Jean Luc Ayoun
MARIA
12 de Septiembre 2005
Yo soy María, Reina de los Cielos y de la Tierra. Bienvenidas queridas almas de Luz. Estoy
feliz de encontrarlos en este espacio.
En los espacios que viven y en los tiempos que vienen, este camino, esta
ruta va a permitirles encontrar vuestra Unidad fundamental. Les pido
encarecidamente de continuar vuestro camino, para algunos, pero también de
ponerse en camino hacia vuestra Divinidad, hacia lo que fundamentalmente
son. Mi corazón de Madre se regocija de
lo que viene, de lo que es. Este ponerse
en camino con vuestra Divinidad esencial, hacia vuestra Unidad, hacia vuestra
Fuente. Ustedes son niños de Luz, hijos
de la Ley del Uno, hijos de la Unidad.
Celebro sinceramente este bendito período, este período tan querido por
mi corazón, ya que él va a ver tantas y tantas almas comenzar esta ruta y este
camino hacia la Unidad que tenían tan olvidada.
Les pido encarecidamente centrarse en vuestro corazón, volverse a
centrar hacia vuestro centro a fin de encontrar la esencia de lo que son. Hay en vosotros queridas almas, esta sed de
Luz, esta sed de Unidad, esta sed de Divinidad.
Les es pedido encarecidamente regresar sobre el camino de vuestro ser
esencial, sobre el camino vuestra Unidad, en este espacio que nosotros llamamos
el corazón, reenfocándose en el resplandor de la Fuente, en el resplandor de la
Unidad, en este bendito período donde la realidad de la dimensión de la Unidad,
la realidad de la dimensión Crística les ofrece gracia para la Luz, para la Luz
que ustedes son. A medida de las
tempestades exteriores de este mundo se les pedirá regresar en la tranquilidad
de vuestro ser, en la tranquilidad de vuestra Unidad, allí donde no hay olas,
allí donde no hay fuego, allí donde no hay tempestad pero allí donde están en
comunión, en unión con el Padre, con la Unidad de lo que son.
Queridas almas de Luz, cada una en su camino, cada una en su ruta está
en marcha, está en ruta hacia esta gracia, estos esponsales cósmicos, místicos,
de vuestra Fuente y de lo que ustedes son.
He ahora aquí durante mucho tiempo, para algunos, perdieron de vista, quienes son y, en este período de
gracia, en este período magnifico bendito, van a poder contactar con quien son
realmente en el fondo de vuestro ser. Mi
deseo de Madre es permitir aún más fácilmente, por mi irradiación y por mi
presencia, encontrar fundamentalmente esta dimensión que son. Yo estoy allí, como una Madre amorosa, como una Madre que solo desea
vuestra liberación, vuestra paz de corazón, vuestro fenómeno de liberación,
vuestro fenómeno de apertura total a vuestra dimensión real.
Es tiempo, queridas almas, de abandonar los funcionamientos pasados, las
experiencias pasadas, los apegos anteriores.
Es tiempo de ponerse en el aquí y el ahora, a fin de entrever lo que son
realmente de toda eternidad y lo que les espera de toda eternidad.
Hay en estos momentos benditos y para los períodos que vienen, las
puertas que se abren, las ventanas que se abren, a fin de dejar entrar una
oleada en vuestras almas aquí presentes pero en todas las almas sobre este
planeta, la realidad de la Unidad que son, a fin de encontrar la alegría
inherente a la manifestación de la vida Una, a la manifestación de la Unidad
que son. En esto mi papel de Madre va a permitirme, por la presencia de
vuestras rutas, de vuestros caminos, por la presencia de esta gracia de Luz, de
verter en vosotros la apertura de esta dimensión auténtica pero antes quiero
responder, o incluso interceder en relación a vuestras preguntas, en relación a
vuestros cuestionamientos, en relación a lo que permitirá abrir aún más las
válvulas de vuestros corazones a fin de permitir a la
Trinidad restaurar la Unidad en vuestros corazones. Y para esto, acepten mi bendición previa al
trabajo que vamos a hacer juntos, queridas almas de Luz.
Vamos a comenzar si lo quieren bien nuestro trabajo de enfoque y de
apertura de vuestro corazón. Me
regocijo, queridas almas, de darles esta forma particular de bendición. Les pido simplemente de llevar vuestra
conciencia, vuestra mirada, sobre esta parte de vuestro ser que es vuestro
centro, vuestra Fuente, vuestro corazón.
No vuestro corazón físico, sino allí donde voy a pedirles llevar vuestra
conciencia, delante de vuestro corazón e imaginar que algunos centímetros por
encima y delante de vuestro corazón brilla un diamante y simplemente descansar
en esta percepción.
Les agradezco queridas almas por esta reunión. Les traigo a todos mi bendición. Estén seguros de mi Amor. Estén seguros de la Luz que son. Los amo y bendigo.
Y ahora vamos a salir.
Original en Francés: www.autresdimensions.com