquél
que vive la permanencia del instante presente, Liberarse de eso. Es el reflejo
del Sí, ese reflejo de la Luz, que ha sido llamado Ilusión y que conduce a
todos los excesos, a todos los encierros. Es quedar espectador de un
estado, observador de un estado. Es gozar de lo efímero, tomándolo por Eterno,
aunque eso sea muy satisfactorio. El “yo soy”, afirmación de la Presencia, no
es más que una estafa, sin embargo, indispensable para muchos. Realizar el “yo
soy” no es estar Liberado, sino estar todavía más encerrado. Pero sois libres
de afirmar el “yo soy” y de quedaros ahí porque, para muchos, eso es una meta y
una aspiración, una finalidad, un conjunto que es un sub-conjunto y que se
considera como un conjunto, sin embargo. No es el centro, aunque el centelleo y
el reflejo de la Luz puedan colmar. La meta no es ser colmado. La finalidad (si
es que se puede emplear esta palabra) no es ser colmado, porque la perfección
está ya ahí, desde siempre: es lo que tú Eres. Instalarse Aquí y Ahora, en el
instante presente, realiza el Sí, el estado de reflejo donde la Luz es vista.
Pero, si la Luz es vista, es que todavía está proyectada. El Absoluto no es
eso. Pero debéis aceptar, como yo lo acepto, sin ninguna problemática, que,
para muchos, eso es un objetivo y una finalidad.