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o www.vozMe.com
Programa para pasar el texto a voz y oir el mensaje.
Original en francés.
http://www.autresdimensions.com
Canalizado: Jean Luc Ayoun
Transcripción: Véronique Loriot
traducción : Hedyn Núñez
http://mensajes-del-espiritu.blogspot.com
http://mensajes-del-espiritu-2010.blogspot.com
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Transcripción: Véronique Loriot
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NIEVE
19 Agosto de 2012
Soy Nieve. Que el Gran Espíritu esté en ustedes.
Durante de mi última venida, les ha hablado de los cuatro Jinetes del
Apocalipsis y lo que ellos representaban en su acción sobre la Tierra. Vengo a
hablarles hoy, de los cuatro Elementos que se manifiestan en vuestro cuerpo, y
la conciencia en la cual están. Con un preámbulo de algunas palabras, que quizá
pueda desviarlos.
Del Gran Espíritu, salió la
Luz. El Gran Espíritu es Amor y Absoluto. De la Luz, han emanando los
elementos, Elementos que se encuentran en todas partes, en todos los mundos, en
todas las vidas. Estos elementos (que nombré para la Tierra, los Jinetes del
Apocalipsis), es lo que el Comandante de los Ancianos (OM Aïvanhov) , había
llamado los Hayoth Ha Kodesh, los Cuatro más cercanos a La Fuente. Emanaciones
de La Fuente; emanación, ella misma del Gran Espíritu. Los Elementos de la
Tierra en el cuerpo humano, fueron amputados. Ellos ahora retoman su plenitud.
Son los testigos en este cuerpo de carne, de la revelación que se hace. Y cada
Elemento revela algo que le es propio y que les es propio. Y estas cuatro
revelaciones los conduce a unirse al Gran Espíritu.
En primer lugar, la Tierra: es
ella que densifica, hace pesado el cuerpo y lo adormece. La Tierra, en vuestro
cuerpo y su Sonido confieren a éste su densidad, y su pesadez. Es cuando el
cuerpo no responde ya: retorna a la Tierra. Y viene a continuación, el Elemento
Agua: el agua que se esparce por todas partes, que suprime los límites y la
separación, les da a vivir la Disolución. Y viene a continuación el Elemento
Fuego: que se alarga hacia arriba, cuyas llamas se elevan y elevan, lo que
manifiesta el retorno al Fuego del Espíritu, al fuego Celestial. El les da a
vivir los diferentes Fuegos. Les da a sentir su calor, sus hormigueos que recorren
los límites de vuestro cuerpo. A continuación, y por último, viene el elemento
Aire: que ya actuó en la abertura de la boca y el pasaje de Reversión de la
garganta y que ahora se agita sobre vuestra cara y en la nariz, ahí donde pasa
el aire.
Vuestros cuatro elementos se
despiertan en este cuerpo. Es el llamado del Gran Espíritu. Éste es el llamado
de la Verdad. Es la llamada a la gran fiesta donde ya, el Agua y el Fuego no
son opuestos, donde la Tierra y el Aire no están más opuestos, donde la densidad
de uno y la densidad de la otra se reúnen. El Agua, no es más que futuro Fuego.
(O sea, pasará a ser Fuego). La Tierra no es más, que aire en devenir. Y la
conciencia sigue al cuerpo y el cuerpo sigue a la conciencia. Y la Tierra
prepara el éxtasis. Y el agua revela el éxtasis. Y el Fuego los lleva a la
inmortalidad. Y el Aire se agrega para elevarlos. El Gran Espíritu, está
ahí. Los cuatro Elementos son sus cuatro agentes, que están presentes por todo
en ustedes, por todas partes sobre la Tierra. Vivir los Elementos es vivir la
naturaleza, es vivir el soplo del Gran Espíritu que los esclarece, calienta y
los revela. El Aire es el llamado de la Gran Madre de todos, que ustedes la
llamen MARIA, o Kuang Yin, poco importa.
Los Elementos se elevan en este
cuerpo y en esta conciencia. Ellos Resuenan en ustedes como las trompetas de
vuestro Despertar, que les dice que ya es hora, de que los Elementos no estén
ya separados, sino que ellos también estarán en la Comunión. La Tierra,
fecundada por el Agua y el Fuego, se eleva en el aire. Mis palabras no son sólo
imágenes, sino que reflejan lo que está sucediendo. La Tierra se paraliza y se
expande: vuestra Tierra como el cuerpo. El Agua pone fin a la separación de
este cuerpo. El Fuego eleva y el Aire transporta. El Gran Espíritu llama así a
cada criatura a levantarse y elevarse. La Tierra vomita Agua y Fuego, dando al
Aire la capacidad de reunirse e investir el Éter. La Tierra, que es lo que está
bajo vuestro cuerpo ha sido fundada por la Onda de la Vida, y el tam-tam de la
Tierra. El Agua los ha abierto al bautismo de la Comunión. El Fuego nos
recuerda lo que somos: parcela del Gran Espíritu y Fuego. El Aire eleva
el cuerpo. Así es la llamada del Gran Espíritu, llamada del Cielo y de la
Tierra que se produce también en cada uno de ustedes. Los signos del cuerpo no
pueden engañarlos. Ellos llevan la conciencia de ese cuerpo a no ser asimilado
o identificado, a transmutarlo por el reconocimiento del Gran Espíritu. Y esto
es ahora sobre esta tierra. Ahí hay un gran misterio.
A ustedes, en Occidente, todas
las religiones les ha robado vuestros Elementos, sin ninguna excepción,
haciéndoles creer otra cosa, que lo que nosotros, Indígenas, sabíamos desde la
eternidad. Aquí en la Tierra, nosotros estamos constituidos de los Elementos de
la Tierra. En el cielo, nosotros estamos constituidos de elementos del cielo.
Olvidar los Elementos es olvidar la vida. Así, siempre han actuado las fuerzas
que los han privado de la libertad. Rencontrar los Elementos, es recuperar la Libertad.
Es una gran alegría, un gran renacimiento, que no apoya en nada que pueda ser
alterado o distorsionado. Así son los días en que el Gran Espíritu sopla, donde
el Fuego celestial lo deposita, donde el Agua misma se transforma y donde la
Tierra (que alberga también el mismo Fuego) se abre para dejar pasar el Fuego.
El Fuego de lo alto y el Fuego de abajo, la Tierra de lo alto, la Tierra de
abajo, el Agua de lo alto y el Agua de abajo, dos aspectos de la misma Verdad.
Los elementos se vuelven, cada vez más sensibles, y ustedes responderán.
Siempre he dicho que la naturaleza es vuestra aliada, ya que aquí en la Tierra
todos tenemos la misma composición, la misma naturaleza. Los Elementos son las
fuerzas vivas, el cañamazo de la vida.
El que ha despertado sus
Elementos no se verá afectado por los Jinetes, sino atraído hacia una Verdad
aún mayor. Reconocer la naturaleza es reconocer vuestra Naturaleza. Vivir los
Elementos es vivir el último Rencuentro, el más importante. Todo esto está
sucediendo ahora. No hay nada de tremendo. Es solamente el retorno de la
Verdad. Es una celebración, es un canto y una danza: un canto y una danza de
las células del cuerpo, el canto y la danza de la conciencia. Una Invitación a
despertar, a no creer nada, excepto lo que ustedes viven. No aceptar nada sin
comprobarlo por sí mismo. Es lo que viene a decirles el Gran Espíritu, es lo
vienen a decir los Jinetes y lo que les dicen vuestros Elementos. Momentos de
gran júbilo. Cualquiera que no reconoce los Elementos y a los Jinetes falta a
esta celebración. Lo que se ve fuera está ocurriendo dentro, cada vez más.
El despliegue de los Jinetes,
se hace ahora, sobre todo vuestro cuerpo, como sobre la Tierra entera. Nadie
podrá evitarlo. Estén atentos y vivan lo que los Elementos les den. No busquen
más y no rechacen nada. La naturaleza es vuestra aliada, y los Elementos
también. Los elementos son la fuerza viva del Gran Espíritu. Ellos son la
fuerza viva del Despertar, del despertar de la noche y de la ausencia de Luz.
Nada puede escapar de los Elementos y sobre todo, nada de eso que ha construido
el hombre de Occidente de lo alejó o lo alejaron de la Verdad. Dejen a los
elementos Ser, dejen a los Elementos Libres porque es vuestra libertad. Ya sean
los síntomas del cuerpo (que he dado) o síntomas de la conciencia, siempre es
el Gran Espíritu que se dirige a ustedes por su Embajadora María. Nadie puede
desviar los Elementos. Ustedes sienten soplar al viento, pero no saben de donde
viene ni a donde va, y es lo mismo para cada Elemento: sin principio ni fin,
solo insertos en la manifestación que ha de vivirse. La Tierra y el Gran
Espíritu han decidido. Vívanlo, simplemente.
Soy NIEVE o PLUMA BLANCA.
Siempre me sustraje a los ojos de los hombres divididos. Hoy, la Luz y los
Elementos, alumbran el mundo, en ustedes y sobre la Tierra. Sólo tienen que
acogerlos, y dejarlos actuar como una emanación de la Luz. Ellos saben muy bien
qué hacer, sin que ustedes se mezclen, sin que ustedes se entretengan.
Faciliten su tarea, en ustedes. No se resistan ya que nadie puede resistir.
Vean más allá de mis palabras. Vean más allá del significado aparente.
Soy NIEVE y, a mi turno, los
bendigo. Los invito a ser finalmente ustedes mismos, más allá del cuerpo de la
Tierra. Ese cuerpo es la Tierra. Lo que ustedes Son, está en el Gran Espíritu y
en la Libertad. NIEVE les dice hasta la próxima vez, en el Gran Espíritu y el
Amor en la Luz. Adiós.