Traducción: Susana Milán y Amparo Iribas
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BIDI – 1
29 junio 2012
Pregunta: yo estoy al servicio de mis padres aunque la demanda
no viene de ellos. Esto no me procura alegría. Antes, yo expresaba mi
creatividad en la danza, el canto, las actividades manuales, ahora ya no. ¿Qué
pasa en mí para que yo actúe así?
Y bien, tú te pones en la situación de la que te quejas. Entonces, la
respuesta está evidentemente, en ti y únicamente en ti, puesto que esta
contrariedad te es impuesta por ti misma y, como tú dices, por ningún elemento
externo. El marco de lo que tengo que decir no se sitúa en un análisis de tu
esfera psíquica porque esta esfera psíquica no concierna más que a tu vida
efímero y no corresponde a ningún Absoluto. La cuestión que tú me planteas es
por tanto, encontrar una salida o una explicación a algo que, de todas formas,
es efímera. No puede existir respuesta porque cualquier respuesta (incluso la
más adecuada, incluso la más justa, incluso la más eficaz) no hará sino
mantenerte en otro efímero. Y en tanto que tú consideres tu vida en lo efímero,
en una satisfacción (incluso en la creatividad), tú permanecerás limitado y permanecerás
sumiso a la alternancia de lo efímero, es decir los momentos de paso de la
alegría a la no alegría. Esto es propio de todo lo que es efímero. La única
forma de estar estable, la única forma de no estar condicionado por tus
acciones y tus reacciones (felices o desgraciadas) es comprender que tú no eres
ese saco de comida, que tú eres aún menos ese saco de pensamientos, que tú eres
aún menos esta vida que vives.
Mientras que tú busques una respuesta a esto, te sitúas de oficio, de ti
mismo, según el principio de la acción /reacción o, si lo prefieres, del bien y
del mal, de lo que te hace bien o de lo que te hace mal. Cualquiera que sea el
bien que encuentres, lo efímero no aportará jamás una satisfacción permanente.
Lo propio de lo efímero será siempre, hacerte oscilar de un extremo a otro. Y
el ser humano pasa su vida, en lo efímero, navegando entre penas y alegrías,
buscando la felicidad. El objetivo de nuestras charlas no es procurar un
bienestar, ni un malestar, sino de mostrar la situación tal como la vives, tal
como lo has aceptado, y tal como la has identificado. Mientras que tú estés
identificado con lo que me has dicho (creatividad, asistencia, bienestar o
malestar), tú no puedes salir porque en una caso como en el otros, tú mantienes
una dependencia, tú mantienes un encierro y una incapacidad de salir. Así es lo
propio de todo ser humano confrontado a esta vida, a este efímero, a esta
acción/reacción. Pasáis tiempo buscando mejorar vuestro ordinario. Buscáis
permanentemente obedecer a contingencias sociales, morales, afectivas o de
creatividad o de desahogo material o espiritual. Pero ningún desahogo material,
ningún desahogo espiritual, permitirá salir de ese círculo vicioso. La única
forma de proceder es entender que tú no eres este cuerpo, ni estos pensamientos
ni esta vida. Mientras que estés identificado con lo que me has descrito,
girarás en círculo. No existe ningún medio, ningún útil, ninguna técnica que te
aporte la durabilidad y aún menos, el Absoluto y lo Eterno.
Necesitas distanciarte. Distanciarse no quiere decir capitular o
abandonar una obligación sino cambiar de emplazamiento de tu propia Conciencia
porque, cuál ese “yo´” que tiene necesidad de creatividad, cuál es ese “yo” que
tiene necesidad de salir de una situación donde se ha metido él mismo, si no es
el ego. El ego se pasa el tiempo, en lo efímero, yendo del bien al mal, de la
acción a la reacción, encontrando en el lugar donde está encerrado, una
justificación y una solución. Ninguna justificación, ninguna solución, no será
ningún seguro, mientras que tú mismos no te sitúes fuera de aquél que cree
actuar, del que cree ser, del que cree tener que expresar una satisfacción, una
creatividad o lo que sea, porque todo esto pertenece a algo que por esencia y
por naturaleza, es efímero. Ahora, tu esencia y tu naturaleza es opuesta a eso
a lo que te sometes. Es por tanto, un cambio radical de punto de vista; es la
única solución. Mientras que tú encuentres en lo efímero, una fuente de
satisfacción, una fuente de insatisfacción, tú lucharás permanentemente, tú te
agotarás. Porque nada de esto puede ser estable, nada de esto puede ser Eterno
y aún menos Absoluto. Mientras que el ser humano se encierre en sus Ilusiones
(y este mundo es una ilusión), mientras que creas que hay que resolver
cualquier cosa incluso en esta persona, tú no dejas a este saco de comida,
vivir su vida, tú no dejas a este saco de pensamientos vivir su vida. Tú no
eres eso. Hace falta adoptar un cambio radical de punto de vista. Esto se llama
la refutación y te remito a todo lo que he dicho. La cuestión de que tú te
planteas está totalmente fuera del sujeto y no puede, en ningún caso, aportarte
en mi repuesta, una solución. Porque cualquier solución que corresponde a tu
pregunta y tu demanda no hará más que devolverte, aún más a lo efímero. Eres tú
misma la que te instalas en lo efímero de sufrimiento y alegría. Sea lo que sea
eso efímero, sabes pertinentemente que una alegría no puede durar, de igual
forma que una tristeza no puede durar. Porque incluso tristeza o la alegría más
larga se encuentran confrontadas a la barrera del fin de este saco de comida y
de pensamiento. Mientras que actúes así, mientras que reacciones así, no puedes
encontrar la paz. Y es normal. La cuestión que tú planteas concierne únicamente
a tu persona y a tu personalidad y, en ningún caso, al Absoluto.
No hay alternativa al Absoluto. Si quieres estar en paz, más allá de lo
efímero, necesitar ver más ampliamente, salir de los meandros de las acciones/
reacciones de tu vida, de toda búsqueda que apela a la solución de una
problemática. Mientras que tú adoptes esto, eres prisionero de ti mismo, en tu
ilusión, en tu efímero. No puedo por tanto animarte a ir más allá de la
búsqueda de solución relativa a este efímero. Mientras que tú pases tu vida buscando
una mejoría, mientras que pases tu vida buscando un alivio, sea el que sea, un
bienestar, no puedes Ser. Mientras exista un malestar, sabes pertinentemente
que no puedes Ser. Pero es exactamente igual para el bienestar. Porque tanto
bienestar como el malestar se experimentan en lo efímero, en lo que se mueve,
lo que no es inmutable y eterno. Y mientras reflexionas así, tú te sometes tú
mismo al funcionamiento de lo efímero, es decir a ese saco. ¿Quieres
seguir siendo un saco mientras que tu naturaleza y tu esencia es absoluta y es
mucho más amplia que lo que tú crees, de lo que vives, de lo que experimentas?
Necesitas superar esa dualidad. Ninguna solución aportada a tu problemática te
permitirá ser completo, porque permanecerás incompleto mientras que tú mismo,
te sitúes en la incompletud. Si entiendes esto, si te adhieres a ello sin huir
de lo que sea, entonces, todo te aparecerá claramente. Pero mientras que no
estés en este punto de vista, permanecerás problematizado en el problema. No
existe ninguna solución dentro de lo efímero, de la experiencia de tu vida
(como de cualquier vida). El ego se satisfará por decir que paga un karma. Pero
el karma no existe, salvo para la persona, no para eso que tú Eres. Y tú no
Eres una persona. Tú no Eres siquiera un individuo. Sal de ese
juego. Ir más allá, no es solamente superar una situación, aun menos aportar
una solución: es ver claramente las cosas. Mientras que estés identificado a lo
que sea de lo que vives (a este cuerpo, a estos pensamientos) ninguna solución
puede ser duradera y eficaz. Solo son pensamientos que te hacen girar en bucle,
como cualquier vida que no acepta tener la experiencia del Yo Soy. Pero ¿quién
dice Yo? ¿Quién dice Soy? Mientras que haya una apropiación dentro de lo
efímero, no encontrarás jamás la Paz definitiva. Tienes que saber lo que
quieres. Responder a un problema es dar la cara de nuevo, a otro problema, en
la misma esfera, o en otra esfera. Así es la vida del ser humano que se
encierra él mismo, cada vez más, en esta continuidad sin fin, de acciones/
reacciones efímeras. Mientras que te creas efímero, estás sometido a las leyes
de lo efímero donde está inscrito el sufrimiento. Y tú te adhieres al
sufrimiento, de igual forma que te adhieres a la alegría. ¿Cuál es su objetivo?
¿Qué es lo que quieres? Si es encontrar una solución a un problema, no es
necesario dirigirse a mí. La única solución que puedo darte es decirte que tú
no Eres lo que crees. Tú no Eres lo que vives, lo que tú vives, lo que tú hayas
vivido. Lo que se ha vivido, lo que es vivido, no concierne a lo que tú Eres.
Es la Ilusión la que te hace creer eso, el punto de vista, si prefieres.
Mientras que no salgas de ese punto de vista, nadie puede estrictamente hacer
nada por ti. Eres víctima de tus creencias. Eres víctima de tu propia vida, de
tus Ilusiones y esto es sin fin, dentro de lo efímero. Solo la muerte pone fin
(la muerte de este saco). Ve más allá de todo esto, sin renegar por tanto, de
lo que vives como difícil pero tú no eres eso que vives: toda la problemática
está ahí y en ninguna parte más.
Pregunta: yo deseo aplicar tres consejos: permanecer tranquilo, cambiar
de punto de vista, refutar lo conocido. ¿Cuáles son los bloqueos que me impiden
realizar esto?
Pero porque consideras que es algo a realizar. No hay nada que realizar.
El único obstáculo eres tú mismo, en el funcionamiento de lo efímero en lo
mental y los pensamientos. Mientras que estés en tu persona, mientras que estés
identificado (también), todo lo que tú reclamas no puede aparecer, porque está
ya ahí y ya está Realizado. Mientras que creas que hay un camino, una etapa, un
tiempo necesario, pruebas o marchas que recorrer, te alejas tanto más de lo que
buscas, porque no hay nada que buscar. Solo hay que Ser eso porque tú Eres eso.
Es siempre la persona, la mente o el cuerpo los que desviarán esto. No es algo
que buscar, no es un esfuerzo que hacer. Eso ya es. Eso siempre ha estado ahí.
Eres tú el que te has salido. El Amor está por todas partes. Tú no puedes
buscar lo que tú Eres porque tú Eres Amor. Entonces lo que te propones
(permanecer tranquila, encontrar la Paz), ya está ahí. Tú Estás tranquila. Tú
Eres la Paz. Cambiar de punto de vista, es aceptar esto. Mientras que exista el
más mínimo intersticio para la creencia en ti mismo, no puedes superar lo
efímero. El Absoluto ya está ahí, no tiene que buscarse y aún menos
encontrarse. Es como si tú me dijeras: “quiero encontrar el aire”. Pero tú
estás en el aire. ¿Comprendes esto? No puedes buscar lo que Eres y aún menos
encontrar lo que Eres. Solo la refutación de todo lo que es conocido, todo lo
que te concierne, puede terminar. Pero ese acabamiento no está inscrito en un
tiempo lejano o en un espacio separado de lo que tú Eres, ni en un más allá, ni
en una creencia cualquiera, ni en una religión, ni en una técnica, ni en un
ejercicio. Pasa por el estado primero, del observador. Cuando respondes: “Yo
Soy” ¿quién observa? ¿quién mira? ¿quién está detrás de lo que se juega ?
tú estás aun jugando a la escena de teatro. Hace falta entonces situarse en el
sillón que observa la escena y no jugar la escena y después, salir del teatro.
Esto no detendrá la escena (continuará desarrollándose, este cuerpo continuará
viviendo) pero ya no serás afectado, ni indispuesto, ni alterado por lo que sea
que se desenvuelva en la escena, porque ya no mirará esta escena. No estará
sentado ya mirando el espectáculo, saldrás del teatro y constatarás entonces,
por ti mismo, que jamás ha habido teatro. Solo el lugar donde te sitúas
determina las condiciones a las que tú te adhieres (las leyes físicas) pero, en
ningún caso, la física puede seguir a la metafísica. No hay esfuerzo que hacer
porque, mientras que consideres que hay un esfuerzo, te sitúas también en el
interior del teatro, sobre la escena, juegas y te adhieres a cualquier cosa
pero la escena de teatro se parará de todas formas, un día. El teatro
desaparecerá, de todas formas, desde el instante en que este saco de comida ya
no será. Es el juego de la mente, el juego del ego (de la propia personalidad),
a lo que te adhieres, que te impide ver claro. Es como si hubiera orejeras que
te muestran únicamente lo que hay delante de ti y que te impiden entonces,
salir de lo que está delante, no solamente para ver lo que está sobre los lados
y detrás sino para entender que no hay nada que ver. El Ser está más allá de
ver. El Absoluto no es un ver. El Es lo que tú Eres, en Esencia, en Eternidad,
cualesquiera que sean las circunstancias vividas por este cuerpo. Como he
dicho: tú no eres ni la escena de teatro, ni el actor, ni el espectador, ni el
teatro. Mientras que no hayas respondido a esta cuestión, mientras que tú no
hayas tenido el punto de vista exacto de esto, y bien, lo que buscas no puede
obtenerse. El punto de vista en que te sitúas es el de la persona, el de tu
vida, pero, para ti como para cada uno, mientras que te definas en relación a
tu vida, eso no concierne más que a la persona, que a lo efímero pero no a lo
que Eres.
Mientras que creáis que hay que recorrer, mientras que creáis que hay un
progreso, mientras que creáis que hay una búsqueda que es sin fin, os
equivocáis a vosotros mismos: todo está aquí ya. Es vuestro punto de vista el
que ha puesto la distancia con la Verdad. La Verdad no conoce ninguna
distancia, ningún tiempo, ningún espacio. Cuando digo: “cambiad de punto de
vista”, eso no concierne, por supuesto, a la visión. Sino, mucho más allá de la
perspectiva, está la Conciencia misma que debe desenmascarar el juego de la
ilusión. Y, si puedo decirlo así, además de esta conciencia ¿qué es lo que hay?
Está lo que yo he llamado la a-conciencia. Mientras que no estés disuelto,
mientras que no estés muerto a ti mismo, a tus propias ilusiones, puedes
continuar buscando todo el tiempo la Paz.
Cuando decimos de permanecer tranquilos, es una invitación a haceros
cambiar de punto de vista. Mientras que estés identificado a tus pequeños yo, a
tus pequeñas necesidades, a tus pequeñas satisfacciones, o a tus grandes
necesidades a tus grandes satisfacciones, no puedes encontrar la Paz. No puedes
estar tranquilo. Es por eso que he dicho (y repito): no tenéis otra alternativa
que la refutación de lo conocido porque lo Desconocido no puede ser conocido
puesto que es lo que vosotros Sois. El punto de vista debe instalarse, es
decir, salir del teatro. Mientras que no hayas tenido esta experiencia, tú
estás persuadido de ser este cuerpo. Mira (por ejemplo) tus Hermanos y
Hermanas, nuestros Hermanos y Hermanas que viven la experiencia de salida del
cuerpo o la experiencia de muerte, saben que no son este cuerpo, incluso si
entran dentro. Por el contrario, saben pertinentemente que es un saco de comida
que está muerto, aunque se llame la vida. El mundo no existe. Todo lo que se ve
no puede existir, es una Ilusión. Mientras que tú no aceptes este punto de
vista, no hay solución porque esta solución, aunque posiblemente existente, no
se inscribirá más que en el marco de la acción/ reacción, en lo efímero de la
Ilusión.
Pregunta: ¿en una charla precedente me habéis dicho : deja este
cuerpo tranquilo, no tiene necesidad de ti para vivir, ¿qué debo entender hoy?
¿Has dejado vivir a este cuerpo? Permanentemente estáis en resistencia.
Esas resistencias se expresan por sufrimientos, en el saco de comida o en el
saco de pensamientos. Mientras que haya sufrimiento, sea el que sea, estáis en
el interior de esta ilusión. Aquél que deja vivir su cuerpo (cualquiera que sea
la de este cuerpo, o cualquiera que sea la Paz de este
cuerpo) no está de ninguna forma concernido puesto que, lo admitirás, tú no
Eres este cuerpo. Cuando mueres o cuando duermes, ¿qué queda de ti? Más allá
del sueño o de la pesadilla ¿dónde estás tú en ese momento? ¿En qué se
transforma el mundo? ¿Existe o no? ¿En qué se transforman tus allegados, tu
familia, tus hijos, tu profesión? ¿Están presentes en tu Conciencia cuando duermes?
Toda la problemática es esa. Dejar este cuerpo tranquilo no quiere decir
descuidarlo o abandonarle, sino no resistir más porque, desde el instante en
que no resistís más, o no os oponéis más, la acción /reacción no puede ya
desencadenar: el punto de vista cambia, la Paz se instala, la tranquilidad está
ahí. Entonces, en ese instante, tú descubres otra cosa que el Yo Soy, tú
descubres que tú Eres Absoluto y que esta forma, esta vida, se vive pero no te
concierne. Por supuesto, el ego se va a apoyar en lo que he dicho (di tú lo
comprendes a ese nivel) para decir: “ah pero, tengo obligaciones”. Pero las
obligaciones, llenan de sí mismas. No hablo de las obligaciones, sean las que
sean, sino de tu Conciencia: ¿dónde está? Y más allá de la Conciencia hay algo,
más allá del observador, que siempre ha estado ahí, que nunca se ha movido, que
siempre ha estado tranquilo, que siempre ha estado en Paz. Es el punto de vista
en el que es necesario Estar. Mientras que no sea así, lo efímero sigue su
curso, alterando o mejorando tu vida y haciéndote creer que estás sometido, de
una forma o de otra. Ciertamente, el ego va a creer que va a hacer falta buscar
un conocimiento espiritual, psicológico, un conocimiento de mañana. En tanto
estés en eso, no estás aquí y ahora, estás en la proyección y la proyección
mantiene la ilusión. Ninguna satisfacción puede ser duradera en la
proyección, porque incluso si tuvieras todas las ayudas (materiales y
espirituales), aunque conocieras todos los misterios del Universo ¿qué cambiaría?
Absolutamente nada, si no es la satisfacción del ego de creer que va a dominar
el futuro, su situación familiar, social, financiera, afectiva.
Mientras actúes en la escena de teatro, no puedes tener el punto de
vista de aquél que ya es Absoluto y para quién el teatro no tiene necesidad de
él. Es el juego de las interacciones en los cuerpos ilusorios (incluso sutiles)
que ellos mismos, mantienen la Ilusión. Cuando os decimos que no hay nada que
hacer, que no hay camino, que no hay evolución, por supuesto que para el ego lo
hay y será siempre una involución porque es sin fin, dentro de lo efímero. Pero
ese sin fin de lo efímero, no desemboca nunca en el Absoluto porque la sucesión
de las causas es infinita. Alimenta este saco, conténtale, pero tú no eres eso.
Conténtate con observarlo, mirarlo y después, desvía la mirada. Entonces
el ego te hará creer que es la muerte, el ego te hará creer que es el fin. Sí,
es el fin. Pero no es tu fin, al contrario. El cambio de mirada, de punto de
vista, es una Conciencia más vasta, e incluso esta Conciencia más vasta es
efímera porque si no, (si esto fuera Absoluto) estarías permanentemente en el
mismo estado, sin fluctuación, sin movimiento (lo que por supuesto, no es jamás
el caso).
Mientras que haya búsqueda de Luz y de Amor, esto significa que pones
una distancia con la Luz y el Amor y es por tanto una proyección. Tú crees que
hay algo que buscar, que mejorar porque te lo han dicho pero ¿puedes probártelo
a ti mismo? ¿Dónde está la prueba? No existe ninguna. Es una superchería, es
una estafa. Acepta esto, no como una creencia sino viviéndolo, y la ampliación
de la conciencia se hará supra-conciencia y después a-conciencia. Es el momento
en que tú duermes. Es el momento en que tú sabes que tú Eres y, por tanto,
donde no existe ningún cuerpo, ningún pensamiento, ninguna emoción, ninguna
interacción, donde tú no estás inscrita en ninguna realidad efímera. El
Absoluto se desvela, en ese momento. Pero se desvela por supuesto, esto quiere
decir que siempre ha estado ahí, no está en otra parte, no es mañana. Hay que
salir del teatro pero ¿qué debe salir del teatro? No este cuerpo, no esta vida,
sino lo que tú Eres. Tú Eres Amor pero mientras que tú consideres que este Amor
está fuera, haces una proyección, un deseo y pones una distancia y tú crees que
mañana será mejor y quedas atrapado por el tiempo, por el espacio, por la
localización en un cuerpo. Mientras estés localizado, estas atrapado. Mientras
creas que hay búsqueda, estás atrapado. Mientras que estés ávido de conocimiento,
estás atrapado porque en realidad, conoces lo que Eres, ya que el sentido mismo
de esa palabra es nacer-con (por cierto, tú no puedes nacer-sin. Reflexiona).
La Esencia de tu Ser, la Esencia de lo que tú Eres, es Amor, es Absoluto.
Descubrir el Todo, si lo prefieres, es no ser ya nada, aquí, no como una
negación de la vida sino más bien como un cambio de punto de vista: esto se
llama también la Humildad y la Simplicidad. Es entender y ver que tú no eres
nada de este mundo, que no eres de este mundo, que no estás en este mundo. No
hay mundo. No hay persona. Solo hay creencias, solo hay proyecciones, ilusiones
que se mantienen y sustentan por sí mismas en el marco de lo efímero, en la
acción /reacción, del bien y del mal. Lo que tú Eres no puede ni nacer, ni
morir. Lo que tú Eres no puede ser afectado por lo que sea de este mundo. Lo
que es afectado, es lo efímero y, mientras estés identificado a lo efímero,
estás afectado y por tanto sufres, de una manera o de otra. No es cuestión
de poner un pensamiento o un anti-dolor ahí donde sufres. Hace falta
cambiar de punto de vista, que va a mostrarte que, cuando se desvela el
Absoluto, el sufrimiento no existe. Es el saco de comida, es la química del
cuerpo, la que crea el sufrimiento, es este mundo. ¿Cuándo duermes, sufres
incluso de una enfermedad, incluso de un trauma afectivo, aun el más violento
cuando estás despierto? El enigma está ahí: ¿qué Eres cuando duermes? ¿Qué Eres
cuando mueres? ¿Qué Eras antes de nacer? Y no hablo en términos de futuro o de
pasado, sino de la esencia de lo que tú Eres.
Pregunta: las enseñanzas invitan a liberarse de lo conocido, a vivir el
instante presente tal como es y no como se quisiera que fuera. ¿Basta esto para
hacerse el Amor de la Luz Eterna en esta vida?
Si eres capaz de cambiar el punto de vista (de no ser más este cuerpo,
de no ser este instante que se despliega, esta sucesión lógica de
acontecimientos), aunque solo sea lo que podría llamar una mil-milésima de
segundo, por supuesto que bastaría. Todo el problema está ligado a la
localización de la Conciencia, llevada al cuerpo, a los pensamientos, a esta
vida que tú vives pero, como te he dicho, tú no eres esta vida que vives, de
ninguna forma. La vida está ahí, independientemente de ti, independientemente
del mundo. Vivir esto, es ser Absoluto, no es más una creencia, es la ausencia
de localización, es la ausencia de identificación, es no jugar más el juego de
la acción /reacción sino hacer todo (absolutamente todo) lo que la vida propone
con la misma ecuanimidad, la misma Simplicidad y la misma Humildad porque,
dentro del Absoluto que tú Eres, el Absoluto no puede ser afectado ni por la
enfermedad, ni por la pérdida, ni por la carencia, ni por la plenitud, ya que
el Absoluto es Infinito Eterno. Lo que no es este cuerpo, lo que no es esta
persona, ni son tus relaciones, ni son tus hijos, ni tus padres, ni aquello a
lo que estás atado.
Aquello a lo que estás atado, te pierde y te perderá. Mientras que haya
atadura, hay localización a este cuerpo, a este marido, a esta mujer, a este
hijo, a esta casa. Mientras no seas libre ¿cómo quieres reivindicar la
libertad? ¿Cómo crees tú poder ser libre estando atado a lo que sea? ¿Qué es la
Libertad? Mientras que estés en este saco de comida ¿eres Libre? ¿Sabes quién
Eres? ¿Quién Eras tú antes de nacer? Mientras no tengas esta respuesta, no
sirve de nada. Todas las otras respuestas son caduas y tú giras, y todos
nosotros giramos mientras que el Absoluto no se revele. Mientras nos
adhiramos a lo conocido (de una manera o de otra), estamos atrapados,
encerrados y encerrando a los otros en nuestras certezas, en nuestras ataduras,
en nuestros deseos, en nuestras insuficiencias, porque todo esto es efímero y
solo dura el tiempo de este saco de comida. Lo que es importante es que lo que
está dentro (lo que tú Eres) pero tú no Eres el Templo, tú Eres lo que está en
el Templo. Lo Sagrado no es el cuerpo, aunque el cuerpo es sagrado.
Lo Sagrado es lo que es invisible, lo Sagrado es lo que es Eterno y Absoluto.
Nada hay que hacer del tiempo que pasa, nada hay que hacer de la vida y de la
muerte, nada que hacer de los placeres, nada que hacer de lo que crees poseer,
porque en este mundo, todo lo que tú posees (sin ninguna excepción) te poseerá.
Mientras que tú no te hayas dado, totalmente, el Absoluto no puede ser tu
Verdad porque en ese momento, tú estás atrapado por ti mismo. No busques en el
exterior, un culpable o una causa porque mientras que juegue a esto, no eres lo
que Eres y crees acercarte pero no te acercarás jamás.
Ningún elemento de este mundo, ninguna persona de este mundo, ninguna
localización dentro de este mundo, ningún Amor de este mundo, puede aportarte
lo que tú Eres porque todo lo que se ve, proyectado, toda posesión es una
ilusión. Entonces no pidas la Libertad, si tú no eres libre. Vosotros jugáis un
juego que no existe más allá que en la proyección. Aquél que sale de su cuerpo,
sabe que no es este cuerpo. el que sale de sus pensamientos, sabe que no es sus
pensamientos y aquél que sale de la Conciencia, sabe que no es la Conciencia.
No son creencias puesto que podéis vivirlo. No hay ningún obstáculo en este
mundo, no hay ningún karma. Las únicas restricciones son vuestras propias
creencias, nada más. Más que nunca, hay que estar lúcido. Esta lucidez, es un
punto de vista que no tiene nada que ver con el punto de vista de aquél que
está localizado en un cuerpo, en una vida, en una profesión. El amor es Libre,
el Amor es Absoluto porque es lo que Sois. Pero no el amor humano proyectado en
un afecto, sea el que sea, porque todos vuestros afectos no hacen sino traducir
vuestros propios vacíos y vuestras propias incompetencias a ser Absoluto porque
no hay nada que llenar, salvo para lo efímero. La esencia es Amor: lo que
vosotros Sois, lo que todos nosotros Somos. Si nosotros somos esto, entonces no
hay nada que buscar, no hay ideal, no hay nada que idealizar, no hay nada que
creer. Necesitáis, al contrario, descreer, aceptar no ser nada aquí, en la
conciencia que vivís e, instantáneamente, Sois Todo, Absoluto. Si la mínima
parcela de efímero permanece (en vuestras ataduras, en vuestras posesiones, en
la necesidad de contradecir el mundo, de oponeros, de actuar o reaccionar) os
inscribís vosotros mismos, en el sufrimiento, en lo efímero y en la
carencia. Ahora, vosotros Sois la plenitud del Amor. Vosotros Sois Absoluto.
Los límites y las barreras no vienen sino de vuestras proyecciones, ya fuesen
las más felices. Mientras que proyectéis, no podéis ser Absoluto. Mientras que
busquéis, no podéis encontrar. Todo lo que creéis encontrar no hace más que
alejaros porque eso que buscáis os inscribe en una localización sobre este
mundo, en este mundo, y todo eso es efímero. El mundo desparece desde que
vosotros dormís. Daros cuenta: corréis detrás de quimeras, buscáis una
satisfacción inmediata o programada, os atribuís roles, profesiones, funciones.
Pero no sois nada de todo eso. Vosotros Sois Absoluto, Amor.
Pregunta: desde algún tiempo, en toda circunstancia que, en otro tiempo,
generaba emociones de todo tipo, la ausencia de emoción me deja un poco
perplejo. ¿Es un pequeño paso hacia el Absoluto que debo ser?
No hay paso hacia el Absoluto. Sin embargo, cuando las emociones se
agotan, en un primer tiempo, eso puede darte a pensar que hay un desinterés o
algo de extraño o inhabitual. Eso es efectivamente un paso hacia el Sí que,
efectivamente, puede parecer que te acercas del Absoluto, que está ya allí. El
desinterés de la localización de esta bolsa de comida, como de las bolsas de
pensamientos, efectivamente, se traduce por la disminución y la desaparición de
las emociones, porque la emoción es lo que pone en movimiento. Ahora bien el
Absoluto no es el movimiento: es la ausencia de movimiento puesto que no (ndt:
tiene) participación en este mundo en movimiento. Lo efímero es movimiento. El
Absoluto es no movimiento, pues lo que es el Todo no puede estar en movimiento.
Las partes del Todo pueden estar en movimiento. Así pues, cuando las emociones
se agotan, incluso si eso puede aparecer como extraño, está muy bien. Porque
esa es la prueba indiscutible que tú no participas más en los movimientos de lo
efímero. Una vez más, no es un desinterés o un desentendimiento sino, más bien,
un punto de vista que cambia. Es un gran paso del punto de vista. El punto de
vista se amplía, tú no estás más en la escena del teatro, tú eres todavía el
que puede observar pero que no vive lo que se vive en la escena. Entonces, eso
es inhabitual. Eso puede traducirse, en un primer tiempo, como un sentimiento
de extrañeza, pero es normal. Eso traduce el proceso de ruptura de la ilusión
de lo efímero, del conjunto de bolsas efímeras. Desde ese instante, el
observador se revela, lo que te da a comprender que tú estás siempre allí, a
pesar de no haya más emoción. ¿Quién está allí? ¿Quién observa? ¿Quién observa,
si no es lo que tú Eres, en Verdad, en Absoluto? Esto no es pues un paso hacia
el Absoluto pero, sino más bien, un paso del punto de vista. En lugar de estar
al pie de la montaña y de tener una visión limitada por los árboles, te has
alejado de la montaña y ves la altura y la cumbre de la montaña. Es una etapa.
Queda ahora comprender que no hay etapas. Recuerda las capas de las cebollas:
las verdades son capas apiladas. La verdad de la primera capa no conoce nada de
las otras capas que están encima. Pero la capa más extrema contiene todas las
otras capas, incluso si ella no las ve, incluso si ella no las siente. Así
evoluciona la Conciencia en la Supra Conciencia llamada Turiya. Y viene, luego,
la equivalencia del sueño, es decir la no conciencia (aún más allá del Samadhi)
que da a vivir Absoluto. Del punto de vista limitado es un paso, pero del punto
de vista del Absoluto, eso no cambia nada puesto que eso está siempre allí. En
resumen, más vosotros penetráis la supra-conciencia, más os dormís, menos este
mundo tiene peso para vosotros. Y, como yo lo decía, todos sabéis que si
llegáis a dormiros, sea cual fuere el problema, no existe más. O entonces, no
hay sueño: hay pesadilla o sueños.
Ni la emoción, ni los pensamientos, ni la bolsa de comida, ni el
conocimiento, ni la espiritualidad son de cualquier utilidad para ser Absoluto.
Esas son trampas que os mantienen en la ilusión de lo efímero. Nada de lo que
vosotros Sois es efímero. Los juegos de rol, cambian en permanencia. Vosotros
cambiáis de ocupación como de canal de televisión, como de mirada, como de
profesión. Pero todo eso es efímero porque, justamente eso cambia. El Absoluto
nunca cambió y no cambiará nunca es lo que vosotros Sois. Entonces, desde
luego, si vosotros tenéis ganas de jugar, entonces jugad. Recordad que el Absoluto
no es una búsqueda, ni todavía menos una etapa. Es un Último. Es el momento
donde todo lo conocido se borra. No es la muerte, incluso si el ego os lo dice,
incluso si el mental va a segregar la química del miedo. Porque la bolsa de
alimento, como las emociones, como los pensamientos, tienen la enojosa
tendencia a haceros creer que son verdaderos. Y vosotros os identificáis con
ellos, adherís a ellos, de una manera u otra. No es importante conocer las
maneras que conducen a esto, eso no tiene ningún tipo de importancia. Mientras
que estáis interesados en la acción/reacción, la Acción de gracias no puede ser
vuestra Morada, porque habéis situado vuestra Morada en esta bolsa, en estos
pensamientos, en esta vida. Entonces, vais a alimentaros de una pizca de Luz,
vais a crear la evolución, vais a crear la mejora, la búsqueda. Pero son
tonterías. Eso no tiene ninguna existencia, eso no existe más que en las
proyecciones, más que en la Ilusión. La única pregunta esencial, es: “¿qué Sois
vosotros?” Y ese “vosotros Sois” no tiene nada que ver con lo que creéis ser.
Sea lo que sea que viváis, es efímero. Incluso la cosa más perfecta
desaparecerá totalmente con este cuerpo. Entonces, desde luego, vosotros
adherís al karma. Pero el karma no concierne lo que vosotros Sois, concierne
otro efímero que no existe , aún menos que lo otro: las vidas pasadas. Hay que
elegir: Absoluto o efímero. Pero no esperéis encontrar una satisfacción durable
en lo efímero. Incluso el Sí no es estable. Es fácil describir la experiencia
del Sí, de la no separatividad, del Amor Infinito. Pero ¿es eso Absoluto? No,
seguramente. Porque lo que podéis expresar, con palabras, de vuestras propias
experiencias, de vuestras propias memorias, desaparecerán con la desaparición
de esta bolsa. ¿Eso Sois vosotros? ¿Qué buscáis y por qué lo buscáis? ¿Qué
buscáis llenar, tranquilizar, si no es el vacío de este cuerpo y de estos
pensamientos que no son más que proyecciones, cáscaras vacías? Y sin embargo,
vosotros estáis dentro: por tanto, no podéis salir. Es simplemente el punto de
vista que cambia. A partir de ese momento, todo irá muy rápido para vosotros.
El principio de la refutación de lo conocido os conduce, si se puede decir, a
ser Absoluto. Pero una vez más, refutar no es rechazar: es ser consciente.
Dejad a este cuerpo hacer lo que tiene que hacer, dejad a este cuerpo levantar
vuestros hijos, dejad a este cuerpo ir a trabajar. Vosotros no sois nada de
todo eso. Hacedlo pero no inviertáis absolutamente nada, sino alimentáis el
ego, alimentáis lo efímero. Vosotros llamáis eso la satisfacción y el
bien-estar. Pero ninguna satisfacción y ningún bien-estar es Absoluto, porque
se inscribe en lo efímero.
Pregunta: la Onda de Vida comenzó a subir y se detuvo. ¿Podría
orientarme para que yo emerja de este caos?
Hay que pasar por el caos. Mientras que no estás muerta, no puedes
buscar lo que tú Eres. ¿Por qué rechazar el caos? Está allí, tú no Eres eso. No
hagas nada, no luches contra: míralo. ¿Eres tú eso? Eso prueba que estás
identificada a ese caos, pero tú no Eres ese caos. El caos concierne lo
efímero, sean cuales fueren las palabras que le demos. El caos no traduce más
que el caos del ego, el caos del cuerpo, el caos de los pensamientos. Pero
agradece el caos, obsérvalo y, si eres lúcida y lo ves, sabes muy bien que tú
no Eres eso. Y si piensas serlo y vivirlo, estás todavía, en algún lugar,
apegada. Porque el ser humano cree estar apegado a su familia, a sus hijos.
Pero estáis de igual manera apegados a vuestros sufrimientos, incluso si decís
(y sobre todo, si vosotros decís): “yo no quiero sufrir”. Recuerda: no tienes
que luchar contra el caos. No hay solución para aportarle. Míralo, obsérvalo y
constatarás que no Eres nada de eso. En ese momento, el sufrimiento se soltará,
el caos se disolverá por sí mismo, no por cualquier acción, no por la
aplicación de una venda. Sé lúcida. Tú lo has dicho: eres lúcida, pero cierta
parte todavía, tiene una adhesión a esas proyecciones. Entonces, desde luego,
se podría decir que está ligado a lo que has vivido en el pasado pero eso no
tiene ningún tipo de importancia. Observa en el instante. No busques las
causas, que pueden ser verdaderas a un nivel de la cebolla pero no en otra
parte, y sobre todo no en el Absoluto. Mira el caos. ¿Eres tú eso? De manera
definitiva, no. Es imposible. Observa con lucidez y suéltate de eso, no
luchando contra, no aportando una solución (porque lo reforzarías). Sino
simplemente porque has expresado esta lucidez, tienes la capacidad real de
expresarla. ¿Está el caos allí cuando duermes? Desde luego que no. Y cuando te
despiertas, está siempre allí. ¿Dónde estaba mientras que tú no estabas allí?
Reflexiona. Es muy simple. No es un enigma o una charada. ¿Qué tienes miedo de
soltar si no es tu pobre pequeña persona efímera? Ninguna perfección eterna
puede ser obtenida en lo efímero. Puedes tener la ilusión de ello, del mismo
modo que puedes transformar una cara por un maquillaje, o dar a ver, por tus
ropas: llamar la atención y la mirada en otra parte que en la Verdad, con el
fin de no ver lo que nació. Es el mismo principio: suéltate, refuta. Ningún
caos puede alcanzar lo que eres, sea cual fuere el grado de sufrimiento, sea
cual fuere el grado de lucidez. Todo eso no es más que una escena de teatro. Ya
tienes la chance de observarlo, de ser lúcida, como tú dices. Entonces, ve más
lejos. Basta con no inscribirse en ese caos, basta con no luchar contra, sino,
simple y objetivamente, mirarlo. Si haces eso, entonces, si puedo decir, se
ganó. Todo problema viene, en definitiva, del miedo: el miedo a perder este
cuerpo, el miedo a sufrir, el miedo al abandono. Pero no puedes abandonar lo
que tú Eres, de toda Eternidad. Tú Eres Absoluto. El caos es un lavado de lo
efímero. Queda tranquila, deja actuar, pero tú no Eres nada de eso. Acéptalo.
Velo. Es muy simple. Pero si tu lucidez te lleva a querer actuar o querer
reaccionar, entonces te inscribes, por ti misma, en algo que va a durar en lo
efímero. Mientras que si haces la tentativa de aplicar lo que te he dicho,
extremadamente rápido, tu lucidez se volverá todavía más clara. No podrás ser
alterada por ese caos que no te concierne de ninguna manera. En este tipo de
pregunta que te haces, aquí también, hay etapas, no hacia el Absoluto, sino
etapas de lucidez que deben ser superadas, unas después de las otras, no
luchando, no oponiéndose, sino más bien mirando, no solamente la situación, no
solamente el caos, sino más bien a ti misma, más allá de esos sufrimientos, más
allá de ese caos.
Entonces, en ese instante, habrá un instante, detectable entre todos, donde
algo bascula. Tú pasas de lo efímero, si se puede decir, al Absoluto,
aunque no haya pasaje, ni vuelco, ni cambio. Pero eso, la Conciencia lo percibe
claramente. Pero, aquí también, no eres la que percibe claramente eso. Aquí
también, hay que ir más allá. Hacer esto, observar esto, es no darle más peso
al caos, no prestarle atención a lo efímero, a las creencias, a las
suposiciones, sino más bien acercarse a la Infinita Presencia. Y allí, el
Absoluto está casi ahí, para ti. La búsqueda de perfección, como la
culpabilidad que expresas, no son más que los miedos. Pero no tienes que luchar
contra esos miedos, hay justamente que mirarlos (como para el caos), ver que
eso está relacionado, que eso funciona en sinergia en el seno de lo efímero,
pero no puede, en ningún caso, tocar o alterar lo que tú Eres, en Verdad.
Acepta pues tu inmortalidad. No eres ni este cuerpo ni lo que has vivido, ni
tus actividades. Tú eres el caos y es en ese caos personal, individual (que es
una muerte mítica y mística), que el Absoluto está allí. Ese momento de temor,
que te hace creer en el fin, no es de hecho, más que la apertura a la Verdad,
es decir al Absoluto. Desde luego, el cuerpo, desde luego los pensamientos, van
a hacer todo para evitarte que pienses así.
Pregunta: ¿estoy preparada para aceptar el punto de vuelco
hacia el Absoluto?
Tu pregunta no quiere decir gran cosa. ¿Quién hace la pregunta? No es la
videncia, todavía menos una autoridad exterior que va a decirte: “está bien” o
“no está bien”. No hay que estar preparado a algo que siempre ha estado allí.
No eres un vestido para ponerse para ir a casarse. Hay que aceptar ser
despojado, totalmente desnudo, en el caos, en el Abandono más total. Soy más
bien yo que te pregunto: ¿Estás preparada? Porque sólo tú tienes la respuesta.
¿Cómo puedes proyectar una respuesta a esperar del exterior? ¿Qué te hace
pensar o creer eso, si no son tus propias indecisiones, tus propias dudas? Toda
respuesta está en ti. No hay mejor momento que el instante presente. No hay
distancia, no hay búsqueda, no hay ropas para poner, no hay estar preparado. Es
la perspectiva del punto de vista de la personalidad que va hacerte creer que
hay que estar preparado o no preparado. Estar preparado, o no estar preparado:
pero eso no quiere decir nada. No hay además nada que decir. ¿Qué buscas
decirte a ti misma? ¿Qué quieres disfrazar? Sobre todo no creer nada. No hay
que estar preparado o no estar preparado a algo que siempre ha estado allí. Es
el punto de vista de la personalidad que, siempre, a través de las palabras que
empleas, muestra incluso que aguardas algo o que tú esperas o temes algo. Pero
es el mismo principio: esperar, temer, u otro, no es más que la proyección de
tus propias incertidumbres Interiores. Y ¿de qué Interior hablas tú? Y ¿de qué
interior hablo yo? El del Sí, hay que Abandonar el Sí para ser Absoluto, porque
el Absoluto está ya allí, envuelve al Sí, es el No sí, el No Yo, el No
Maestro, el No Parecer. Es el Para Brahman, es decir el Todo más allá del Todo,
el Absoluto Último, Amor. ¿Cómo podrías estar preparada a lo que tú Eres, ya?
La noción de preparación pone una distancia, una separación, incluso. No hay
nada que preparar. No hay que estar preparado o no estar preparado, porque
adoptar esto te devuelve a una cierta forma de linealidad, a lo efímero, a la
incompletud. Es una proyección, aquí también. No es un matrimonio, no tienes
que encontrar a otro si no lo que tú eres ya. Sólo el ego cree eso y traza
hipótesis al respecto.
Pregunta: ¿qué es oportuno que yo entienda de vuestra parte?
La primera respuesta es: “nada en absoluto”. La segunda respuesta es:
“qué aguardas, qué esperas entender?” Ningún conocimiento que venga de lo que
yo podría decirte, de lo que tú Eres, te permitirá Ser lo y todavía menos
devenirlo. Hay que hacer el Silencio. Ese Silencio no es una obligación que
dice: “Yo paro de pensar, yo paro de mover”. Sino es el Silencio del
observador. ¿Quién piensa? ¿Quién habla? ¿Quién vive? ¿Quién tiene el nombre
que llevas? Si todo eso se detiene, entonces, puedo decir lo oportuno que es
parar todo eso. El Absoluto, una vez más, no es una etapa, ni un decir
(cualquiera sea) puesto que el Absoluto se revela, justamente, desde el
instante donde hay Abandono del Sí o Abandono del Yo, sin sufrimiento, sin
querer huir sea de lo que sea. Se trata más bien, verdaderamente, del momento
donde el Silencio se hace y donde nada se dice, donde nada más es oportuno. Es
el momento de la Disolución, llamada anteriormente el caos, en la pregunta
precedente. Vivir el caos, es osar también Abandonarse, no depender más del Yo
y del Sí, devenir, realmente, independiente y Libre, sean cuales fueran las
circunstancias de tu vida. Ningún hijo, ninguna regla social, ningún ataque de
este cuerpo puede alterar eso. En definitiva, y aquí también, el “quedar
tranquilo” toma todo su sentido. Como ya lo dije, repetidas veces, aquel que
mira la escena de teatro no puede ponerse de pie y molestar a los otros
espectadores. Está en una butaca, él observa. Está cautivo, él también. Pero el
hecho de estar cautivo del observador desemboca en la no Conciencia o
a-conciencia. Pero eso está ya allí. No existe ninguna distancia, ningún
tiempo, ningún apego que pueda frenar o sujetar al Absoluto, puesto que el
Absoluto contiene todo eso.
Pregunta: ¿cómo hacer para no intervenir más en la vida
corriente?
Pero justamente, no hay nada que hacer y todo se hará. Vosotros tenéis
tendencia a considerar, los unos y los otros, que cuando se os dice de dejar
hacer, de quedar tranquilo, debéis quedar sentados sobre un sillón y esperar.
No habéis comprendido nada y está muy bien porque, justamente no hay nada que
comprender. Refutar no es renegar de: es simplemente el punto de vista que
cambia. La acción se desarrollará siempre, el hacer tendrá lugar, pero la
Conciencia no hará. Observaréis lo que se hace. Es el punto de vista que
cambia. Y percibís y mantenéis, una visión limitada. Cuando os digo que este
mundo no existe, ¿acaso eso quiere decir que tú vas a salir de este mundo en
cuanto cierras los ojos, o en cuanto te metes en un sillón? Pero desde luego
que no. No hay que negar lo que vive esta bolsa de alimento: no hay que
implicarse. Es eso, quedar tranquilo. Eso no quiere decir volverse una verdura,
eso quiere decir hacer e intervenir, pero tú no eres ni lo que hace ni lo que
interviene. Es un problema de posicionamiento. Eso ha sido repetido numerosas
veces. Cuando se os dice de no hacer nada, eso no quiere decir quedar sin hacer
nada, sentado en alguna parte o en la cama. Desde luego que no. Haced lo que
hay que hacer, responded a vuestras obligaciones, sean livianas o pesadas, pero
vosotros no sois nada de eso. Es el ego que se apodera de eso, en tu pregunta.
Es el ego que se dice: “pero ¿cómo yo puedo parar de hacer, mis hijos, mis
obligaciones, mi familia?”. Nadie te ha pedido parar sea lo que sea. Es un
cambio de punto de vista. Tú no eres el que hace, tú no eres el que interviene.
Es el ego que, espontáneamente, quiere limitar según lo que percibe, desde
luego, y que te hace creer que eso no es posible. ¿Aquél que sale de su cuerpo
para de vivir? No, él está mucho más vivo que cuando él actúa. Del mismo modo
(y lo repito), no hay nada a rechazar. Refutar no es rechaza: es cambiar de
mirada, cambiar de punto de vista. Desde luego, lo que yo digo para el ego es
incomprensible, porque el ego no ve y tiene razón. ¿Cómo podría hacer, sin
hacer nada? Si yo tomé el ejemplo, varias veces, de la escena de teatro, no es
por azar. Voy a retomar otro ejemplo: el de la soga. Tú entras en una pieza mal
iluminada, tus ojos ven una soga, pero como está mal iluminado te persuadiste
de que es una serpiente y tienes miedo y tú enciendes la luz y te das cuenta
que no es más que una soga. Es exactamente el mismo principio. Dicho de otra
manera, en vuestro lenguaje corriente, confundís Roma con Santiago. No hay
serpiente y sin embargo tú lo has creído. Pero el hecho de cambiar de enfoque
te hace dar cuenta de tu equivocación.
Es el mismo principio para vuestra vida: nadie
os ha pedido nunca de no intervenir, de no actuar. Al contrario, esta bolsa de
comida debe vivir lo que tiene para vivir, liviano o pesado. Pero no os
impliquéis, porque eso no es vosotros. Es el punto de vista que cambia, no es
la acción. Pero la personalidad, desde luego, no va a comprender eso. El mejor
modo de llegar, yo lo expliqué, es la refutación. Refutar no quiere decir no
hacer nada, es estar tranquilo, es dejar hacer. Ese Hacer no tiene necesidad de
lo que tú Eres. Es toda la diferencia. El punto de vista, el enfoque, la
mirada: no hay serpiente, es una soga, es una creencia y después, solamente
después, no hay tampoco ni serpiente ni soga. Pero no es porque tú vas a decir
que no hay serpiente y no hay soga, que eso va a ser verdad. Es como las capas
de la cebolla, es parecido. ¿La capa de la cebolla que está más próxima del
centro, conoce la vida de la envoltura de la cebolla? No, es parecido para ti.
¿El hecho de ser Absoluto hace desaparecer sea lo que sea que está al interior
de la cebolla? Por supuesto que no. Pero la lógica del ego es de hacerte creer
que sí. De ahí esta pregunta. El Absoluto no es aquel que queda en una gruta.
El Absoluto puede realizar no importa qué, en el seno de una forma, pero sabe
que no es esta forma y sin embargo, hace. Es el cambio de punto de vista, no de
acción. No es pasar de la acción a la inacción, no es detener todas las
interacciones, no es matar padre y madre o hijo. Es otra mirada, una conciencia
ampliada. Es pasar de aquel que es actor de su vida, a aquel que mira. Es el
observador: ahí, es el Yo Soy. Y luego, el observador desaparece, él también:
no hay más localización en un cuerpo, en una historia. Pero ¿quién ha dicho que
la historia debía detenerse? Nadie, salvo tu ego.