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Canalizado por: Jean Luc Ayoun
Transcripción: Véronique Loriot
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Traducción: Hedyn Núñez
Audio Cortesia de Alicia Botero Toro http://hallegadolaluz.blogspot.com
PHILIPPE DE LYON
16 de Julio 2012
Soy el Maestro Philippe de Lyon.
Hermanos y Hermanas en Cristo, bendiciones y Amor. Me expreso como Melquizedec
de la Tierra, ya que es en esta Tierra, y sobre esta Tierra, donde están
presentes que viven el encuentro con quienes Son. Voy a intentar
expresar lo que es la vida en Cristo, mucho más allá de lo que se ha escrito,
más como un ideal: ideal de perfección, de Amor, que no es a seguir como una
imagen o un ídolo, sino a Serlo, que eso sea Desposándolo (como se lo han
dicho las Estrellas), o que sea imitándolo, siguiendo sus pasos (sin seguirlo),
exteriormente a través de una ideología o una creencia.
Es decir, devenir ustedes mismos, el
Camino, la Verdad y la Vida. El Alfa y la Omega, no estar limitados por lo que
caiga bajo los sentidos, sino más bien trascender, lo que son, y descubrir ese
último Amor, Absoluto y Eterno, que los lleva a Ser, más allá de toda creencia.
La vida en Cristo, es convertirse en un
Corazón Ardiente, un Corazón Transparente, que no tiene necesidad, de pegarse a
marcos de referencias, de límites, que no tiene necesidad de justificarse, como
persona, ni como vida. Es encontrarlo, siendo Hijo Ardiente del Sol, Príncipe
Solar. Iluminar, en la conciencia de esta materia, todo lo que deber serlo.
Forjando en ustedes, Transparencia e incorruptibilidad, no según vuestros
criterios, sino según, sus criterios. Amor indefectible de la Verdad, más allá
de la verdad de este Mundo. Cimentado, absoluto e inquebrantable, en la
confianza, no en ustedes, sino en ese Principio. No ser afectado por cualquier
injusticia, sino denunciarla, no para actuar y oponerse, sino para ponerle Luz.
Vivir el Cristo, es manifestar el todo
poderoso (sin poder), Don del Amor de Ése que se ha dado y que se olvida, de
ese que sobre la Tierra, es el más pequeño, el más insignificante, el más
inexistente, pero que Es el Todo más allá de la insignificancia. Es rendir
gracia a su Presencia, rendir gracia a vuestra Presencia, donde se forja la
Permanencia, la no duda y el no miedo. Es vivir el Éxtasis del renunciamiento.
Es vivir la Paz de la certeza, no imaginada o penada, sino realmente encarnada
en esta carne, sobrepasando esta carne. La materia se transforma (del conjunto
de este Universo) por la Presencia del Príncipe Solar KI-RIS-TI, por la Promesa
de un Retorno en ustedes. Si le dejan todo el lugar, no siendo nada más sobre
este Mundo, estarán llenos y colmados.
El llamado de María se desarrolla en el
mismo tiempo del Retorno. Y les queda solamente Ser. Y solamente dejar el lugar.
Más allá de toda petición, de toda voluntad. Los encuentros que viven son los
resonadores de su desvelamiento, como del vuestro. Cristo no tiene nada que
hacer de vuestras proezas y de vuestras realizaciones. Él viene simplemente a
tenderles la mano y preguntarles: ¿Tú has Amado? ¿Eres Amor? El corta con el
Fuego del Amor, por su Pasión, elevando vuestra Onda, vuestra Alma y vuestro
Espíritu, en su soplo de Amor quemante, iluminante, consumando todo eso que
puede ser todavía un freno. Como el Llamado de María, el viene a decirles
”Despierta” no tengas miedo. El viene como tantos otros, como nosotros
todos, a Desposarse con ustedes, a fin de que no dependan de otra cosa más que
de ustedes mismos, en la Gracia y en la Acción de Gracia. Él los quiere desnudos,
sin parecer y sin maquillaje, sin vueltas, y los entrega a vuestra Libertad. El
viene a asistir a vuestra Liberación, invitándolos a mirar, más allá de
toda persona, a la Luz, a vivirla, a encarnarla, para elevar vuestra materia, y
Liberar esta materia. El viene a Liberarlos de las leyes. El Sol tiene cita con
ustedes, porque ustedes tienen cita consigo mismo. Todo eso que es apariencia y
parecer, desaparecerá: ustedes entrarán, desnudos. No hay ningún espacio,
ningún lugar, para esconderse de la Verdad, de la Verdad del Amor, no tal como
lo quisieran, sino tal como siempre ha sido y siempre será.
Vivir el Cristo, es descubrir la fuerza
inquebrantable, es vivir el Amor total.
El viene a decirles; ¿eres tú verdadero?
Quieren elevarse, encarnándose, encarnando lo que son, realmente. Ahí está la
Ascensión. Ningún discurso, ninguna mirada, ningún acto, puede ocultarse, o
esconderse de la luminosidad del Hijo Ardiente del Sol. Todos los elementos
Interiores que viven, ahí donde están, son para ustedes, el Llamado de la
Luz. El Llamado va hacerse cada vez más apremiante, insistente, preguntando sin
tregua, con insistencia: ¿Dónde estás? ¿Quién eres? El Llamado de KI-RIS-TI, lo
realizaremos juntos, ustedes todos y nosotros todos, en la misma Unidad,
después de haber acogido y portado la Luz. El tiempo del Llamado es de Ser, y
Ser Luz, es no dejar nada a la sombra, de la suficiencia como del apego.
La Tierra, vuestra Tierra, y ese cuerpo,
vive el encuentro con la Luz. Este encuentro, forja eso que no ha sido forjado
en el inquebrantable Amor de la Verdad. Lo que cambia, como lo que resiste, en
ustedes, no hace más que traducir vuestra manera de vivir el Llamado. En la
manera en que respondan, se traduce o no, la ligereza o la facilidad del
Corazón, por la calidad del Éxtasis. La resistencia a eso, ella misma; es
bendecida porque les da a ver, lo que es sombra, no para juzgarla, sino para
sea clara.
La vida en Cristo, es (en estos tiempos
particulares) ser capaz de mostrar y de demostrar la humanidad, vuestra humanidad.
Al encarnarla, ustedes se elevan. De vuestra capacidad a vivir lo que
vuestra vida, incluso ilusoria, les da a vivir, muestran vuestra
fuerza de Luz, la fuerza del Amor, donde no existe espacio para el menor
poder, la menor ascendencia sobre alguien. Cristo viene a decirles: ¿Eres
Libre? ¿Tú me Amas? ¿Es que tú te Amas ? Con una claridad tan fuerte que
no dejará ninguna duda, ningún espacio para la duda sobre la Verdad. Vivir en
Cristo en estos tiempos que viven, es la ocasión de mostrar vuestra Verdad y de
ponderarla con la Verdad Absoluta. Vivir el Cristo, es ser Amor, más allá de
toda contingencia y de toda atadura. Es emanar la Verdad. No estar más
sometido a otra autoridad, que la suya propia, en Cristo.
Los tiempos que ustedes viven, encarnados,
son los tiempos del milagro, en su acepción más fuerte. El Retorno a la Vida y
a la Verdad, es la sola vía posible. Ustedes son el Fuego del Amor, el Fuego de
la Eternidad. Son iluminación de la Alegría. Son eso que Es. Y acogiéndolo, se
acogen a sí mismo. Los mecanismos de vuestra conciencia, vividos con más o
menos intensidad, en los años que acaban de pasar, fueron otros tantos medios,
de aproximarse a Él, como Él se aproxima a ustedes. Es este período que la
ilusión del tiempo y del espacio van a aparecerles. Esta aparición de la
alteración del tiempo y del espacio los conducirá a Él. Vuestros encuentro con
los Dobles, con ustedes mismos, con el Sol, con todo Hermano o toda Hermana
encarnado en esta carne, y abierto a la Verdad, son otros tantos argumentos
para decirles: es ahora! Más allá de todo tiempo, haciéndolos permeables a la
Verdad, de nuestras Presencias y de Su Presencia.
Lo que se desarrolla, en este momento
(que es la misma cosa para cada uno), es vivida de múltiples maneras, según la
claridad que les es propia, según el Abandono o no Abandono, según la
resistencia o la no resistencia. Pero ahora cada uno, recibe exactamente la
misma parte de Luz, la misma parte de Su Presencia. La diferencia vivida no
viene, sino de ustedes y de ninguna otra circunstancia o elemento que de
ustedes. En tanto que representante del elemento Tierra, KI-RIS-TI está ahí. Y
hay una sola pregunta a hacerse y una sola: la de la Libertad. La Libertad pasa
por la Gracia, por el Corazón, por la Onda de Vida. Entonces, la luz viene a
decirles; ¿Eres Libre? No puede haber otra contingencia que el Amor. Es a eso
que son llamados, en esta carne. Hacer la experiencia del otro, hacer la
experiencia de todos los otros, es la vida en Cristo, incluso más allá de todo
servicio, más allá de toda benevolencia y de toda atención, porque siendo el
otro, no es necesario que exista la benevolencia o cualquier otra cosa, porque
vivir eso es Ser Amor. Porque vivir en Cristo es ponerse en el lugar de cada
uno, como de todos, no como un ideal o como una compasión, sino más bien
viviéndolo realmente, enteramente.
He aquí la pocas palabras y las
Vibraciones, que en cuanto Melquizedec de la
Tierra, debía entregarles. No hagan de
estas palabras y esta Vibración un ideal o un objetivo, más bien vuestra
Verdad, que es la Verdad común. No vean, tampoco, adhesión alguna a una
religión, sino a algo universal, haciéndolos aceptar y vivir: “yo y mi Padre
somos uno”.
Hijos de la Ley de Uno, del Amor y de la
Libertad, soy Maestro PHILIPPE y los bendigo, en Cristo y en la Eternidad. Así
será mi saludo. El Coro de los Ángeles se une a mí. Hasta pronto.