Original en
francés.
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Canalizado: Jean Luc Ayoun
Transcripción: Véronique Loriot
Traducción: Hedyn Núñez
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Canalizado: Jean Luc Ayoun
Transcripción: Véronique Loriot
Traducción: Hedyn Núñez
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8 de Abril de 2012 - 1
El miedo, como la confianza, depende
solamente del ego. La confianza como el miedo no permitirá jamás atravesar. Es
necesario reconsiderar el miedo y la confianza como los extremos de una barrera
infranqueable, situada, como siempre, en el ego y la persona: porque ninguna
confianza como ningún miedo pueden permitir trascender un límite. Es necesario
pues que aceptes deponer tus miedos, como depositar tu confianza. Hay por lo
tanto una invitación para colocarte más allá del miedo ya que si tú te sitúas
en el momento, pacífico, sin preguntas, el miedo no puede aparecer. El miedo es
sinónimo de desconocido, para la persona. El miedo representa, hasta cierto
punto, el elemento de resistencia, el marco mismo dónde se inscribe toda
persona, todo ego, todo individuo. El miedo atraviesa. Como emoción, como
pensamiento, no es más que resultante, en definitiva, de tu propio pasado.
Reflexionando: no hay ningún substrato, ninguna causa, en el momento presente,
al miedo. Así como no hay ninguna razón y ninguna lógica para establecer
cualquier confianza, a partir del momento en que está allí, y no en un momento
antes y aún menos en un momento después. Estar tranquilo, es eso. No es
ni plantearse la cuestión de los miedos, ni plantearse la cuestión de la
confianza. Es instalarse en la eternidad porque el miedo como la confianza se
inscribe, de manera definitiva, en lo que es lineal. El Absoluto no conoce lo
lineal. El es precisamente transcendencia total del espacio tiempo (tal como se
conoce).
El miedo es un límite. Tú no puedes
franquear el límite inscrito en el seno de un límite. Desde el instante en que
tu atención sea atraída por tus propios miedos, vas de alguna manera, a
cristalizarlas, a densificarlas, haciéndolas vivas, en el momento
presente. Desde que estás en paz y apacible, ningún miedo puede surgir. Incluso
cuando un miedo surgiera, el hecho de estar en paz, te aportaría,
innegablemente e casi instantáneamente, la lógica de que este miedo no tiene
ninguna consistencia, ninguna verdad, sino que él es sólo una señal que viene
de eso que está muerto (de lo que has vivido y de lo que has temido), pero que
no puede de ningún modo estar presente en el instante que vives. La dualidad en
una extremidad o en la otra, en cuanto en lo que te concierne; el miedo debe
ser remplazado por la confianza, ya que te inscribe en el límite del
miedo y de la confianza. Querer remplazar el miedo por la confianza te instala
en la propia dualidad y por lo tanto refuerza tu propia persona. Cuando yo
empleo la palabra paz, la otra extremidad es la guerra. La meditación como la
atención son estados que se aproximan a la paz. Evidentemente, la guerra sería
la actividad incesante del mental viniendo a turbar la paz. Si escuchas y estas
atenta, no a eso que te dice, que está muerto, no en una proyección queriendo
suprimir este miedo, sino en la aceptación, la comprensión y la lógica de que
no eres ninguno de tus miedos y que no hay que aplicar ahí, ninguna confianza.
Simplemente desplazarte hacia la paz. Simplemente, no ser lo que emerge de lo
que es pasado, eso que emerge de lo que está muerto, y todavía menos lo que no
puede nacer (y por lo tanto no puede estar presente)
A partir de ahí, establecerás en ti el
fundamento de la armonía y de la escucha. No de eso que creer ser, ni de algún
pasado, ni de cualquier devenir, sino más bien en la verdad del momento que
vives, solo el que puede ser capaz de hacerte franquear tus propios
límites y por lo tanto ser ilimitada. Recuerda que lo ilimitado ha estado
siempre ahí, siempre presente inscrito más allá de la conciencia. Sólo los
frenos y las resistencias salidas de eso que tú no eres (y a los cuales tú has
dado peso, y has acordado crédito) te impiden vivirlo. No eres por lo tanto tus
miedos, ya que ¿cómo esa que no es una persona podría potar algún miedo? Como
podría existir, en el seno de quien no existe (es decir esta persona) algún
mañana. La previsión, la anticipación y el miedo resultan siempre de la
actividad mental, y solamente del mental. Ese mental toma nacimiento con tu
venida a este mundo durante tu construcción en esta ilusión, es un elemento, un
atributo, absolutamente real, en la dualidad. El te permite adaptar eso que ha
sido vivido a eso que se vive y de lo que será a vivir. Pero tú no eres ni
quien ha vivido, ni lo que se vive, ni lo que es a vivir.
Tú eres la vida. Hay por lo tanto, a ver
en ti (sin atarte), los miedos como eso que no es la vida, sino lo que tú has
creído de tu vida. El miedo es un peso muerto que resulta del terror del ego y
de la persona, de sus propios límites entre el nacimiento y la muerte. Tú
no eres ni lo que nació ni lo que va a morir (contrariamente a lo que te hace
creer tu mental y tú no eres tu mental). El crédito que aportas a tu
persona se traduce por un crédito más o menos grande que das a tu propia
historia, que está muerta y que te aleja de la experiencia del Absoluto.
Comprende que no se trata de rechazar, como un acto de negación, de eso que has
atravesado en tu historia. Pero tu historia no será jamás eso que eres en el Sí
y aún menos el Absoluto. Cambia de mirada. No hablo de la mirada de los ojos,
ni de las miradas de las emociones de tu propio pasado. Pero cambia la mirada
sobre ti, aquí, en este presente, ya que no eres nada de esta historia,
nada de este avenir, ni de esta confianza que quieres adquirir ya que no hay
nada a adquirir, que ya no sea. No hay nada que deba combatirse, ya que todo lo
que resiste se refuerza. Considera todo eso como no teniendo existencia propia
ya que no eres ni esta historia, ni esta confianza, ni incluso esta persona, ni
la esperanza, ya que todo está ahí, en la paz más allá de toda confianza, en el
instante de tu pregunta y de la respuesta.
Pregunta: A menudo el mental me aparta
hacia pensamientos para combatir la injusticia, o ver el costado negativo de
los acontecimientos. A veces tengo la impresión de que nada se mueve, si el
sentir vibratorio es cierto. ¿Cómo trascender estos procesos o estas resistencias?
El juicio está inscrito en el mental. El
mental está hecho para discriminar, para pesar y sopesar el bien y el mal. Está
hecho para actuar en este mundo. Mientras te consideres como en este mundo (y
no solamente sobre este mundo), tu mental será parte involucrada en tus
experiencias. La cultura, la educación, las enseñanzas han sido siempre armadas
de esta dualidad. Incluso la moral misma, lo afectivo, y el conjunto de las
leyes observables y utilizables en este mundo, vienen también de ahí. Hay una
parte de ti que es la totalidad pero que tu ego no puede reconocer. Esta parte
de ti, que te es desconocida, llamado Absoluto o Último, no se te puede
aparecer (ya que ella está ahí), si el aspecto discursivo de tu mental está
presente. Él es, de alguna manera quién vela de manera opaca, la verdad, la
verdad más allá del aspecto discursivo. Eso en ti tiene una necesidad de
seguridad, una necesidad de estar segura, pero quién dicta eso, sino el ego o
la persona. No hay por qué trabajar,
propiamente hablando sobre la causa o el
porqué de esa necesidad de asegurarte, ya que lo que tú Eres está más allá del
hecho de estar tranquila o de comprender. El conocimiento, en definitiva, no es
más que una ignorancia, de lo que tú Eres.
Acepta ser ignorante, acepta de no tener
necesidad de estar segura ni de comprender, y así pasarás innegablemente de la
ignorancia al conocimiento real que no tiene necesidad de ningún aspecto
discursivo, ni ninguna necesidad de estar segura, ni siquiera comprendida. La
mirada, de los ojos, te lleva siempre a esta voluntad de comprender y de poner
en acción al mental y por lo tanto juzgar. En definitiva, si tú ves claramente,
ningún juicio podrá aportarte la paz ya que todo juicio, atrae
irremediablemente a otro juicio: toda mirada, discriminante, llama a perseguir
a quien es discriminante y por lo tanto dualista. Acepta mirar eso, no para
encontrar un origen o una compensación, ya que ni el origen ni la compensación
te darán a trascender, ni a sobrepasar ese principio. El mental debe servir
para vivir y actuar en las actividades normales de ese mundo. Pero desde el
instante que no se trata más de este mundo, sino del Absoluto que tú Eres, yo
no es para ti de ningún auxilio, de ningún recurso, de ninguna utilidad.
La dificultar reside, aparentemente, de pasar del uno al otro, y tener que
considerar y reconsiderar que, en la vida ordinaria, el mental actúa por sí
mismo con relación a tus experiencias pasadas, y a tu historia. Entonces, ahí
también podemos decir que tu propio mental actúa por sí mismo, también en los
actos cotidianos. El no tiene necesidad de ti propiamente hablando. Déjalo
actuar, déjalo de alguna manera expresarse en los momentos ordinarios.
Así si le aflojas las riendas, si tú te
contentas con observarlo y de dejarlo actuar, te será mucho más fácil, en los
momentos unitarios, de no dejarlo interferir con lo que tú Eres. Sírvete por lo
tanto de este aspecto discursivo, comparativo y habitual del mental
observándolo, en los momentos ordinarios de la vida y no queriendo cazarlo en
los momentos Interiores ya que no podrás jamás, echarlo. Puedes, simplemente y
fácilmente, tomar conciencia de su actividad (que tampoco es la tuya) en los
momentos más ordinarios de la vida. Porque esos momentos ordinarios conciernen
efectivamente, sólo al mental y no tienen en absoluto necesidad de ti para ser
eficaces y eficientes. Adopta eso, verifica la veracidad y sobre todo la
eficacia y verás entonces rápidamente que en los momentos Interiores o
definidos como tal, el pensamiento y el juicio no pueden alterar, de ninguna
manera, eso a lo que tú accedes en tu experiencia en ese momento. No puedes
oponerte sin reforzar (sobre todo en esos momentos Interiores) tu propio
mental. El es eso que es. Tu historia es eso que ella es. Pero tú no Eres ni lo
uno ni lo otro. En resumen; deja el mental por lo que él es, en sus funciones,
en sus utilidades, míralo ahí en esos momentos ordinarios: te será muy fácil
verlo actuar y entender, entonces, que no eres tu quien actúa. Pero si tú haces
a la inversa (es decir esperar los momentos Interiores para oponerte
frontalmente a tu propio mental) perderás siempre la batalla, porque es una
batalla y la paz no puede acomodarse a ninguna batalla. Colócate así y tú
constatarás que el mental permanece en su lugar y en sus funciones.
Pregunta: ¿Qué es lo que la parte mía
que no conozco tiene para decirme, en el momento presente, que me ayude a ir
hacia este Absoluto?
Comprende que no hay que ir hacia.
Porque, a partir del momento en que tu preguntas si debes ir hacia, ya pones
una distancia que no existe. Esta parte que no conoces no tiene nada que
decirte en lo que conoces, ya que ella no te sería desconocida, sino tú serías
el Absoluto. Debes aceptar que lo que te es desconocido nada tiene a decirte en
tu conocido. Y que no puede aparecer, revelarse, ni como un lugar dónde
es necesario ir, ni como un esfuerzo, sino desde el momento en que haces callar
todo lo que conoces. Elimina todo lo que conoces. Rechaza todo lo que es
efímero. ¿Y, en primer lugar, qué es lo que es efímero? Tu propia vida, el
pasado cualquiera que sea, tus emociones cualesquiera que sean porque se
inscriben sistemáticamente en la ley de la dualidad (acción-reacción, sin
final), sin por lo tanto ser eternas puesto, que por definición, estas
emociones cambian en función de lo que te es dado a vivir, ver y a sentir.
Lo que te es desconocido no puede ni vivirse, ni sentirse, en tu
conocido. No hay pues posibilidad de hacer entrar lo desconocido en el seno de
lo conocido. Debes pues salir de tu conocido, no como un rechazo, ni como una
negación, sino simplemente aceptando que no eres nada estrictamente de lo que
conoces. El verdadero conocimiento es independiente de lo conocido.
Eso que el ego interpreta como
conocimiento es una estafa porque eso no es nunca durable, porque eso es
resultante generalmente de creencias, transportadas por otras historias y otras
experiencias que no tienen estrictamente nada que ver contigo y a las cuales tú
has dado crédito. No es porque Buda existió que tu vives Buda. Tu habrás leído
bien todo, habrás comprendido todo, asimilarlo todo, pero no puedes
reproducirlo porque eso es resultante de creencias. Debes pues, real y
objetivamente, matar todas tus creencias porque no eres esas creencias. No
puedes, de ninguna manera, ir hacia lo desconocido con cualquier creencia, con
cualquier conocimiento, con cualquier historia. Y eso no puede efectivamente
producirse porque no hay ninguna parte donde ir, ni hay desplazamiento.
Mientras creas buscar el Absoluto, el no te encontrará jamás, porque él ha
estado siempre ahí. Y en consecuencia creer que vas a ir a alguna parte es una
estafa de tu propio mental. Mismo el Sí, no eres tú, en el Absoluto. Desde el
punto de vista del Absoluto, el ego, la persona, el mundo mismo, y su historia
no existen. Eso también es una superchería, una simple proyección, una ilusión,
un juego estúpido y estéril. No hay evolución: solo el ego lo cree, solo el Sí
puede tenerlo en perspectiva.
El Absoluto no se plantea esta clase de
cuestión. Es imposible que haya cualquier evolución. Hay, ciertamente,
transformaciones. Puede ciertamente haber mejoras. Y el ego se deleita. Porque
estaba mal la víspera, está mejor el día siguiente, porque comprendió la causa
y el origen de un sufrimiento, la causa y el origen de una enfermedad, la causa
de un desequilibrio, él da pues la impresión de avanzar. Da pues la impresión
de mejorarse, pero es una trampa porque en ningún momento te permitirá salir de
eso que te hace creer. Es imposible. Lo Desconocido, el Último, no es nada conocido,
no es ningún tiempo, ningún espacio. De tu punto de vista, eso es la nada. Pero
desde el punto de vista del Absoluto, la nada eres tú y no otra cosa. Cuando tú
cierras los ojos, el mundo desaparece. Cuando duermes, el mundo en el cual
vives desaparece también. Solo la creencia, por experiencia, de creer que vas a
despertar al día siguiente hace que duermas sin inquietud. ¿Y por lo tanto que
puede garantizarte que vas a salir? ¿Y con todo te haces alguna pregunta? No
hay nada que desplazar si no es tu mirada. No hay ninguna parte donde ir porque
ya estas ahí. No hay ningún esfuerzo a proporcionar, todo lo contrario.
El ego, la persona es un esfuerzo permanente, a través de los sentidos, a
través de las emociones, a través de tu historia y de tu mental, que actúa
permanentemente, de manera más o menos fuerte, para que no tomes nunca
conciencia de su medida. El que no tomes nunca conciencia de su medida y de sus
límites, hace que permanezcas en la prisión y no encuentres jamás al Absoluto,
que no es a encontrar porque no eres tú quien lo busca, sino que es él quien te
encuentra, desde el momento en que tu sales de todo conocido, de toda
referencia y de todo ilusorio conocimiento, que no en más que una estafa.
Pregunta: ¿Como vivir mejor en la
alegría y la simplicidad?
La alegría y la simplicidad forman parte
de tu Esencia y de tu naturaleza. No hay tampoco que cultivarla porque esta
alegría está presente. Sólo la distancia y la ignorancia que pones, pueden
representar lo que vives como una ausencia de alegría. No hay nada más simple
del Absoluto. Lo que es complicado es el mental y el ego porque construyen,
permanentemente estrategias, construyen, permanentemente conductas, normas,
marcos y limites que deben observarse, (cualesquiera que sean estos marcos y
estos límites). Intentan construirse una simplicidad, preservándose de la
complejidad de este mundo, creyendo conocerlo, creyendo probarlo. Pero
absolutamente nada de este mundo es absoluto y sin embargo tú eres Absoluto. La
alegría se deriva del Éxtasis. La alegría es la manifestación del Sí del
Samadhi. La simplicidad está también presente en el Samadhi. Eso te permite
acercar y vivir, por experiencia y por momentos, la no separación. Pero tú
permaneces inscrito en la separación y en consecuencia la simplicidad y la
alegría parecen partir. No es ni la alegría ni la simplicidad que se van, sino
que eres tú quien se va de tí mismo. La alegría y la simplicidad han estado
siempre allí. El único movimiento es el del ego, el único movimiento es del
mental y de las emociones que se desarrollan y se suceden en un tiempo
lineal. No hay pues nada que cultivar, no hay pues nada que buscar que ya no
esté ahí, porque, si hablas de la alegría que debe cultivarse, consideras la no
alegría y sin embargo la otra extremidad está presente en ti. Y no hay
extremidad. Considera que la alegría no puede ser una experiencia situada entre
dos períodos de no alegría, sino que es un estado que se deriva directamente de
lo que tú Eres y todo cambiará para ti.
En cuanto a la simplicidad, consiste
simplemente en estar en paz, no dar cuerpo a nada, no alimentar lo que
sea. El Sí y el Absoluto son una
transcendencia total, de lo que llamas alegría y simplicidad porque el Absoluto
no puede siquiera hacer referencia (mismo si él es simple) a algo que sería
complicado, de una alegría que implicaría una no alegría. Por lo tanto esta
alegría está más allá de toda alegría: es por eso que es más sabio llamarla
éxtasis o intase. El ego te retendrá siempre en esta dualidad de concepto y de
experiencia. Mantiene pues la linealidad. El Absoluto es la salida de la
linealidad. El Absoluto es tu naturaleza, tu esencia. No hay pues que buscar o
cultivar cualquier alegría, cualquier simplicidad ya que si llegas a permanecer
completamente en la escucha y a oír, más allá de todo tiempo, a partir de este
momento, el Absoluto estará allí porque viene a ti. Querer la alegría, querer
la simplicidad, es considerar que no está presente. Ahora bien, tu eres la
alegría y eres la simplicidad. La distancia se deriva simplemente de tu
historia y tus experiencias pasadas donde el pesar y el deseo se disputan
en ti para ocupar el frente de tu escenario. Pero eso no es una escena, sólo es
una representación, una proyección, que no tiene ninguna sustancia ni incluso
la menor realidad. Esto debes descubrirlo por ti mismo porque nadie puede
decírtelo, nadie puede hacértelo vivir: no hay nadie más que tú y solo tú que
puede actualizarlo. En definitiva, deja este cuerpo vivir, deja a tus
pensamientos vivir, déjalos obrar. ¿Es que tú te preguntas cuándo comes un
alimento para saber si va a hacer bien lo que tiene que hacer? No: eso se hace.
Actúa de la misma forma para lo que consideres tener que hacer en esta vida. No
te impliques, sino hazlo. Obsérvate actuar y después hazte la pregunta de quien
observa. ¿Es que eres este cuerpo que absorbe un alimento? ¿Es que tú eres este
mental que se plantea la cuestión del efecto del alimento? ¿O es que tú eres
otra cosa? Elimine también lo que es del orden de una dinámica efímera (como comer,
como dormir). Elimine también lo que es del orden de lo habitual (lavarse en la
mañana, incluso si es necesario hacerlo): tú no eres nada de todo eso. Entonces
te aparecerá, de manera fulminante o progresiva, lo que tú Eres. Ser el no ser.
El Absoluto no es ni un querer, ni un objetivo, ni un camino. Y no hay ni
querer, ni objetivo, ni camino. El es exactamente la vida que corre, y que tú
participes o no, que tú lo seas o no. Conviértase pues en la Vida, y el
Absoluto te aparecerá porque él, siempre ha estado ahí.
Pregunta: ¿Las relaciones o
comportamientos impregnados de dualidad sobre este plano pueden
constituir un freno a la realización del Absoluto?
En primer lugar, no puede existir
ninguna Realización en el Absoluto. La Realización concierne al ego y al
Sí, pero nunca al Absoluto. Ninguna manifestación dualista puede contrariar,
frenar o bloquear, el Absoluto. Tú comes. Toda la fisiología de este cuerpo
está basada en la dualidad. Toda la fisiología de las emociones y del mental
está basada sobre la dualidad. Ningún elemento de este cuerpo o de sus
envolturas sutiles puede alterar, de ninguna manera, lo que Eres. Pensar y
concebir que hay una tarea a realizar, un camino a hacer, un yoga a practicar,
es un recurso de la personalidad y del ego, nunca del Absoluto. Los yogas,
cualesquiera que sean, les conducen al Sí que debe eventualmente realizarse.
Pero el Absoluto no será nunca una Realización, sino la Liberación de todo yoga
y de toda dualidad. Lo que no consiste en negar la dualidad mientras esta forma
(este cuerpo), esta persona, está presente en esta ilusión. Se trata pues de
una transcendencia y de ninguna manera puede tratarse de una transformación.
Creerlo es una estafa del ego.
Tú no puedes transformar lo que es
limitado y creer que la imperfección va a pasar a ser perfecta. La perfección
no es de ese cuerpo, ni de ese mental, ni de tu propia vida. Ella es el
Absoluto. Considerar que algo puede alterar o impedir el Absoluto es una
mascarada. Es el ego mismo que juega a creer que él va a ser mejor
mañana. ¿Lo será quizá, lo será ciertamente, pero qué va a ganar? Al mejorar la
salud, mejorando la respiración, mejorando las angustias, hay una búsqueda
distraída de un mejor ser o de un bienestar, pero ningún mejor ser y ningún
bienestar te hará descubrir el no Ser. Te alejará también seguramente que del
mal ser. Son estrategias, elaboradas por el ego, para hacerte creer que hay
algo que buscar, algo a mejorar, algo a practicar que va a acercarte más, pero
en definitiva, tú te alejas. Por supuesto, la persona (el ego) va a
satisfacerle sufrir menos, vivir mejor y mucho más tiempo o de manera
diferente, pero eso no sirve estrictamente de nada. Eso no quiere decir que es
necesario poner fin a la ilusión, sino estar consciente y lúcido de lo que es:
solamente una ocupación, una derivación. Entonces, ocupa si quieres tu mental y
tu cuerpo pero acepta el principio de superchería e ilusión. Alimenta este
cuerpo cuando tiene hambre, dale a beber cuando tiene sed. Que no te venga la
idea de refutar el hambre y la sed, ¿es que, satisfacer el hambre y la sed deja
al Absoluto aparecer? Lo mismo ocurre con el mental. Puedes alimentarlo de
todas las maneras, puedes darle a leer y en consecuencia regarte de todo
conocimiento, no harás más que reforzar tu propia ignorancia del Absoluto. Es
sólo el juego del ego y del mental, de manera sempiterna e incesante, que
quiere hacerte creer que vas a llegar. Por puesto que no hay ninguna parte a
donde llegar. Y si hubiera un destino donde llegar, eso significara simplemente
el final del ego. ¿Conoces tú un ego que quiera morir por sí mismo, si no es
por la puerta de la muerte? El Absoluto no se ocupa en absoluto de este
cuerpo, en absoluto de tus búsquedas, en absoluto de lo que crees o
esperas. No tiene nada que hacer, de tus propias gesticulaciones. Sólo son
movimientos que no aportan nada a la paz y a la inmovilidad. Esas son,
realmente, gesticulaciones que van simplemente a atraer la conciencia. El
Absoluto no tiene nada que hacer de todo eso: él está instalado rio arriba, rio
abajo, por lo tanto, más allá de todo espacio y desde la eternidad.
No hay nada peor que creer que van a
liberarte porque buscas la Liberación. Porque en definitiva, estás liberado,
desde la eternidad, pero simplemente no lo sabes. No hay pues, que rechazar lo
que sea, sino a superar todos estos aspectos que no son más que velos y
máscaras colocadas sobre el Absoluto. Es necesario pues cesar toda proyección
de lo que sea. A partir de este momento, entonces el Absoluto te aparecerá. Es
necesario dejar la vanidad de creer que hay algo que buscar, algo a Realizar
incluso algo a liberar. Si haces callar todas estas vanidades, entonces el no
Ser sería la única posibilidad. Recuerda que eres efímero en lo que crees, que
eso sea pensamientos que pasan, o incluso este cuerpo que nació y que retornará
a la tierra. ¿Es que eres este cuerpo? ¿Es que eres lo efímero? ¿Eres lo que
buscas? ¿Eres lo que practicas? ¿En definitiva, qué es lo que lo que eres? Si
eres capaz de vivir lo que eras antes de ser este cuerpo (más allá de
todo cuerpo de cualquier vida pasada que pertenece a la personalidad, de manera
irremediable), instantáneamente, el Absoluto estaría allí porque ahí ha estado
siempre. No puedes apropiarte de lo que sea, porque tú Eres eso. No puede
poseer lo que Eres. Eso es lo que el ego te hace creer.
Pregunta: A menudo he deseado que
después de la muerte no haya nada. ¿Hay una diferencia entre la nada y el
Absoluto?
El que desea, después de la muerte, es
el ego obviamente. La mejor imagen y la mejor representación del Absoluto que
pueda sugerir el ego, es por supuesto, la nada. El Absoluto no es, por
supuesto, ninguna nada, pero es también, la Nada. El Absoluto, después del
final de esta forma, es la vuelta a la no forma, más allá de toda memoria, más
allá de toda experiencia, en toda forma, incluso si puede persistir una forma,
no teniendo ya nada que ver con una forma de este mundo. El Absoluto es el Todo
y la Nada. Lo sin forma (o el fin de la vida aquí), poniendo fin de alguna
manera al complejo inferior, ego-personalidad (envolturas físicas y sutiles),
sin embargo lugar (ubicado hasta el presente) del Ser, del otro lado de la
pieza. Pero siendo la misma pieza y en ningún caso la nada. Y por lo tanto
tampoco el Absoluto. La forme desaparece porque ella es efimera. La
personalidad desaparece porque ella es efímera. Si algo vuelve, es algo no
inscrito, en ninguna forma ni personalidad.
Hoy en el sentido de vuestro tiempo, no
hay nada que no deba volver o alejarse del Absoluto. En definitiva, la nada
(que ella sea rechazada o deseada con terror y miedo) es efectivamente el
Absoluto, para el ego, para la persona, para el mental. Considerar su propio
fin, como efímero, puede llenar de terror o de paz, pero un un caso como en el
otro, se representa la muerte como la nada, no permitiendo vivir el Absoluto,
ya sea manteniendo esta forma o no, ya que la nada permanece, en este caso (y
permanecerá siempre) como una creencia. Una creencia que no tiene ningún peso.
Una creencia es una justificación de la ausencia misma, de la experiencia.
Ninguna creencia puede remplazar la experiencia. Ninguna historia puede
inscribirse en el momento. Le creencia les hace creer que el instante, o
el momento siguiente o en el momento pasado, pero ella no es el presente. El
ego no ha sido hecho para conocer la nada, porque él desaparece, aún menos el
Absoluto, porque él no puede reconocerse ni reconocer. El Absoluto no puede
ser, como la nada, un deseo, porque ustedes no pueden desear, en
definitiva, eso que Son realmente, y que ya esta ahí. Es el ego que cree
que el va a decidir. En un momento ulterior, llamado muerte, la nada ya está
ahí para el ego. Refutar verlo, es refutar al Absoluto. Dejarlo para mañana, es
decirle que él es imposible, es una forma de negación del Absoluto. El ego
busca, también a su manera, de refutar lo que le es desconocido, de negarlo, y
diría que esa es una buena guerra.
Si siguen estando tranquilos y en paz,
si están más allá del que observa, si están más allá del testigo, más allá de
todo concepto, más allá de todo precepto, más allá de todo consciente o
inconsciente, si salen de toda referencia, de toda proyección, todo sentido de
anticipación, entonces ustedes dejan el lugar a la Verdad, al Absoluto. No
puedes reflexionar sobre el Absoluto. No puedes plantearte la cuestión de la
nada, simplemente probar el vértigo o la plenitud (eso según), pero lo que
experimentas, en ese momento, no puede validarse ni siquiera puede ser una prueba.
La única prueba del Absoluto es el Éxtasis y, en preliminar, su testigo: la
Onda de Vida. Nada puede estar de más. Y nada puede estar de menos. No hay
misterio en el Absoluto, solamente el ego lo cree y tiende a hacerlo vivir
porque él no puede representarse lo que, efectivamente, no tiene ninguna
representación. Entonces, la palabra, nada puede aparecer como un mal menor,
seductor o temible. Pero eso permanece como un mal menor.
Pregunta: ¿Este estado latente al cual
hizo alusión, como apoyo del Absoluto, puede vivirse como una sensación de no
tener nada que hacer, sin tener en cuenta lo que vive todavía la personalidad?
¿Es qué la Alegría profunda y la Belleza que anima entonces, son una Verdad a
la cual uno puede colgarse?
El Absoluto no puede colgarse en ninguna
parte: es necesario pues descolgarte. Mientras estés colgado a tu propia
Alegría, tú pones tu propio límite al Absoluto y en consecuencia, no puedes
vivirlo. No puedes permanecer atado o colgado a alguna cosa. Toda atadura es un
freno. Incluso si existen capas sucesivas que permiten y dan la Ilusión
de subir alguna cosa, es el momento en que incluso eso debe abandonarse. ¿Cómo
puedes tú vivir el Absoluto mientras no abandones el Sí y su Alegría? Es
efectivamente mucho más fácil y más seductor vivir la Alegría, y numerosas
estructuras que se expresaron, los han invitado (El Cónclave Arcangélico, la
Asamblea de los Ancianos, de las Estrellas…) porque la Alegría es un alivio y
un consuelo que puede considerarse como benéfico. Y eso es, contrario a la
gravedad y a la densidad. Pero aligerarse no basta para hacer desaparecer la
proyección, en la Ilusión. Es por lo tanto un momento (o un tiempo, si
prefieres), para no aceptar de estar atado. No puede ser concebible, ni aceptable,
que el hecho de vivir la Alegría, de manera continua, pueda permitirte un día,
de ser Absoluto. Como las estructuras que se expresaron lo dijeron: ustedes han
sido Liberados. Pero liberase no es necesariamente e implícitamente vivir la
Liberación. La problemática del Absoluto, contrariamente a la Realización, es
que eso no puede ser en ningún caso una nueva Conciencia o incluso un salto de
Conciencia. No hay posibilidad porque no hay puente entre la Realización y el
Absoluto. El Absoluto es (precisamente lo contrario) la desaparición en la
creencia de todo puente, o de toda posibilidad, o de toda Verdad a la cual
permanecer colgado. Es necesario realmente no estar ya colgado. Aceptar, de
abandonarse a la Fuente de sí mismo, sin conocerla. Abandonar el Sí, que se
conoce, a través de la Alegría y la Belleza.
El Absoluto y el Último nunca ha sido,
ni será jamás, otra cosa que lo Verdadero y que lo Es, desde la Eternidad
porque no es efímero. La Alegría a la cual pretendes estar colgado desaparecerá
en cuanto la forma desaparezca. Eso no puede por lo tanto ser eterno ni
durable, incluso si eso está instalado de manera que te parece durable. Hay en
Verdad, que descolgarse de todo conocido, sin ninguna excepción. Desde el
instante que aparece alguna cosa como conocida, no puede ser Absoluto. Los
limites representando los miedos, los obstáculos, no te son de ninguna
utilidad, ni de ninguna asistencia (y de ninguna manera) para que el Absoluto
te encuentre. En definitiva, el mecanismo latente es lo que da a percibir la
existencia de un tiempo y a percibir la existencia de un futuro. Pero el
Absoluto no tiene ni pasado, ni presente, ni futuro. El está más allá del Ser.
Él es eso. Y tú eres eso. No hay ningún esfuerzo a agregar. No hay ninguna
voluntad a demostrar. No puedes permanecer colgado, ni ser tributario de una
Verdad relativa, ya que toda Verdad, incluso relativa, no es lo Verdadero, es
solo una etapa. El Absoluto no es una etapa. Si tú refutas eso, si aceptas la
incidencia, entonces el Absoluto te encontrará. Recuerda, que no puedes
colgarte ni buscar.
Pregunta: ¿Si se hizo un proyecto antes
del Paso en el Absoluto, este proyecto puede mantenerse o desaparece? ¿El
Absoluto haría desaparecer el proyecto de una forma que está en vida?
¿El Absoluto haría desaparecer el
proyecto de una forma que está en vida? En ningún caso. Pero aunque este
proyecto desapareciera, no es una acción de la personalidad y, obviamente, aún
menos una acción del Absoluto. El Absoluto no interfiere y no modifica las
circunstancias de este mundo. No obstante, la Liberación por el Absoluto hace
mover el conjunto del Universo, el conjunto de los Mundos. Lo relativo de un
proyecto, cualquiera que sea (que eso sea un proyecto de vida, o un proyecto de
negocios), se desarrollará o no se desarrollará. El Absoluto no está ahí para
nada. El cambio de mirada sobre el proyecto y sobre la forma no requiere
obligatoriamente la desaparición del proyecto o vuestra forma. Pero eso no
tiene ninguna importancia puesto que no son ya este proyecto, y ustedes no son
ya esta forma. Que continúen sosteniendo el proyecto, como llevando esta forma
(ya que es un peso), eso no cambia de ningún modo lo Verdadero. El Absoluto no
concierne a lo limitado pero engloba lo limitado. Lo limitado no tiene ningún
puente ni ninguna continuidad con el Absoluto. El Absoluto lo engloba. No hay
que plantearse la cuestión de este cuerpo, como de toda relación. No hay
ninguna razón válida, objetiva o lógica, para que el Absoluto decida o quiera
alguna cosa. Por el contrario, lo relativo inscrito en una forma (ego, persona)
puede verse llevado a reposicionarse porque el Absoluto hace efectivamente
cambiar de mirada. Pero eso no es ni obligatorio ni una obligación, aunque eso
puede producirse.
El Absoluto, vivido e inscrito en una forma,
sigue haciendo vivir esta forma. No hay oposición o antagonismo. Hay
solamente la evidencia del Absoluto, el final del cuestionamiento sobre el
sentido y el porqué. Pero esta forma relativa continúa a evolucionar o siempre
es lo que ella cree. El Absoluto puede poner fin a las ilusiones, pero no
a la ilusión de este cuerpo, no siempre, pero eso no tiene ya ninguna especie
de importancia porque el que es liberado Vivo no puede ya ser llevado hacia la
muerte, o hacia cualquier ilusión, hacia cualquier juego. Todo eso es
trascendido, verificado y verificable, a cada minuto, a cada respiración. Que
este cuerpo permanezca o que este cuerpo desaparezca, el desidentificación es
total con el cuerpo, sin que haya una liberación de este cuerpo. Todo puede parecer
similar y con todo, todo es diferente, no simplemente transformado, sino
realmente, trascendido. Hay un antes y un después del punto de oscilación en el
Absoluto, para la persona. Este antes y este después pueden ser idénticos o
radicalmente diferentes. Eso no tiene ninguna incidencia y ninguna repercusión.
Ser Liberado Vivo, es actuar libremente y en Libertad, es ya no ser tributario
de ninguna moral, de ninguna sociedad, o de cualquier relación. Ustedes son
liberados, pudiendo al mismo tiempo seguir estando en este mundo, pero
simplemente, sabiendo que ya no están. Lo consideran como un juego y es
un juego. Descubrieron la mascarada. Descubrieron la estafa. Han sido liberados
Vivos y no pueden estar, por otra parte, sino Vivos. Lo que cambia y que debe
cambiar no es función de un deseo de la personalidad ni de cualquier
transgresión, sino el efecto directo de la transcendencia. Las relaciones, el
posicionamiento con relación al otro, con relación al mundo, con relación a la
sociedad y a la moral, no serán más las mismas, porque se convirtieron en el
testimonio vivo del Absoluto ya que están descondicionados, incluso estando
presentes en ciertas condiciones. Allí está la Verdad.
Pregunta ¿Puede indicar lo que permite,
desde allí donde estoy, el punto de oscilación que mencionó?
No está ya en ninguna parte. No busques
más referencias. Acéptalo. No hay nada que buscar, no hay ningún lugar mejor
que otro. Creer y esperar que un lugar sea mejor, te coloca en la perspectiva
lineal de la persona y de la personalidad. No puedes acercarte en ningún caso
de lo que ya eres, porque eso está ya allí. Por lo tanto este punto de
oscilación no depende de ningún otro, sino de ti. Pero no de ti en una acción o
en un deseo, sino en la ausencia total de ideal, en la ausencia total de
búsqueda. Se trata de una capitulación y de una rendición total de todo lo que
crees ser, de todo lo que tú manifiestas. Eso fue llamado, por esos que
intervienen, en ciertas estructuras: la Crucifixión. De la misma forma que no
es necesario colgarse a una verdad cualquiera, no hay punto de vista, o
mejor punto de oscilación que otro. Hay exactamente que refutar todo lo
que crees ser. Mientras haya en ti, un apego a tu propia persona, forma o
envoltura sutil, esta atadura te ata (seguramente como una cuerda) a la
persona, a la personalidad o al Sí. No hay ningún trofeo de caza o guerra a
lucir. Precisamente, es necesario descolgar todo lo que se exhibe, hacer el
vacío sin plantearse cuestiones: una forma de aceptación de la nada, una forma
de aceptación sobre todo de que no hay medalla o una recompensa. Y aún menos un
espíritu a conquistar o a liberar. Es necesario estar Presente, entera y en
totalidad, a la Vida, sin actividad, sin acción, sin reivindicación.
Exactamente colocarte allí donde siempre has estado: en el no Ser.
Hacer cesar el yo de una persona, de una
forma, de una voluntad o de una medalla. No hay nada que ganar. No hay nada a
conquistar. El hecho de ganar y conquistar pertenece a la personalidad que
quiere poseer y tener. El Absoluto es una restitución de todos tus haberes, de
todas tus medallas, de todas tus voluntades, incluso las más refinadas o más
espirituales. Porque en definitiva, todo eso sólo representa un fraude que no
tiene ninguna consistencia, ni ninguna sustancia. Jugar Verdad es aceptar ya no
jugar. Simplemente colocarse, recibir, escuchar lo que viene entonces, que
nunca ha partido. Así es el Absoluto. Hacer el Silencio (y no solamente
exteriormente) de las actividades, cualesquiera que sean, de expresiones (corporales,
visuales, sexuales o verbales), sino más bien, el Silencio Interior de la
inmovilidad, de la no voluntad y de la no volición. Dejando todo el lugar,
porque no hay lugar definido. Dejando todo el espacio porque no hay espacio al
Ilimitado. Acepta y acoge lo que es y no lo que quieres. El Sí todavía es un
deseo colmado por la Realización. El Absoluto, no es un deseo, por la
Liberación. No hay nada a manifestar, nada a crear,
ni nada a emprender, porque ya todo Es.
Pregunta: ¿Más allá del punto de oscilación,
la conciencia se convierte en la Conciencia de ser el Todo o la conciencia
desaparece?
La conciencia desaparece, en totalidad.
Los cuatro Estados de la conciencia no tienen ningún sentido, ni ninguna
legitimidad, en el Absoluto. No puede existir una solución, allí tampoco, de
continuidad, entre la conciencia y la no conciencia. La conciencia está
irremediablemente vinculada a la observación, y a la proyección (que esta
proyección sea separada o no separada, es decir, en el ego o en el Sí). La ausencia
de separación no es el Absoluto, puesto que el Absoluto no puede ser
comprendido, de ninguna manera, por la conciencia misma. El único testigo que
la Conciencia puede tener es lo que se llamó la Onda de Vida. Pero, incluso, en
un momento dado, debe existir una forma de toma de distancia de eso. Esta toma
de distancia no es una distancia, en el sentido alejamiento, sino una toma de
distancia del propio testigo con relación a lo que es vivido y observado. La
aniquilación de la persona, de la forma, de las percepciones de esta forma, va
a inscribir la conciencia en un punto de oscilación que desembocará, en la
nulidad (para la personalidad) y (del punto de vista no personal) sobre el
Absoluto.
La Onda de Vida, vivida entonces como
experiencia (con sus consecuencias y sus implicaciones), hará de ustedes una
Onda de Vida, suprimiendo la distancia y poniéndoles en distancia. Allí es el
Absoluto. No pueden existir otros testigos u otros marcadores, sino éste. La
Onda de vida los recorre hasta el momento en que ustedes recorren la Onda de
Vida, haciéndoles salir de toda proyección, a tal punto que experimenten (no
por proyección) toda otra forma, toda otra conciencia, la que sea, en cualquier
reino que sea. Eso no quiere decir que van a vivirlo en permanencia, pero eso
forma parte de lo posible, demostrando lo Verdadero y la Verdad del Absoluto.
Pasar a lo Ilimitado los vuelve, efectiva y concretamente, Ilimitados. Y aún
más Ilimitados y sin límite de ninguna forma, así sea la vuestra (en la cual
están, de manera efímera). La Onda de Vida, como testigo y marcador, llama
también, en un momento dado, de vuestra parte, una forma de identificación y
renuncia a ustedes mismos, dándoles a vivir la Vida, más allá de toda forma y
no importa en qué forma, incluso si es más fácil, en un primer tiempo, vivir
eso con una forma que les ha sido conocida o que conocen, sobre este mundo o en
otra parte, poniendo fin a la separación, poniendo fin a la ignorancia,
haciendo de ustedes un Liberado Viviente. Este Liberado Viviente no tendrá nada
que reivindicar, no tendrá nada que explicar, ni tendrá nada que justificar,
porque el Es. Tendrá solamente que testimoniar, sin quererlo, sin voluntad
deliberada, porque eso Es y hace parte de la Vida. El es el testigo, y es el
mensajero, más allá de todo rol y de toda función.
No tenemos más preguntas, le damos las
gracias.
Yo les agradezco, entonces, para
nosotros, entre tuyo y mío. Ciertamente hasta pronto, según la fórmula
consagrada.
Nota. En su intervención del 29 de Marzo
2012 BIDI presenta sus modalidades de intervención.