Transcripción: Veronique Loriot
Traducción: Hedyn Núñez
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Audio cortesía de Alicia Botero Toro http://hallegadolaluz.blogspot.com
NIEVE
19 Julio de 2012
Mi
nombre es Nieve. Estoy alegre de venir a hablarles. Vengo a contarles una
historia. Esta historia está vinculada, profundamente, a la historia de mi
pueblo, en el que estuve, en una encarnación hace algún tiempo sobre esta
Tierra. Mi pueblo (como muchos pueblos que no han pasado, al olvido, de manera
dramática, al menos hasta momento, por parte de lo occidental), como el
conjunto de los pueblos nativos, sabíamos, hasta hace algún tiempo, mantener la
comunión con el Gran Espíritu y sus elementos. Porque los Elementos de la
Tierra, que nos constituyen a todos, cuando estamos aquí presentes en este
mundo, son los Caballos de Gran Espíritu. Hoy, ustedes saben, que incluso los
pueblos nativos han perdido, en su mayor parte, esta conexión con el Gran
Espíritu que ahora, vuelve a grandes pasos, según lo anunciado por la mayoría
de nuestros chamanes, y de nuestros médiums. Lo que viene, nosotros los indios,
lo llamamos el renacimiento del Gran Espíritu, marcado por el despertar de la
Tierra, por el Canto del Fénix, que firma el fin del olvido. Los Elementos son
los Caballos de Gran Espíritu que también cantan ya, sobre la Tierra, el fin
del olvido. Nuestro cuerpo pertenece a esta Tierra. En cuanto nacemos, somos
agrupados por los Caballos del Gran Espíritu. Estos Caballos, durante algún
tiempo, y especialmente desde que el tam-tam de la Tierra ha resonado, se han puesto en movimiento. En occidente, ustedes los llaman, los 4 Jinetes del
Apocalipsis. El cuerpo de carne se compone de estos 4 Jinetes, ellos también se
ponen en movimiento. Por supuesto otros más eruditos que yo, les hablaron de
estos primeros movimientos de los Caballos: los elementos, en ustedes. Muchos,
de ustedes han vivido la realidad o las primicias, pero en la actualidad, el
Gran Espíritu dio el impulso a estos Caballos para preparar el despertar del
Fénix, el retorno del Gran Espíritu, sin importar el nombre que se le dé, según
los nativos o los occidentales.
La
naturaleza les da ver, por doquier sobre la Tierra: los Caballos que se
desbocan, se desbocan también en ustedes. Los 4 Elementos, como los llaman,
están cada vez más activos, lo que le permite vivir en este cuerpo, en esta
carne, cosas inusuales, pero, que para los nativos, fueron habituales.
Seguíamos a la Tierra, seguíamos sus ritmos, seguíamos sus Elementos. Para
nosotros, no había separación entre este cuerpo y los elementos de la
naturaleza, de los cuales está constituido. En los tiempos antiguos (y en el
tiempo, en que estaba encarnada en mi pueblo), podíamos ser el Viento, el
Fuego, la Tierra y el Aire. Simplemente porque estábamos conectados, como
dicen, al Gran Espíritu. Lo que sienten en vuestros cuerpos, lo que atraviesa
vuestra conciencia es exactamente eso. Entonces, cualquiera que sea el
nombre (que lo llamen energía, centros de energía u otra cosa, como por ejemplo,
el canal de comunicación con nosotros), es el resultado del ensamblaje de los
Elementos, de los Elementos que despertaron, en ustedes como los que
despertaron en la Tierra. Y los elementos, desde algún tiempo, se aceleran, se
vuelven más impetuosos. Entonces, para quien está convencido de que solo es ese
cuerpo, es un peligro y el peligro puede venir del Agua, del Fuego, la Tierra o
del Aire.
Los
4 Elementos, los 4 Caballeros, cantan. Cantan el retorno del Gran Espíritu. El
Aire se vuelve poderoso. El Agua recubre las Tierras y el Fuego quema los
bosques y tierra se ahueca. Este es el llamado del Gran Espíritu. Por supuesto,
quienes no perciben al Gran Espíritu en ellos y ven los Caballos en movimiento,
llaman a eso catástrofe. No hay ninguna catástrofe para el que está relacionado
con los elementos. Es la transformación normal, que está en resonancia directa
con el regreso del Gran Espíritu. Los pueblos nativos, en cualquier lugar de la
Tierra, lo sienten. Ustedes, occidentales abiertos, lo saben. Quienes dudan,
dudarán aún. Y quienes dudan de todo, dudaran hasta el último momento, porque
sus ojos no pueden ver, porque su cuerpo no puede sentir, mientras los 4
Elementos no se hayan reunido, con el Gran Espíritu, transportados por el Éter.
Por supuesto, la Tierra y los Elementos no han hecho más que comenzar. Sé que
hace algún tiempo, el Comandante de los Ancianos (O.M. AIVANHOV) les habló de
los volcanes, del Agua, de los Viento y de la Tierra. Todo esto tiene lugar
ante vuestros ojos; si los tienen. Todo eso concierne a vuestra
conciencia si están en el territorio involucrado o si toman la información, de
alguna manera. Pero el cuerpo de carne de los humanos, está hecho así, y su
conciencia lo dirige en una dirección u otra y si ésta no quiere verlo, no lo
verá, hasta el momento en que los 4 Caballos estén reunidos. Y esto está en
camino. A esto, ustedes llaman signos, aquellos que los ven, o para aquellos
que dudan. Nosotros, ya cantamos el retorno del Gran Espíritu, el cambio
de los Elementos, el cambio de la Tierra, del Cielo y del Aire, el cambio del
Agua y del Fuego. Lo que sucede en este cuerpo de carne, pueden calificarlo
como un Caballo o uno de los Elementos. Hay Fuego. Hay Agua: el Agua de la
Tierra o el Agua del Cielo que fluye sobre ustedes, y sube en ustedes. Hay Aire
que circula a vuestro alrededor. Hay Fuego en el eje central del cuerpo, en el
pecho o en el vientre, en la cabeza o en los tres. Y esto es perfectamente
coherente porque todos estamos constituidos, cuando estamos en la carne, de la
misma naturaleza que la Tierra.
El
Gran Espíritu ha empezado a hacerse sentir. Los Elementos han despertado, en la
Tierra, como en ustedes. Deben estar a la escucha, porque en el momento en que
los elementos se pongan en movimiento, no podrán hacer la diferencia entre
vuestro cuerpo y el cuerpo de la Tierra. Son la misma realidad. Lo que se eleva
desde los volcanes en la Tierra, se eleva en ustedes. El Agua que cubre la
tierra es el agua que los recubre. Y esto es lo mismo para los 4 Caballos,
estos 4 Jinetes. Desde el momento en que se den cuenta de lo que está
sucediendo en vosotros, o que toman conciencia, que lo que está
sucediendo sobre la Tierra, ya sea con felicidad o miedo no cambia nada,
porque constatarán entonces, poco a poco, que la impresión de estar separados
de la naturaleza, de los elementos, y de todo lo que vive en la Tierra, va a
desaparecer. Si el viento se levanta, de una manera más tempestuosa que antes,
también así se eleva en ustedes. Todo esto, para decirles, que la separación
artificial entre lo interior y exterior, la vivirán como su desaparición.
Algunos de los Ancianos hablaron de los Velos. Yo les digo que los elementos
que son visibles para ustedes (porque lo viven o porque han oído hablar), se
viven también en el Interior. Llegará un momento en que serán el Viento, serán
el Aire, serán el Fuego y la Tierra, llevándoles por el camino necesario, para
no separarse, del resto.
El
Gran Espíritu envió sus Caballos como una advertencia final. Esta advertencia
no es una catástrofe o un castigo, es sólo para conmover lo que no había sido
todavía sacudido. El Fuego de la Tierra es también vuestro Fuego. El Agua que
cambia de lugar, cambia de lugar también, en ustedes. Lo que ven o lo que
oyen (o lo que se vive en el territorio donde están), les ocurre
exactamente de la misma manera, interiormente. Pronto no podrá ignorarlo o
negarlo, porque lo vivirán. Los velos sobre los Caballos han
desaparecido, como han desaparecido en ustedes. Si han sido Liberados, la
Tierra también lo ha sido. La carne de la Tierra cambia. El cielo de la Tierra
cambia. El cielo cambia. Vuestra Tierra cambia. Todo lo que se puede vivir en
el cuerpo, se vive sobre la Tierra. Eso no es sólo una analogía o una
resonancia, es lo mismo: no hay diferencia y, si no lo viven aún, van a
vivirlo. Cuanto más los Caballos aceleraren su movimiento, su
manifestación, verán que este cuerpo se acelera, también. Lo que nombran,
Vibraciones son las mismas, para la naturaleza, como para ustedes. De la misma
manera que hay Hermanos y Hermanas que viven, de la misma manera, hay
territorios que lo viven, así como los Hermanos y Hermanas que no lo viven, de
la misma manera, hay territorios que no lo viven.
Están
en un país, un territorio donde los Caballos, todavía no se han acelerado
realmente, aunque en algunos de ustedes, han tomado la delantera. Pero habrá un
punto, en que la llamada del Cielo resuene, en que todo va a igualarse. Y el
efecto de los Caballos, de los elementos, no será el mismo, dependiendo de
si están preparados o no. La única preparación ahora, es sobre todo
abrirse al Gran Espíritu. Esto no se trata de prever o preparar las
circunstancias externas con relación a los Caballos, sino preparar vuestro
Caballos, porque son ustedes quienes los conducen y qué mejor modo de conducirlos
que dejarlos actuar. Cuando esta resonancia se instale, constatarán (como mi
pueblo pudo constatarlo, en tiempos no tan lejanos) que podrán ser también el
Fuego, así como la Tierra, el Aire y el Agua, sin ninguna dificultad. Si dejan
a los Caballos actuar, si dejan a los emisarios del Gran Espíritu, obrar, ellos
transformarán de la misma manera, vuestra Tierra, como la tierra de la Tierra,
vuestro cuerpo. De la misma manera que el árbol no puede resistir al Fuego, así
como la Tierra no puede resistir al Agua depositada en ella, tampoco
ustedes, pueden resistir. Sólo quien se opone al Gran Espíritu cree que él
puede soportar la marejada del Gran Espíritu. Eso solo tiene un tiempo y éste
tiempo finalizó. La llamada del Fénix, la llamada de la Tierra, y el de los
Caballos está en ustedes. Si viven eso, no habrá ya ni Interior ni Exterior.
Serán y pasarán a ser lo que Son: el gran Espíritu. Todo lo que esta separado,
dividido, no podrá, en ustedes como en vuestro entorno mantenerse, para los
Hermanos y Hermanas, como para la Tierra misma.
Uno
de los Ancianos les había dicho: habrá nuevos cielos y una nueva Tierra. Nunca
nadie ha dicho a ustedes que esta nueva Tierra y estos nuevos cielos eran un
acuerdo, pero sí, es algo nuevo totalmente. De la misma manera que los
elementos que trabajan interiormente, les hace descubrir algo nuevo. Lo que
ustedes Son, en el Gran Espíritu, no está condicionado por el miedo, por la
ausencia del Gran Espíritu. Entonces (como he dicho en mis intervenciones
anteriores), vayan a la naturaleza, aléjense, así fuera por unos momentos, de
lo que ha sido armado por los Hermanos y Hermanas privados del Gran Espíritu.
Vayan a lo que es natural, que esto sea lo que entra en vuestro cuerpo, porque
este cuerpo no tiene necesidad de cosas transformadas por el pensamiento de
alguien: los alimentos naturales, los menos arreglados, es lo que convendría.
Busquen el bosque, porque los árboles del bosque, ya encontraron la
totalidad del Espíritu. Busquen la compañía del Agua, porque el agua, también,
recibió su bautismo de lo Alto. Disfruten tanto como puedan de lo que les
ofrece la naturaleza, donde sea que estén. Esto les permitirá, una mejor
armonización y mejor sincronización con lo que la naturaleza tiene que
decirles, o darles, porque ella también vive los 4 Caballos. La naturaleza no
resiste al Gran Espíritu. Los humanos; ellos sí resisten. Sé que otras
Estrellas y Ancianos les dieron signos a observar, si tal Hermano o Hermana
puede resonar con ustedes. No hagan esta pregunta a la naturaleza porque ella
resonará, necesariamente, con ustedes, desde el momento en que dejen actuar a
sus Caballos, ya modificados.
Tomen
el rocío de la mañana bajo vuestros pies, porque la Onda de Vida y la Gracia,
como la nombran, ya están allí. No olviden el Sol y al Cielo. Vuelvan los ojos
hacia otra parte, salgan de vuestras preocupaciones, unos momentos. Miren al
cielo por la noche. Miran las nubes, porque ellas portan los Jinetes. Miren los
colores, porque al mirarlos, sobrepasan lo que miran y empiezan a comunicar con
elementos en la naturaleza. Esto fortalecerá vuestra capacidad de comunicarse,
por el Amor, con nosotros y con los Hermanos y Hermanas que se vuelven,
ellos también hacia el Gran Espíritu. La naturaleza, más que nunca, es
vuestra ayuda. Diría incluso, que para muchos, será un bálsamo, porque todo lo
que proviene de la Tierra, a recogido en él, la liberación de ésta; ya sea por
los alimentos que no hayan sido arreglados, ya sea madera, las aguas, todo lo
que proviene de la Tierra: piedras y cristales. Siempre hay algo para ustedes,
en la naturaleza, mucho más que antes, ahora que los Jinetes están en acción.
Recuerden eso, en los momentos en que la duda, el miedo, o la cabeza, puede
manifestarse e impedirles de estar conectados con el Gran Espíritu. Todo está
en la naturaleza, todo será cada vez más fácil, y todo será más vivo. Giren
hacia ella y se girará hacia ustedes. Porque los Caballos de la naturaleza,
entrando en contacto con ustedes, van a eliminar lo que es responsable del
miedo: la diferencia que hacen entre ustedes y el exterior. Es gracias a la
naturaleza que tendrán la suerte de ver, que no hay Interior ni exterior,
preparándolos al Gran Espíritu, de la misma manera que nuestra Presencia a
vuestro lado. Y esto va a facilitar incluso vuestra capacidad de sentirnos y
vivirnos.
La
ayuda está en la naturaleza. No en las imágenes proyectadas de vuestras
pantallas. Es en este contacto, directo e íntimo, que le dará a vivir lo que
son el árbol, el agua, el sol, el cielo, todo sobre lo que pongan vuestra
atención, tan pronto como observen con toda la atención de vuestro Ser. El Gran
Espíritu ya esta ahí. Los elementos de la naturaleza, están transformados, con
un pequeño avance en relación a ustedes. Sírvanse de ella, ya que la naturaleza
facilitará el resto en ustedes. Yo no les pido o les aconsejo de vivir en la
naturaleza, por supuesto, sino de sumergirse en ella. Pregunten, pidan al Gran
Espíritu, y a los cuatro Caballos, a los 4 elementos, de permanecer en
ustedes y abolirán esta separación ficticia, abolirán todas las barreras, se
harán permeables e irán hacia la Transparencia. Esto cultivará en ustedes, la
Humildad, la Simplicidad y les dará, si no es todavía el caso, a vivir el
bautismo del Agua y del Fuego, en este cuerpo. Más que nunca, el Cielo, la
Tierra, y los elementos son vuestra ayuda. Más que nunca, si superan el aspecto
externo, incluso por encima de estos elementos, encontrarán la fuerza y el
Amor. Con 5 minutos que consagren (al menos, si no tienen más
tiempo), para mirar algo en la naturaleza, algo sobre la Tierra, algo en el
cielo, sentirán, rápidamente, los efectos. De la misma manera que durante
la Liberación del Sol, algunos Ancianos, les recomendaron mirar, y ponerse frente
al Sol: es lo mismo para lo que ahora está sucediendo con la Tierra. Donde los
cuatro Caballeros están más activos, fuera de este territorio, son elementos
importantes en la llamada del Fénix y de MARIA, para estos pueblos. Repito una
frase del Comandante de los Ancianos (O.M. AIVANHOV): lo que el aspecto
exterior puede llamar a veces la muerte, o lo que la oruga llama muerte, la
mariposa lo llama nacimiento. Recuerden esto. La naturaleza se los recordará de
manera fuerte y evidente. Ella no es un enemigo, es vuestra aliada (lo que ella
dice, y lo que sea que haga), en lo más duro del Fuego, lo más duro de la
tormenta, o la más dura de la inundaciones, o del tam-tam de la Tierra, es lo
que se necesita para abrir el Espíritu. Lo más importante está allí. Por
supuesto, si se quedan ustedes en la mirada exterior, ésta no verá sino una
inundación, un Apocalipsis, en su sentido oscuro. Pero si ustedes aceptan
escuchar a la naturaleza en lo que tiene que decir, será todo, excepto eso.
¿Qué mirada ponen ustedes? De esto resultará la facilidad con que este cuerpo
que habitan, viva lo que piden los elementos.
Disfrutan,
en estos tiempos, en el territorio en que están o en otros lugares, los
trastornos o aceleración, ya sea en el Agua, en la propia Tierra, en el Aire o
el Fuego. Porque lo que se manifieste en vuestro territorio, se manifestará en
vuestro cuerpo. Y lo que ocurra en vuestro territorio, en relación a los
Jinetes, tiene algo de esencial que decirles. No es por nada si el Fuego es más
fuerte en algunos territorios, mientras que el Agua es mayor, en otros. El
territorio donde estén, les habla. Tiene algo a entregar y entregarlo a ustedes
mismos. Si están atentos, él se los dirá. No tengan miedo, sea cual sea el
Caballo que se manifieste, allí donde están, pero escúchenlo. Si el cielo
truena sobre ustedes, no tenga miedo del relámpago. Si el agua cubre el suelo,
no teman al Agua. Si el Fuego quema vuestros bosques, no teman al Fuego, pero
escuchen lo que tienen a decir, porque el mensaje es, para ustedes allí donde
están, y que si lo escuchan, en ese momento, verán real y concretamente, que no
hay ningún Interior, ningún exterior, y que están en el correcto lugar. Esto pondrá fin definitivamente, al aislamiento y al sufrimiento. Por supuesto, esto
también es posible con nuestros Hermanos y nuestras Hermanas, que se vuelven
hacia el Gran espíritu y que portan los signos, que ustedes conocen.
Vuélvanse hacia ellos, de la misma manera que hacia nosotros. Estamos
aquí para eso. No hagan diferencia entre nuestros Hermanos y Hermanas que están
en un cuerpo y nosotros, allí donde estamos y la naturaleza. Dónde estén, son
alimentados por el Cielo y la Tierra. Acepten de ver y alimentarse de los
cambios que se producen en los elementos, allí donde sea que estén. No hay que
preservarse, ni a evitarlo, sino a recoger el mensaje desde el lugar donde
estén. Porque si aceptan este mensaje, entonces, el Gran Espíritu estará
presente.
De
vuestra capacidad de comunicar, y comulgar con la naturaleza, allí donde estén,
saldrán abiertos y en paz. Eso es muy fácil, no es una frivolidad, ni se pide
entendimiento, sino Sumergirse en lo que los Caballos tienen que decir.
Recuerden: la madera, el Agua, el Fuego, la Tierra, el Aire, los animales,
viven ya, la puesta en movimiento de los elementos, de hecho; algunos hermanos
animales los dejan, ellos rencontraron lo que son. No vean, eso tampoco, con
vuestro aspecto externo, algo catastrófico, porque vuestra vista exterior está
distorsionada. Si llegaran a penetrar la esencia de los delfines que dejan la
Tierra, percibirían su inmensa alegría y no un sufrimiento. Una una vez, todo
depende de la mirada, externa o interna: la de la cabeza o la del corazón. Y el
corazón no dice lo mismo que la cabeza. Vivan estas experiencias, para decidir
y a ver la Verdad, con el Corazón y no sólo según las apariencias que son dadas
a ver.
La
Tierra y el Sol están Liberados. Ustedes están Liberados. Están regenerados,
resucitados, como algunos dirían. Y ahora Cielo nuevo, y una nueva Tierra. El
Gran Espíritu y la Tierra están de acuerdo. De la misma manera que elementos
han hecho un acuerdo en ustedes. Que estén cerrados o abiertos al Gran Espíritu
no cambia nada. El cielo, el Gran Espíritu es el mismo para todos, y los
efectos de su Luz, y su Aliento proveniente del cosmos, es ahora, el mismo para
cada uno. Por supuesto, los ojos de la cabeza van a hablar de algo que no es
normal. Pero los ojos del corazón saben que esto es normal e incluso necesario.
Ustedes deciden donde se colocan. ¿Van a seguir a aquellos que tienen miedo y
que han contribuido a alejar al Gran Espíritu? ¿O a escuchar lo que les
decimos, lo que les dicen vuestros Hermanos y Hermanas en el Corazón? ¿Lo que
les dice la naturaleza? El evento es el mismo, pero el mensaje recibido es
diferente. Esto colorea sólo lo que creen ser, y lo que piensan con la cabeza.
Si dejan que el viento, el Aire, el Fuego y a la Tierra actuar, en la
naturaleza, verán que pronto esto va cambiar.
Lo
que les digo, en este día, no se podía decir hace 6 meses. Era necesario que la
Onda de Vida, viniendo desde el centro de la Tierra, llegara, no sólo a
ustedes, sino a la superficie terrestre e embeber, en cierta medida, la
naturaleza. Hecho eso, todo será más fácil mañana. No olviden esto. Como pueden
ver, por sí mismos, la verdad de lo que digo y que las Estrellas me han
encargado de decirles, porque con mi hermana Sin Ojos, somos quienes mejor
conocemos la Tierra, en su esencia y en su vida. No puedo decirles algo mejor
que de vivirlo y experimentarlo. Háganlo, sin pensamientos negativos, sin pedir
nada, solo con estar ahí inmersos, y verán. El Agua ya no es la misma. El
Tierra ya no es la misma. Ni el Fuego es el mismo. Y el Aire, tampoco. El Gran
Espíritu les ha infundido algo que estaba perdido y fue rencontrado. Entonces,
vívanlo y verán. No hay ninguna diferencia, para vivir eso, entre un Hermano y
una Hermana de un pueblo nativo de hoy, y un occidental o un citadino y un
campesino. Es necesario que el citadino, como el campesino, vuelva, realmente
su mirada hacia la naturaleza, y se sumerjan. Pero, todos ustedes tienen la
oportunidad de sumergirse, viendo con el corazón, lo que va a suceder. Por la
noche, los rayos del Gran Espíritu son más fáciles de vivir, porque el Sol está
en el otro lado. Y, los rayos del cosmos, en estos momentos, son mucho más
intensos. Por otra parte verán por las noches, que pasan cosas más importantes
y aquellos que no duermen constatarán que este cuerpo de carne empieza a
temblar, y a manifestar cosas que no estaban antes allí, mucho más por las
noches. Aprovechen la oportunidad. Vívanlo. Así ninguna duda podrá, entonces,
invadirles.
Eso
es lo que tenía que transmitirles. El Gran Espíritu, no importa el nombre que
le den (La Fuente, o el Absoluto), los elementos, todo eso está en su lugar,
desde mañana. Los invito a vivir la experiencia, tan pronto como el Manto Azul
de la Gracia sea, en totalidad, depositado en la tierra y en ustedes.
Soy
Nieve. Que el Gran Espíritu los calme. Estén en Paz y por lo tanto, los bendigo
en su nombre. Les digo hasta más tarde. Gracias.