ADVERTENCIA

Nada de lo que leas, sin importar dónde está escrito,

nada de lo que escuches, sin importar quien lo dijo,

nada debes aceptar sin previo discernimiento y tú mismo debes decidir su veracidad.

Consúltale a tu corazón que él nunca se equivoca.

Discernimiento: Criterio o capacidad de distinguir los elementos que están implicados en una cuestión, como se relacionan entre sí como se afectan los unos con los otros y como cada uno de ellos incide en el conjunto.

miércoles, 11 de abril de 2012

8 de Abril del 2012 BIDI-1 Autres Dimensions


Original en francés.
http://www.autresdimensions.com
Canalizado: Jean Luc Ayoun
Transcripción: Véronique Loriot
Traducción: Hedyn Núñez
http://mensajes-del-espiritu.blogspot.com
http://mensajes-del-espiritu-2010.blogspot.com


BIDI

8 de Abril de 2012 - 1


 Y bien, BIDI está en vuestra compañía. Vamos a hacernos compañía y vamos a intercambiar. Han tenido la ocasión de leer lo que me propongo aportarles. Les pido urgentemente escuchar y oír atentamente. Mi compañía no es un diálogo ni un juego mental, sino una ocasión para ustedes, de dejar, hasta cierto punto, Ser más allá del Sí, más allá de vuestra presencia. Este espacio, este tiempo, concierne a todos. A través de una pregunta que les es personal, otros pueden estar en resonancia, en afinidad y en consecuencia encontrar, detrás de las palabras que voy a emplear, un punto particular sobre el cual apoyarse. Lo que les interesará, en esta secuencia de conversaciones, está conectada directamente, más allá del nombre que les di, a la acción de la Luz, a la acción del Absoluto. Mi Presencia no es una presencia, sino más que eso porque es también ustedes mismos. Tenemos todo vuestro tiempo para avanzar en la vida. Sean neutros. Sean pacíficos. La neutralidad y vuestra paz son las condiciones (indispensables, suficientes y necesarios) para instalar, si se puede decir, lo que debe instalarse, en ustedes y más allá de ustedes, más allá incluso de este espacio y este tiempo. Si no existen preguntas previas y técnicas, vamos pues a comenzar.


Pregunta: ¿Cómo liberarse del miedo y tener confianza?

El miedo, como la confianza, depende solamente del ego. La confianza como el miedo no permitirá jamás atravesar. Es necesario reconsiderar el miedo y la confianza como los extremos de una barrera infranqueable, situada, como siempre, en el ego y la persona: porque ninguna confianza como ningún miedo pueden permitir trascender un límite. Es necesario pues que aceptes deponer tus miedos, como depositar tu confianza. Hay por lo tanto una invitación para colocarte más allá del miedo ya que si tú te sitúas en el momento, pacífico, sin preguntas, el miedo no puede aparecer. El miedo es sinónimo de desconocido, para la persona. El miedo representa, hasta cierto punto, el elemento de resistencia, el marco mismo dónde se inscribe toda persona, todo ego, todo individuo. El miedo atraviesa. Como emoción, como pensamiento, no es más que resultante, en definitiva, de tu propio pasado. Reflexionando: no hay ningún substrato, ninguna causa, en el momento presente, al miedo. Así como no hay ninguna razón y ninguna lógica para establecer cualquier confianza, a partir del momento en que está allí, y no en un momento antes y aún menos en un momento después. Estar tranquilo, es eso.  No es ni plantearse la cuestión de los miedos, ni plantearse la cuestión de la confianza. Es instalarse en la eternidad porque el miedo como la confianza se inscribe, de manera definitiva, en lo que es lineal. El Absoluto no conoce lo lineal. El es precisamente transcendencia total del espacio tiempo (tal como se conoce).

El miedo es un límite. Tú no puedes franquear el límite inscrito en el seno de un límite. Desde el instante en que tu atención sea atraída por tus propios miedos, vas de alguna manera, a cristalizarlas,  a densificarlas, haciéndolas vivas, en el momento presente. Desde que estás en paz y apacible, ningún miedo puede surgir. Incluso cuando un miedo surgiera, el hecho de estar en paz, te aportaría, innegablemente e casi instantáneamente, la lógica de que este miedo no tiene ninguna consistencia, ninguna verdad, sino que él es sólo una señal que viene de eso que está muerto (de lo que has vivido y de lo que has temido), pero que no puede de ningún modo estar presente en el instante que vives. La dualidad en una extremidad o en la otra, en cuanto en lo que te concierne; el miedo debe ser remplazado por la confianza,  ya que te inscribe en el límite del miedo y de la confianza. Querer remplazar el miedo por la confianza te instala en la propia dualidad y por lo tanto refuerza tu propia persona. Cuando yo empleo la palabra paz, la otra extremidad es la guerra. La meditación como la atención son estados que se aproximan a la paz. Evidentemente, la guerra sería la actividad incesante del mental viniendo a turbar la paz. Si escuchas y estas atenta, no a eso que te dice, que está muerto, no en una proyección queriendo suprimir este miedo, sino en la aceptación, la comprensión y la lógica de que no eres ninguno de tus miedos y que no hay que aplicar ahí, ninguna confianza. Simplemente desplazarte hacia la paz. Simplemente, no ser lo que emerge de lo que es pasado, eso que emerge de lo que está muerto, y todavía menos lo que no puede nacer (y por lo tanto no puede estar presente)

A partir de ahí, establecerás en ti el fundamento de la armonía y de la escucha. No de eso que creer ser, ni de algún pasado, ni de cualquier devenir, sino más bien en la verdad del momento que vives,  solo el que puede ser capaz de hacerte franquear tus propios límites y por lo tanto ser ilimitada. Recuerda que lo ilimitado ha estado siempre ahí, siempre presente inscrito más allá de la conciencia. Sólo los frenos y las resistencias salidas de eso que tú no eres (y a los cuales tú has dado peso, y has acordado crédito) te impiden vivirlo. No eres por lo tanto tus miedos, ya que ¿cómo esa que no es una persona podría potar algún miedo? Como podría existir, en el seno de quien no existe (es decir esta persona) algún mañana. La previsión, la anticipación y el miedo resultan siempre de la actividad mental, y solamente del mental. Ese mental toma nacimiento con tu venida a este mundo durante tu construcción en esta ilusión, es un elemento, un atributo, absolutamente real, en la dualidad. El te permite adaptar eso que ha sido vivido a eso que se vive y de lo que será a vivir. Pero tú no eres ni quien ha vivido, ni lo que se vive, ni lo que es a vivir.

Tú eres la vida. Hay por lo tanto, a ver en ti (sin atarte), los miedos como eso que no es la vida, sino lo que tú has creído de tu vida. El miedo es un peso muerto que resulta del terror del ego y de la persona, de sus propios límites entre el nacimiento y la muerte. Tú  no eres ni lo que nació ni lo que va a morir (contrariamente a lo que te hace creer tu mental y tú no eres tu mental). El crédito que  aportas a tu persona se traduce por un crédito más o menos grande que das a tu propia historia, que está muerta y que te aleja de la experiencia del Absoluto. Comprende que no se trata de rechazar, como un acto de negación, de eso que has atravesado en tu historia. Pero tu historia no será jamás eso que eres en el Sí y aún menos el Absoluto. Cambia de mirada. No hablo de la mirada de los ojos, ni de las miradas de las emociones de tu propio pasado. Pero cambia la mirada sobre ti, aquí, en este  presente, ya que no eres nada de esta historia, nada de este avenir, ni de esta confianza que quieres adquirir ya que no hay nada a adquirir, que ya no sea. No hay nada que deba combatirse, ya que todo lo que resiste se refuerza. Considera todo eso como no teniendo existencia propia ya que no eres ni esta historia, ni esta confianza, ni incluso esta persona, ni la esperanza, ya que todo está ahí, en la paz más allá de toda confianza, en el instante de tu pregunta y de la respuesta.



Pregunta: A menudo el mental me aparta hacia pensamientos para combatir la injusticia, o ver el costado negativo de los acontecimientos. A veces tengo la impresión de que nada se mueve, si el sentir vibratorio es cierto. ¿Cómo trascender estos procesos o estas resistencias?

El juicio está inscrito en el mental. El mental está hecho para discriminar, para pesar y sopesar el bien y el mal. Está hecho para actuar en este mundo. Mientras te consideres como en este mundo (y no solamente sobre este mundo), tu mental será parte involucrada en tus experiencias. La cultura, la educación, las enseñanzas han sido siempre armadas de esta dualidad. Incluso la moral misma, lo afectivo, y el conjunto de las leyes observables y utilizables en este mundo, vienen también de ahí. Hay una parte de ti que es la totalidad pero que tu ego no puede reconocer. Esta parte de ti, que te es desconocida, llamado Absoluto o Último, no se te puede aparecer (ya que ella está ahí), si el aspecto discursivo de tu mental está presente. Él es, de alguna manera quién vela de manera opaca, la verdad, la verdad más allá del aspecto discursivo. Eso en ti tiene una necesidad de seguridad, una necesidad de estar segura, pero quién dicta eso, sino el ego o la persona. No hay por qué trabajar,

propiamente hablando sobre la causa o el porqué de esa necesidad de asegurarte, ya que lo que tú Eres está más allá del hecho de estar tranquila o de comprender. El conocimiento, en definitiva, no es más que una ignorancia, de lo que tú Eres.

Acepta ser ignorante, acepta de no tener necesidad de estar segura ni de comprender, y así pasarás innegablemente de la ignorancia al conocimiento real que no tiene necesidad de ningún aspecto discursivo, ni ninguna necesidad de estar segura, ni siquiera comprendida. La mirada, de los ojos, te lleva siempre a esta voluntad de comprender y de poner en acción al mental y por lo tanto juzgar. En definitiva, si tú ves claramente, ningún juicio podrá aportarte la paz ya que todo juicio, atrae irremediablemente a otro juicio: toda mirada, discriminante, llama a perseguir a quien es discriminante y por lo tanto dualista. Acepta mirar eso, no para encontrar un origen o una compensación, ya que ni el origen ni la compensación te darán a trascender, ni a sobrepasar ese principio. El mental debe servir para vivir y actuar en las actividades normales de ese mundo. Pero desde el instante que no se trata más de este mundo, sino del Absoluto que tú Eres, yo no es para ti de ningún auxilio, de ningún recurso, de ninguna utilidad. La dificultar reside, aparentemente, de pasar del uno al otro, y tener que considerar y reconsiderar que, en la vida ordinaria, el mental actúa por sí mismo con relación a tus experiencias pasadas, y a tu historia. Entonces, ahí también podemos decir que tu propio mental actúa por sí mismo, también en los actos cotidianos. El no tiene necesidad de ti propiamente hablando. Déjalo actuar, déjalo de alguna manera expresarse en los momentos ordinarios.

Así si le aflojas las riendas, si tú te contentas con observarlo y de dejarlo actuar, te será mucho más fácil, en los momentos unitarios, de no dejarlo interferir con lo que tú Eres. Sírvete por lo tanto de este aspecto discursivo, comparativo y habitual del mental observándolo, en los momentos ordinarios de la vida y no queriendo cazarlo en los momentos Interiores ya que no podrás jamás, echarlo. Puedes, simplemente y fácilmente, tomar conciencia de su actividad (que tampoco es la tuya) en los momentos más ordinarios de la vida. Porque esos momentos ordinarios conciernen efectivamente, sólo al mental y no tienen en absoluto necesidad de ti para ser eficaces y eficientes. Adopta eso, verifica la veracidad y sobre todo la eficacia y verás entonces rápidamente que en los momentos Interiores o definidos como tal, el pensamiento y el juicio no pueden alterar, de ninguna manera, eso a lo que tú accedes en tu experiencia en ese momento. No puedes oponerte sin reforzar (sobre todo en esos momentos Interiores) tu propio mental. El es eso que es. Tu historia es eso que ella es. Pero tú no Eres ni lo uno ni lo otro. En resumen; deja el mental por lo que él es, en sus funciones, en sus utilidades, míralo ahí en esos momentos ordinarios: te será muy fácil verlo actuar y entender, entonces, que no eres tu quien actúa. Pero si tú haces a la inversa (es decir esperar los momentos Interiores para oponerte frontalmente a tu propio mental) perderás siempre la batalla, porque es una batalla y la paz no puede acomodarse a ninguna batalla. Colócate así y tú constatarás que el mental permanece en su lugar y en sus funciones.



Pregunta: ¿Qué es lo que la parte mía que no conozco tiene para decirme, en el momento presente, que me ayude a ir hacia este Absoluto?

Comprende que no hay que ir hacia. Porque, a partir del momento en que tu preguntas si debes ir hacia, ya pones una distancia que no existe. Esta parte que no conoces no tiene nada que decirte en lo que conoces, ya que ella no te sería desconocida, sino tú serías el Absoluto. Debes aceptar que lo que te es desconocido nada tiene a decirte en tu conocido. Y que no puede aparecer, revelarse, ni  como un lugar dónde es necesario ir, ni como un esfuerzo, sino desde el momento en que haces callar todo lo que conoces. Elimina todo lo que conoces. Rechaza todo lo que es efímero. ¿Y, en primer lugar, qué es lo que es efímero? Tu propia vida, el pasado cualquiera que sea, tus emociones cualesquiera que sean porque se inscriben sistemáticamente en la ley de la dualidad (acción-reacción, sin final), sin  por lo tanto ser eternas puesto, que por definición, estas emociones cambian en función de lo que te es dado a vivir, ver y a sentir.  Lo que te es desconocido no puede ni vivirse, ni sentirse, en tu conocido. No hay pues posibilidad de hacer entrar lo desconocido en el seno de lo conocido. Debes pues salir de tu conocido, no como un rechazo, ni como una negación, sino simplemente aceptando que no eres nada estrictamente de lo que conoces. El verdadero conocimiento es independiente de lo conocido.

Eso que el ego interpreta como conocimiento es una estafa porque eso no es nunca durable, porque eso es resultante generalmente de creencias, transportadas por otras historias y otras experiencias que no tienen estrictamente nada que ver contigo y a las cuales tú has dado crédito. No es porque Buda existió que tu vives Buda. Tu habrás leído bien todo, habrás comprendido todo, asimilarlo todo, pero no puedes reproducirlo porque eso es resultante de creencias. Debes pues, real y objetivamente, matar todas tus creencias porque no eres esas creencias. No puedes, de ninguna manera, ir hacia lo desconocido con cualquier creencia, con cualquier conocimiento, con cualquier historia. Y eso no puede efectivamente producirse porque no hay ninguna parte donde ir, ni hay desplazamiento. Mientras creas buscar el Absoluto, el no te encontrará jamás, porque él ha estado siempre ahí. Y en consecuencia creer que vas a ir a alguna parte es una estafa de tu propio mental. Mismo el Sí, no eres tú, en el Absoluto. Desde el punto de vista del Absoluto, el ego, la persona, el mundo mismo, y su historia no existen. Eso también es una superchería, una simple proyección, una ilusión, un juego estúpido y estéril. No hay evolución: solo el ego lo cree, solo el Sí puede tenerlo en perspectiva.

El Absoluto no se plantea esta clase de cuestión. Es imposible que haya cualquier evolución. Hay, ciertamente, transformaciones. Puede ciertamente haber mejoras. Y el ego se deleita. Porque estaba mal la víspera, está mejor el día siguiente, porque comprendió la causa y el origen de un sufrimiento, la causa y el origen de una enfermedad, la causa de un desequilibrio, él da pues la impresión de avanzar. Da pues la impresión de mejorarse, pero es una trampa porque en ningún momento te permitirá salir de eso que te hace creer. Es imposible. Lo Desconocido, el Último, no es nada conocido, no es ningún tiempo, ningún espacio. De tu punto de vista, eso es la nada. Pero desde el punto de vista del Absoluto, la nada eres tú y no otra cosa. Cuando tú cierras los ojos, el mundo desaparece. Cuando duermes, el mundo en el cual vives desaparece también. Solo la creencia, por experiencia, de creer que vas a despertar al día siguiente hace que duermas sin inquietud. ¿Y por lo tanto que puede garantizarte que vas a salir? ¿Y con todo te haces alguna pregunta? No hay nada que desplazar si no es tu mirada. No hay ninguna parte donde ir porque ya estas ahí. No hay ningún esfuerzo a  proporcionar, todo lo contrario. El ego, la persona es un esfuerzo permanente, a través de los sentidos, a través de las emociones, a través de tu historia y de tu mental, que actúa permanentemente, de manera más o menos fuerte, para que no tomes nunca conciencia de su medida. El que no tomes nunca conciencia de su medida y de sus límites, hace que permanezcas en la prisión y no encuentres jamás al Absoluto, que no es a encontrar porque no eres tú quien lo busca, sino que es él quien te encuentra, desde el momento en que tu sales de todo conocido, de toda referencia y de todo ilusorio conocimiento, que no en más que una estafa.



Pregunta: ¿Como vivir mejor en la alegría y la simplicidad?

La alegría y la simplicidad forman parte de tu Esencia y de tu naturaleza. No hay tampoco que cultivarla porque esta alegría está presente. Sólo la distancia y la ignorancia que pones, pueden representar lo que vives como una ausencia de alegría. No hay nada más simple del Absoluto. Lo que es complicado es el mental y el ego porque construyen, permanentemente estrategias, construyen, permanentemente conductas, normas, marcos y limites que deben observarse, (cualesquiera que sean estos marcos y estos límites). Intentan construirse una simplicidad, preservándose de la complejidad de este mundo, creyendo conocerlo, creyendo probarlo. Pero absolutamente nada de este mundo es absoluto y sin embargo tú eres Absoluto. La alegría se deriva del Éxtasis. La alegría es la manifestación del Sí del Samadhi. La simplicidad está también presente en el Samadhi. Eso te permite acercar y vivir, por experiencia y por momentos, la no separación. Pero tú permaneces inscrito en la separación y en consecuencia la simplicidad y la alegría parecen partir. No es ni la alegría ni la simplicidad que se van, sino que eres tú quien se va de tí mismo. La alegría y la simplicidad han estado siempre allí. El único movimiento es el del ego, el único movimiento es del  mental y de las emociones que se desarrollan y se suceden en un tiempo lineal. No hay pues nada que cultivar, no hay pues nada que buscar que ya no esté ahí, porque, si hablas de la alegría que debe cultivarse, consideras la no alegría y sin embargo la otra extremidad está presente en ti. Y no hay extremidad. Considera que la alegría no puede ser una experiencia situada entre dos períodos de no alegría, sino que es un estado que se deriva directamente de lo que tú Eres y todo cambiará para ti.

En cuanto a la simplicidad, consiste simplemente en estar en paz, no dar cuerpo a nada, no alimentar  lo que sea. El Sí y el Absoluto son una transcendencia total, de lo que llamas alegría y simplicidad porque el Absoluto no puede siquiera hacer referencia (mismo si él es simple) a algo que sería complicado, de una alegría que implicaría una no alegría. Por lo tanto esta alegría está más allá de toda alegría: es por eso que es más sabio llamarla éxtasis o intase. El ego te retendrá siempre en esta dualidad de concepto y de experiencia. Mantiene pues la linealidad. El Absoluto es la salida de la linealidad. El Absoluto es tu naturaleza, tu esencia. No hay pues que buscar o cultivar cualquier alegría, cualquier simplicidad ya que si llegas a permanecer completamente en la escucha y a oír, más allá de todo tiempo, a partir de este momento, el Absoluto estará allí porque viene a ti. Querer la alegría, querer la simplicidad, es considerar que no está presente. Ahora bien, tu eres la alegría y eres la simplicidad. La distancia se deriva simplemente de tu historia y tus experiencias pasadas  donde el pesar y el deseo se disputan en ti para ocupar el frente de tu escenario. Pero eso no es una escena, sólo es una representación, una proyección, que no tiene ninguna sustancia ni incluso la menor realidad. Esto debes descubrirlo por ti mismo porque nadie puede decírtelo, nadie puede hacértelo vivir: no hay nadie más que tú y solo tú que puede actualizarlo. En definitiva, deja este cuerpo vivir, deja a tus pensamientos vivir, déjalos obrar. ¿Es que tú te preguntas cuándo comes un alimento para saber si va a hacer bien lo que tiene que hacer? No: eso se hace. Actúa de la misma forma para lo que consideres tener que hacer en esta vida. No te impliques, sino hazlo. Obsérvate actuar y después hazte la pregunta de quien observa. ¿Es que eres este cuerpo que absorbe un alimento? ¿Es que tú eres este mental que se plantea la cuestión del efecto del alimento? ¿O es que tú eres otra cosa? Elimine también lo que es del orden de una dinámica efímera (como comer, como dormir). Elimine también lo que es del orden de lo habitual (lavarse en la mañana, incluso si es necesario hacerlo): tú no eres nada de todo eso. Entonces te aparecerá, de manera fulminante o progresiva, lo que tú Eres. Ser el no ser. El Absoluto no es ni un querer, ni un objetivo, ni un camino. Y no hay ni querer, ni objetivo, ni camino. El es exactamente la vida que corre, y que tú participes o no, que tú lo seas o no. Conviértase pues en la Vida, y el Absoluto te aparecerá porque él, siempre ha estado ahí.



Pregunta: ¿Las  relaciones o comportamientos impregnados de dualidad sobre este plano  pueden constituir un freno a la realización del Absoluto?

En primer lugar, no puede existir ninguna Realización en el Absoluto. La Realización concierne al ego y al  Sí, pero nunca al Absoluto. Ninguna manifestación dualista puede contrariar, frenar o bloquear, el Absoluto. Tú comes. Toda la fisiología de este cuerpo está basada en la dualidad. Toda la fisiología de las emociones y del mental está basada sobre la dualidad. Ningún elemento de este cuerpo o de sus envolturas sutiles puede alterar, de ninguna manera, lo que Eres. Pensar y concebir que hay una tarea a realizar, un camino a hacer, un yoga a practicar, es un recurso de la personalidad y del ego, nunca del Absoluto. Los yogas, cualesquiera que sean, les conducen al Sí que debe eventualmente realizarse. Pero el Absoluto no será nunca una Realización, sino la Liberación de todo yoga y de toda dualidad. Lo que no consiste en negar la dualidad mientras esta forma (este cuerpo), esta persona, está presente en esta ilusión. Se trata pues de una transcendencia y de ninguna manera puede tratarse de una transformación. Creerlo es una estafa del ego.

Tú no puedes transformar lo que es limitado y creer que la imperfección va a pasar a ser perfecta. La perfección no es de ese cuerpo, ni de ese mental, ni de tu propia vida. Ella es el Absoluto. Considerar que algo puede alterar o impedir el Absoluto es una mascarada. Es el ego mismo que juega a creer que él  va a ser mejor mañana. ¿Lo será quizá, lo será ciertamente, pero qué va a ganar? Al mejorar la salud, mejorando la respiración, mejorando las angustias, hay una búsqueda distraída de un mejor ser o de un bienestar, pero ningún mejor ser y ningún bienestar te hará descubrir el no Ser. Te alejará también seguramente que del mal ser. Son estrategias, elaboradas por el ego, para hacerte creer que hay algo que buscar, algo a mejorar, algo a practicar que va a acercarte más, pero en definitiva, tú te alejas. Por supuesto, la persona (el ego) va a satisfacerle sufrir menos, vivir mejor y mucho más tiempo o de manera diferente, pero eso no sirve estrictamente de nada. Eso no quiere decir que es necesario poner fin a la ilusión, sino estar consciente y lúcido de lo que es: solamente una ocupación, una derivación. Entonces, ocupa si quieres tu mental y tu cuerpo pero acepta el principio de superchería e ilusión. Alimenta este cuerpo cuando tiene hambre, dale a beber cuando tiene sed. Que no te venga la idea de refutar el hambre y la sed, ¿es que, satisfacer el hambre y la sed deja al Absoluto aparecer? Lo mismo ocurre con el mental. Puedes alimentarlo de todas las maneras, puedes darle a leer y en consecuencia regarte de todo conocimiento, no harás más que reforzar tu propia ignorancia del Absoluto. Es sólo el juego del ego y del mental, de manera sempiterna e incesante, que quiere hacerte creer que vas a llegar. Por puesto que no hay ninguna parte a donde llegar. Y si hubiera un destino donde llegar, eso significara simplemente el final del ego. ¿Conoces tú un ego que quiera morir por sí mismo, si no es  por la puerta de la muerte? El Absoluto no se ocupa en absoluto de este cuerpo, en absoluto de  tus búsquedas, en absoluto de lo que crees o esperas. No tiene nada que hacer, de tus propias gesticulaciones. Sólo son movimientos que no aportan nada a la paz y a la inmovilidad. Esas son, realmente, gesticulaciones que van simplemente a atraer la conciencia. El Absoluto no tiene nada que hacer de todo eso: él está instalado rio arriba, rio abajo, por lo tanto, más allá de todo espacio y desde la eternidad.

No hay nada peor que creer que van a liberarte porque buscas la Liberación. Porque en definitiva, estás liberado, desde la eternidad, pero simplemente no lo sabes. No hay pues, que rechazar lo que sea, sino a superar todos estos aspectos que no son más que velos y máscaras colocadas sobre el Absoluto. Es necesario pues cesar toda proyección de lo que sea. A partir de este momento, entonces el Absoluto te aparecerá. Es necesario dejar la vanidad de creer que hay algo que buscar, algo a Realizar incluso algo a liberar. Si haces callar todas estas vanidades, entonces el no Ser sería la única posibilidad. Recuerda que eres efímero en lo que crees, que eso sea pensamientos que pasan, o incluso este cuerpo que nació y que retornará a la tierra. ¿Es que eres este cuerpo? ¿Es que eres lo efímero? ¿Eres lo que buscas? ¿Eres lo que practicas? ¿En definitiva, qué es lo que lo que eres? Si eres  capaz de vivir lo que eras antes de ser este cuerpo (más allá de todo cuerpo de cualquier vida pasada que pertenece a la personalidad, de manera irremediable), instantáneamente, el Absoluto estaría allí porque ahí ha estado siempre. No puedes apropiarte de lo que sea, porque tú Eres eso. No puede poseer lo que Eres. Eso es lo que el ego te hace creer.



Pregunta: A menudo he deseado que después de la muerte no haya nada. ¿Hay una diferencia entre la nada y el Absoluto?

El que desea, después de la muerte, es el ego obviamente. La mejor imagen y la mejor representación del Absoluto que pueda sugerir el ego, es por supuesto, la nada. El Absoluto no es, por supuesto, ninguna nada, pero es también, la Nada. El Absoluto, después del final de esta forma, es la vuelta a la no forma, más allá de toda memoria, más allá de toda experiencia, en toda forma, incluso si puede persistir una forma, no teniendo ya nada que ver con una forma de este mundo. El Absoluto es el Todo y la Nada. Lo sin forma (o el fin de la vida aquí), poniendo fin de alguna manera al complejo inferior, ego-personalidad (envolturas físicas y sutiles), sin embargo lugar (ubicado hasta el presente) del Ser, del otro lado de la pieza. Pero siendo la misma pieza y en ningún caso la nada. Y por lo tanto tampoco el Absoluto. La forme desaparece porque ella es efimera. La personalidad desaparece porque ella es efímera. Si algo vuelve, es algo no inscrito, en ninguna forma ni personalidad.

Hoy en el sentido de vuestro tiempo, no hay nada que no deba volver o alejarse del Absoluto. En definitiva, la nada (que ella sea rechazada o deseada con terror y miedo) es efectivamente el Absoluto, para el ego, para la persona, para el mental. Considerar su propio fin, como efímero, puede llenar de terror o de paz, pero un un caso como en el otro, se representa la muerte como la nada, no permitiendo vivir el Absoluto, ya sea manteniendo esta forma o no, ya que la nada permanece, en este caso (y permanecerá siempre) como una creencia. Una creencia que no tiene ningún peso. Una creencia es una justificación de la ausencia misma, de la experiencia. Ninguna creencia puede remplazar la experiencia. Ninguna historia puede inscribirse en el momento. Le creencia les  hace creer que el instante, o el momento siguiente o en el momento pasado, pero ella no es el presente. El ego no ha sido hecho para conocer la nada, porque él desaparece, aún menos el Absoluto, porque él no puede reconocerse ni reconocer. El Absoluto no puede ser, como la nada, un deseo, porque ustedes no  pueden desear, en definitiva, eso que Son realmente, y que ya esta ahí.  Es el ego que cree que el va a decidir. En un momento ulterior, llamado muerte, la nada ya está ahí para el ego. Refutar verlo, es refutar al Absoluto. Dejarlo para mañana, es decirle que él es imposible, es una forma de negación del Absoluto. El ego busca, también a su manera, de refutar lo que le es desconocido, de negarlo, y diría que esa es una buena guerra.

Si siguen estando tranquilos y en paz, si están más allá del que observa, si están más allá del testigo, más allá de todo concepto, más allá de todo precepto, más allá de todo consciente o inconsciente, si salen de toda referencia, de toda proyección, todo sentido de anticipación, entonces ustedes dejan el lugar a la Verdad, al Absoluto. No puedes reflexionar sobre el Absoluto. No puedes plantearte la cuestión de la nada, simplemente probar el vértigo o la plenitud (eso según), pero lo que experimentas, en ese momento, no puede validarse ni siquiera puede ser una prueba. La única prueba del Absoluto es el Éxtasis y, en preliminar, su testigo: la Onda de Vida. Nada puede estar de más. Y nada puede estar de menos. No hay misterio en el Absoluto, solamente el ego lo cree y tiende a hacerlo vivir porque él no puede representarse lo que, efectivamente, no tiene ninguna representación. Entonces, la palabra, nada puede aparecer como un mal menor, seductor o temible. Pero eso permanece como un mal menor.



Pregunta: ¿Este estado latente al cual hizo alusión, como apoyo del Absoluto, puede vivirse como una sensación de no tener nada que hacer, sin tener en cuenta lo que vive todavía la personalidad? ¿Es qué la Alegría profunda y la Belleza que anima entonces, son una Verdad a la cual uno puede colgarse?

El Absoluto no puede colgarse en ninguna parte: es necesario pues descolgarte. Mientras estés colgado a tu propia Alegría, tú pones tu propio límite al Absoluto y en consecuencia, no puedes vivirlo. No puedes permanecer atado o colgado a alguna cosa. Toda atadura es un freno. Incluso si existen  capas sucesivas que permiten y dan la Ilusión de subir alguna cosa, es el momento en que incluso eso debe abandonarse. ¿Cómo puedes tú vivir el Absoluto mientras no abandones el Sí y su Alegría? Es efectivamente mucho más fácil y más seductor vivir la Alegría, y numerosas estructuras que se expresaron, los han invitado (El Cónclave Arcangélico, la Asamblea de los Ancianos, de las Estrellas…) porque la Alegría es un alivio y un consuelo que puede considerarse como benéfico. Y eso es, contrario a la gravedad y a la densidad. Pero aligerarse no basta para hacer desaparecer la proyección, en la Ilusión. Es por lo tanto un momento (o un tiempo, si prefieres), para no aceptar de estar atado. No puede ser concebible, ni aceptable, que el hecho de vivir la Alegría, de manera continua, pueda permitirte un día, de ser Absoluto. Como las estructuras que se expresaron lo dijeron: ustedes han sido Liberados. Pero liberase no es necesariamente e implícitamente vivir la Liberación. La problemática del Absoluto, contrariamente a la Realización, es que eso no puede ser en ningún caso una nueva Conciencia o incluso un salto de Conciencia. No hay posibilidad porque no hay puente entre la Realización y el Absoluto. El Absoluto es (precisamente lo contrario) la desaparición en la creencia de todo puente, o de toda posibilidad, o de toda Verdad a la cual permanecer colgado. Es necesario realmente no estar ya colgado. Aceptar, de abandonarse a la Fuente de sí mismo, sin conocerla. Abandonar el Sí, que se conoce, a través de la Alegría y la Belleza.

El Absoluto y el Último nunca ha sido, ni será jamás, otra cosa que lo Verdadero y que lo Es, desde la Eternidad porque no es efímero. La Alegría a la cual pretendes estar colgado desaparecerá en cuanto la forma desaparezca. Eso no puede por lo tanto ser eterno ni durable, incluso si eso está instalado de manera que te parece durable. Hay en Verdad, que descolgarse de todo conocido, sin ninguna excepción. Desde el instante que aparece alguna cosa como conocida, no puede ser Absoluto. Los limites representando los miedos, los obstáculos, no te son de ninguna utilidad, ni de ninguna asistencia (y de ninguna manera) para que el Absoluto te encuentre. En definitiva, el mecanismo latente es lo que da a percibir la existencia de un tiempo y a percibir la existencia de un futuro. Pero el Absoluto no tiene ni pasado, ni presente, ni futuro. El está más allá del Ser. Él es eso. Y tú eres eso. No hay ningún esfuerzo a agregar. No hay ninguna voluntad a demostrar. No puedes permanecer colgado, ni ser tributario de una Verdad relativa, ya que toda Verdad, incluso relativa, no es lo Verdadero, es solo una etapa. El Absoluto no es una etapa. Si tú refutas eso, si aceptas la incidencia, entonces el Absoluto te encontrará. Recuerda, que no puedes colgarte ni buscar.



Pregunta: ¿Si se hizo un proyecto antes del Paso en el Absoluto, este proyecto puede mantenerse o desaparece? ¿El Absoluto haría desaparecer el proyecto de una forma que está en vida?

¿El Absoluto haría desaparecer el proyecto de una forma que está en vida? En ningún caso. Pero aunque este proyecto desapareciera, no es una acción de la personalidad y, obviamente, aún menos una acción del Absoluto. El Absoluto no interfiere y no modifica las circunstancias de este mundo. No obstante, la Liberación por el Absoluto hace mover el conjunto del Universo, el conjunto de los Mundos. Lo relativo de un proyecto, cualquiera que sea (que eso sea un proyecto de vida, o un proyecto de negocios), se desarrollará o no se desarrollará. El Absoluto no está ahí para nada. El cambio de mirada sobre el proyecto y sobre la forma no requiere obligatoriamente la desaparición del proyecto o vuestra forma. Pero eso no tiene ninguna importancia puesto que no son ya este proyecto, y ustedes no son ya esta forma. Que continúen sosteniendo el proyecto, como llevando esta forma (ya que es un peso), eso no cambia de ningún modo lo Verdadero. El Absoluto no concierne a lo limitado pero engloba lo limitado. Lo limitado no tiene ningún puente ni ninguna continuidad con el Absoluto. El Absoluto lo engloba. No hay que plantearse la cuestión de este cuerpo, como de toda relación. No hay ninguna razón válida, objetiva o lógica, para que el Absoluto decida o quiera alguna cosa. Por el contrario, lo relativo inscrito en una forma (ego, persona) puede verse llevado a reposicionarse porque el Absoluto hace efectivamente cambiar de mirada. Pero eso no es ni obligatorio ni una obligación, aunque eso puede producirse.

El Absoluto, vivido e inscrito en una forma, sigue haciendo vivir esta forma. No hay oposición o  antagonismo. Hay solamente la evidencia del Absoluto, el final del cuestionamiento sobre el sentido y el porqué. Pero esta forma relativa continúa a evolucionar o siempre es  lo que ella cree. El Absoluto puede poner fin a las ilusiones, pero no a la ilusión de este cuerpo, no siempre, pero eso no tiene ya ninguna especie de importancia porque el que es liberado Vivo no puede ya ser llevado hacia la muerte, o hacia cualquier ilusión, hacia cualquier juego. Todo eso es trascendido, verificado y verificable, a cada minuto, a cada respiración. Que este cuerpo permanezca o que este cuerpo desaparezca, el desidentificación es total con el cuerpo, sin que haya una liberación de este cuerpo. Todo puede parecer similar y con todo, todo es diferente, no simplemente transformado, sino realmente, trascendido. Hay un antes y un después del punto de oscilación en el Absoluto, para la persona. Este antes y este después pueden ser idénticos o radicalmente diferentes. Eso no tiene ninguna incidencia y ninguna repercusión. Ser Liberado Vivo, es actuar libremente y en Libertad, es ya no ser tributario de ninguna moral, de ninguna sociedad, o de cualquier relación. Ustedes son liberados, pudiendo al mismo tiempo seguir estando en este mundo, pero simplemente, sabiendo que  ya no están. Lo consideran como un juego y es un juego. Descubrieron la mascarada. Descubrieron la estafa. Han sido liberados Vivos y no pueden estar, por otra parte, sino Vivos. Lo que cambia y que debe cambiar no es función de un deseo de la personalidad ni de cualquier transgresión, sino el efecto directo de la transcendencia. Las relaciones, el posicionamiento con relación al otro, con relación al mundo, con relación a la sociedad y a la moral, no serán más las mismas, porque se convirtieron en el testimonio vivo del Absoluto ya que están descondicionados, incluso estando presentes en ciertas condiciones. Allí está  la Verdad.



Pregunta ¿Puede indicar lo que permite, desde allí donde estoy, el punto de oscilación que mencionó?

No está ya en ninguna parte. No busques más referencias. Acéptalo. No hay nada que buscar, no hay ningún lugar mejor que otro. Creer y esperar que un lugar sea mejor, te coloca en la perspectiva lineal de la persona y de la personalidad. No puedes acercarte en ningún caso de lo que ya eres, porque eso está ya allí. Por lo tanto este punto de oscilación no depende de ningún otro, sino de ti. Pero no de ti en una acción o en un deseo, sino en la ausencia total de ideal, en la ausencia total de búsqueda. Se trata de una capitulación y de una rendición total de todo lo que crees ser, de todo lo que tú manifiestas. Eso fue llamado, por esos que intervienen, en ciertas estructuras: la Crucifixión. De la misma forma que no es necesario colgarse a una verdad cualquiera, no hay punto de vista, o  mejor punto de oscilación que otro. Hay exactamente que refutar todo lo que crees ser. Mientras haya en ti, un apego a tu propia persona, forma o envoltura sutil, esta atadura te ata (seguramente como  una cuerda) a la persona, a la personalidad o al Sí. No hay ningún trofeo de caza o guerra a lucir. Precisamente, es necesario descolgar todo lo que se exhibe, hacer el vacío sin plantearse cuestiones: una forma de aceptación de la nada, una forma de aceptación sobre todo de que no hay medalla o una recompensa. Y aún menos un espíritu a conquistar o a liberar. Es necesario estar Presente, entera y en totalidad, a la Vida, sin actividad, sin acción, sin reivindicación. Exactamente colocarte allí donde siempre has estado: en el no Ser.

Hacer cesar el yo de una persona, de una forma, de una voluntad o de una medalla. No hay nada que ganar. No hay nada a conquistar. El hecho de ganar y conquistar pertenece a la personalidad que quiere poseer y tener. El Absoluto es una restitución de todos tus haberes, de todas tus medallas, de todas tus voluntades, incluso las más refinadas o más espirituales. Porque en definitiva, todo eso sólo representa un fraude que no tiene ninguna consistencia, ni ninguna sustancia. Jugar Verdad es aceptar ya no jugar. Simplemente colocarse, recibir, escuchar lo que viene entonces, que nunca ha partido. Así es el Absoluto. Hacer el Silencio (y no solamente exteriormente) de las actividades, cualesquiera que sean, de expresiones (corporales, visuales, sexuales o verbales), sino más bien, el Silencio Interior de la inmovilidad, de la no voluntad y de la no volición. Dejando todo el lugar, porque no hay lugar definido. Dejando todo el espacio porque no hay espacio al Ilimitado. Acepta y acoge lo que es y no lo que quieres. El Sí todavía es un deseo colmado por la Realización. El Absoluto, no es un  deseo, por la Liberación. No hay nada a manifestar, nada a crear, ni nada a emprender, porque ya todo Es.



Pregunta: ¿Más allá del punto de oscilación, la conciencia se convierte en la Conciencia de ser el Todo o la conciencia desaparece?

La conciencia desaparece, en totalidad. Los cuatro Estados de la conciencia no tienen ningún sentido, ni ninguna legitimidad, en el Absoluto. No puede existir una solución, allí tampoco, de continuidad, entre la conciencia y la no conciencia. La conciencia está irremediablemente vinculada a la observación, y a la proyección (que esta proyección sea separada o no separada, es decir, en el ego o en el Sí). La ausencia de separación no es el Absoluto, puesto que el Absoluto no puede ser comprendido, de ninguna manera, por la conciencia misma. El único testigo que la Conciencia puede tener es lo que se llamó la Onda de Vida. Pero, incluso, en un momento dado, debe existir una forma de toma de distancia de eso. Esta toma de distancia no es una distancia, en el sentido alejamiento, sino una toma de distancia del propio testigo con relación a lo que es vivido y observado. La aniquilación de la persona, de la forma, de las percepciones de esta forma, va a inscribir la conciencia en un punto de oscilación que desembocará, en la nulidad (para la personalidad) y (del punto de vista no personal) sobre el Absoluto.

La Onda de Vida, vivida entonces como experiencia (con sus consecuencias y sus implicaciones), hará de ustedes una Onda de Vida, suprimiendo la distancia y poniéndoles en distancia. Allí es el Absoluto. No pueden existir otros testigos u otros marcadores, sino éste. La Onda de vida los recorre hasta el momento en que ustedes recorren la Onda de Vida, haciéndoles salir de toda proyección, a tal punto que experimenten (no por proyección) toda otra forma, toda otra conciencia, la que sea, en cualquier reino que sea. Eso no quiere decir que van a vivirlo en permanencia, pero eso forma parte de lo posible, demostrando lo Verdadero y la Verdad del Absoluto. Pasar a lo Ilimitado los vuelve, efectiva y concretamente, Ilimitados. Y aún más Ilimitados y sin límite de ninguna forma, así sea la vuestra (en la cual están, de manera efímera). La Onda de Vida, como testigo y marcador, llama también, en un momento dado, de vuestra parte, una forma de identificación y renuncia a ustedes mismos, dándoles a vivir la Vida, más allá de toda forma y no importa en qué forma, incluso si es más fácil, en un primer tiempo, vivir eso con una forma que les ha sido conocida o que conocen, sobre este mundo o en otra parte, poniendo fin a la separación, poniendo fin a la ignorancia, haciendo de ustedes un Liberado Viviente. Este Liberado Viviente no tendrá nada que reivindicar, no tendrá nada que explicar, ni tendrá nada que justificar, porque el Es. Tendrá solamente que testimoniar, sin quererlo, sin voluntad deliberada, porque eso Es y hace parte de la Vida. El es el testigo, y es el mensajero, más allá de todo rol y de toda función.



No tenemos más preguntas, le damos las gracias.

Yo les agradezco, entonces, para nosotros, entre tuyo y mío. Ciertamente hasta pronto, según la fórmula consagrada.



Nota. En su intervención del 29 de Marzo 2012 BIDI presenta sus modalidades de intervención.